REPUBLICA DEL ECUADOR



 

MISION PERMANENTE ANTE
LAS NACIONES UNIDAS
 

INTERVENCION DEL
SEÑOR MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DEL ECUADOR,
DOCTOR HEINZ MOELLER FREILE

EN EL LVI PERIODO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL
DE LAS NACIONES UNIDAS.
 

Nueva York,NY
11 de noviembre del 2001

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Señor Presidente:

Le felicito por su merecida elección como Presidente de esta Asamblea General. Es usted un digno representante de la República de Corea, país unido al mío por importantes lazos de amistad y de cooperación. Congratulo también a su predecesor por la forma altamente eficiente y responsable en que condujo los trabajos de la anterior Asamblea.

Con especial satisfacción el Gobierno del Ecuador recibió la noticia del reconocimiento extendido a las Naciones Unidas y al Secretario General de la Organización, Kofi Annan, con el Premio Nobel de la Paz 2001. Reciba, señor Secretario General, las felicitaciones por esta merecida distinción a su labor que ha estimulado entre los Estados miembros los beneficios de la asociación y de la solidaridad internacionales.

Señor Presidente:

Se ha iniciado esta Asamblea en un ambiente de profunda consternación para todos los miembros de la comunidad internacional. Los sucesos trágicos ocurridos en los Estados Unidos de América con los terribles actos terroristas del 11 de septiembre, estremecen la conciencia humana ante la conducta irracional y perversa de quienes han cegado la vida de miles de inocentes y han cometido un grave atentado contra la paz y la seguridad internacionales.

Deseo en esta Tribuna ratificar al pueblo y al Gobierno de los Estados Unidos de América el profundo pesar y la solidaridad del pueblo y del Gobierno del Ecuador ante esta inmensa tragedia y reiterar la más firme condena a estas acciones criminales que hieren la sensibilidad de todos los pueblos civilizados, y principios y valores que son universales.

Es por ello que el Ecuador, país amante de la paz y convencido del papel preponderante que tiene la ONU como eje para las decisiones mundiales, encomia la actuación de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad frente al terrorismo, en especial la aprobación, por parte de éste último, de la resolución 1373/2001, que recoge las directrices para que todos los Estados miembros trabajen de consuno y urgentemente con el propósito de prevenir y reprimir los actos de terrorismo. De manera paralela, la comunidad mundial deberá concluir la negociación de una Convención general sobre terrorismo internacional para fortalecer el respectivo marco jurídico, con medidas concretas para prevenir, sancionar y combatir este flagelo.

En la lucha contra el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones el Ecuador está comprometido en los niveles nacional, regional y mundial.

Señor Presidente:

En los últimos años del siglo XX se produjeron grandes cambios en el mundo que dieron paso a nuevas tendencias internacionales, en especial con el proceso de globalización y con las amenazas a la paz y a la seguridad internacionales.

Los países en desarrollo, como es el caso de mi país, iniciaron adaptaciones en sus estructuras internas a fin de enfrentar las exigencias de un entorno netamente competitivo. Sin embargo, está claro que los ajustes y cambios en sus políticas y estrategias por sí solas no alcanzarán plenos resultados, al mantenerse las causas estructurales de las desigualdades en el nivel de desarrollo entre las economías altamente industrializadas y aquéllas dependientes del capital y de las altas tecnologías. Esta brecha de desigualdad es cada vez mayor por los problemas financieros asociados a la inestabilidad de las comentes de capital a corto plazo, por la persistencia del endeudamiento externo y por las trabas al funcionamiento de un verdadero comercio internacional abierto.

Se vislumbran tendencias económicas internacionales que están lejos de responder al equilibrio y a la justicia para superar la carga negativa que dejó el siglo XX. La pobreza ha aumentado en porcentajes alarmantes en todas las regiones, el crimen transnacional organizado ha exacerbado la violencia y la inseguridad en las sociedades, el aumento de las olas migratorias de vastas poblaciones hacia centros desarrollados, entre muchos otros ejemplos, son el resultado de la falta de verdaderos acuerdos universales que privilegien el desarrollo del ser humano.

El mundo afronta hoy problemas que rebasan las fronteras nacionales. Son amenazas que demandan no acciones unilaterales sino respuestas solidarias y concertadas. Es esta interdependencia la que hizo posible que los Jefes de Estado y de Gobierno acordaran durante la Asamblea del Milenio convertir a las Naciones Unidas, el máximo foro multilateral, en el mecanismo idóneo y eficaz para la lucha por el desarrollo de todos los pueblos del mundo, la lucha contra la pobreza, la ignorancia y las enfermedades, la lucha contra la injusticia, la lucha contra la violencia, el terror y el delito, y la lucha contra la degradación y la destrucción del planeta. Adquirieron también el compromiso de liberar a los pueblos del flagelo de la guerra, eliminar los peligros que suponen las armas de destrucción en masa, y consolidar el respeto del imperio del derecho en los asuntos internacionales y nacionales.

El Ecuador como país que cree y practica la solución pacífica de las controversias internacionales, lamenta y condena los enfrentamientos que se producen entre los Estados o dentro de cualquier país por guerras civiles o conflictos étnicos o de otra índole. Preocupa al Gobierno ecuatoriano la violencia incontrolada desatada entre el pueblo palestino e Israel, que va dejando un saldo trágico de muerte y destrucción. Reconocemos el derecho del pueblo palestino a tener un Estado libre e independiente, así como el derecho a la existencia del Estado de Israel dentro de fronteras seguras e internacionalmente reconocidas. El Ecuador reitera el llamamiento a las partes para la pronta reanudación de las negociaciones de paz.

