REPUBLICA DE BOLIVIA

DELEGACION PRESIDENCIAL ANTICORRUPCION

 

 

 

Señor Presidente, Señores Ministros y Delegados

 

Por encargo expreso del Presidente Constitucional de Bolivia, Lic. Carlos D Mesa Gisbert, asisto a esta "Conferencia Política de Alto Nivel para la firma de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción", en una de las coyunturas históricas nacionales mis importantes de la vida democrática del país.

 

Los dramáticos sucesos de octubre pasado han demostrado el alto grado de cansancio social, sobre todo entre los mis pobres, contra aquellas formas de gestión publica basadas en el reparto de puestos públicos con la única credencial de la militancia partidaria; la cultura del secreto para impedir el. acceso a la información; el desvió de fondos públicos; y la impunidad en la cual quedan esas acciones.

 

Bolivia vivió durante los últimos lustros una paradoja: la política de pactos permitió la estabilidad de la democracia; sin embargo, esos compromisos contribuyeron a la falta de un control eficiente en la administración pública y, sobre todo, a la falta de sanción.

 

La sociedad boliviana, en la pasada década, había expresado su rechazo a esa convivencia, desde diferentes niveles y de distintas formas. El Estado intento responder a esa demanda con propuestas de mediano y largo plazo. El "Plan Integridad" fue un primer intento para implementar la "Convención Interamericana de Lucha contra la Corrupción".

 

La lucha contra la corrupción fue un compromiso en las campanas electorales para las elecciones del 2002, situación que permitió a partir de agosto de dicho año, la creación de la Secretaria de Lucha contra la Corrupción y Políticas Especiales, dependiente de la Vicepresidencia de la Republica y de la Presidencia del Congreso Nacional, otorgándole de esta manera la jerarquía e importancia asignada por Bolivia.

 

La Secretaria no reemplazo las tareas de los organismos especializados con mandato legal para prevenir, investigar, acusar o sancionar presuntos hechos de corrupción, inscritas en la normativa jurídica vigente, mas bien sus competencias están enmarcadas en la coordinación con las entidades de control, además de desarrollar mecanismos para la prevención de hechos de corrupción.

 

Es en este contexto, difícil y también de grandes oportunidades, el Presidente Carlos D. Mesa y su-gobierno, determino la firma de la presente Convención, que será de gran utilidad para nuestros Estados comprometidos en desechar definitivamente de nuestras estructuras gubernamentales y de la sociedad en su conjunto el flagelo de la corrupción.

 

Las unidades legales del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Vicerninisterio de Justicia examinaron el instrumento internacional y validaron su adecuación a la normativa legal nacional. Asimismo, los Presidentes de las Comisiones parlamentarias de Constitución y de Ética, han comprometido su respaldo para agilizar su pronta ratificación.

 

Por otra parte, el sistema nacional de control social, que comprende a consejos de vigilancia de indígenas, mujeres, jóvenes y autoridades originarias, también ha manifestado su beneplácito por la firma de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción..

 

La Delegación Presidencial Anticorrupción ha entregado un Plan de Acción para el 2004-2007, donde se incorpora un amplio programa de difusión de las Convenciones Interamericana y de Naciones Unidas. Creemos que el esfuerzo internacional debe ser conocido por todos los bolivianos y aprehendido para su práctica cotidiana.

Para concluir, deseo expresar que con la vigencia de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, se fortalecerá la conciencia nacional de luchar contra la corrupción. Deseo agradecer a todas las delegaciones de los países miembros que han trabajado con este objetivo durante tantos años, meses, y sesiones especiales. El resultado es compartido por el gobierno boliviano y, a la vez, nos sentimos mis acompañados, comprendidos y comprometidos a no descansar en esta inmensa pero noble tarea de luchar contra la corrupción y de lograr una sociedad honesta, como la concibieron nuestros antepasados originarios y la soñaron nuestros héroes y mártires.

 

 

Mérida, 9 de diciembre de 2003