    DESARME
En agosto pasado, el Ecuador asumió en Ginebra la presidencia de la Conferencia del Desarme. Su gestión está enmarcada en su profundo compromiso con la causa del desarme general y completo bajo control internacional eficaz que hará posible el fomento de la paz y de la confianza entre las naciones.

 Al comienzo del siglo XXI no puede incentivarse el inicio de una nueva carrera armamentista en ningún ámbito, y menos aun en el espacio ultratetrestre, pues los riesgos para la seguridad internacional serían evidentes y su costo resultaría ofensivo para las naciones que luchan por la erradicación de la pobreza crítica y el desarrollo de sus pueblos.

    CONFLICTO COLOMBIANO
El Ecuador, señor Presidente, observa atentamente el desarrollo del conflicto político interno de Colombia y el desenvolvimiento del proceso de paz que se lleva a cabo en esa nación. Fiel a su política de favorecer el diálogo y la negociación como los mejores instrumentos para superar los problemas, ha expresado en numerosas oportunidades su irrestricto apoyo político a los esfuerzos del Gobierno colombiano para alcanzar una paz negociada con los grupos irregulares armados que operan en ese país. Aplaude el Ecuador las iniciativas en favor de la paz desplegadas por el señor Presidente Andrés Pastrana y formula votos porque esas iniciativas tengan una respuesta equivalente por parte de aquellos grupos.

La paz en Colombia constituye un tema de atención primordial en el continente americano, y debe serlo también para la comunidad internacional. Está en el interés de todos el contribuir para que el conflicto colombiano no se extienda al resto de la subregión.

El Ecuador se ha comprometido en un amplio e imaginativo programa de desarrollo en la zona fronteriza con Colombia, que busca mejorar sustancialmente las condiciones de vida de sus habitantes, erradicando así la miseria que es el medio más propicio para fomentar la violencia. Este programa acaba de recibir un importante respaldo por parte de la comunidad internacional, en el Grupo Consultivo efectuado el mes pasado en Bruselas. Hago un llamado a los países vecinos de Colombia para que emprendan en programas similares, junto con una ferviente exhortación a los países desarrollados para que continúen cooperando con este tipo de iniciativas, que son en definitiva los mejores recursos para garantizar la paz y la seguridad.

    MIGRANTES
Señor Presidente:
Somos testigos del recrudecimiento de un fenómeno tan antiguo como la humanidad misma, ligado sin duda al desarrollo histórico de la civilización. Me refiero al enorme desafio que implica el incremento de las migraciones, especialmente desde los países del Sur al Norte desarrollado. Si bien las migraciones han sido positivas, en cuanto han aportado al intercambio fructífero entre pueblos diversos y ha profundizado los procesos de diálogo y mutuo enriquecimiento entre culturas diferentes, sus causas han obedecido en la mayoría de los casos el anhelo del ser humano de encontrar mejores condiciones de existencia y más amplias perspectivas para sus necesidades económicas. No se puede concebir la historia humana sin el fenómeno constante y omnipresente de la migración y la época contemporánea no es la excepción. En la época actual de internacionalización de mercados y en el caso de una eventual nueva ronda de negociaciones comerciales multilaterales en la OMC se debería enfatizar en la liberalización del suministro de servicios por medio del libre movimiento de personas.

 Hoy, muchos países del mundo en desarrollo, acosados por las graves secuelas de la crisis económica y la persistencia de desajustes estructurales difíciles de superar, se han convertido en generadores netos de migrantes, hombres y mujeres que se ven obligados a buscar legítimamente mejores horizontes. Entre esos países, se encuentra el Ecuador, como consecuencia de la más grave crisis económica que registra su historia agravada con los efectos de factores externos que alteraron el impulso del proceso de desarrollo nacional. Factores intemos y externos se combinaron en los últimos años para agravar esa crisis.

Si bien en términos históricos objetivos, las migraciones suelen ser fenómenos positivos, las secuelas en los seres humanos son dolorosas y conmueven nuestra conciencia. Por ello, mi país ha desplegado una serie de acciones a fin de proteger los derechos de los migrantes y sus familias. Con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones hemos realizado varios encuentros con la participación del Estado y la sociedad civil, que por un lado, han permitido recibir testimonios directos sobre los graves problemas de este núcleo de personas que ha dejado su país de manera voluntaria para encontrar mejores oportunidades de vida y, por otra parte, para adquirir compromisos concretos destinados a preservar y defender sus derechos humanos. Debo subrayar la característica transnacional del problema migratorio que exige la cooperación activa entre países de origen y países receptores de migrantes, así como de organismos internacionales. Me complace señalar, en este marco, la suscripción del convenio entre Ecuador y España destinado a regular la migración y que, sin duda, ha sido beneficiosa para los ciudadanos migrantes y para los Estados suscriptores.

El Ecuador hace un llamado desde esta alta tribuna a todos los Gobiernos y a todos los sectores de la sociedad civil, pero muy especialmente a los del mundo desarrollado, receptores de trabajadores migrantes, para que redoblen sus esfuerzos destinados a proteger los derechos de este vulnerable sector de la sociedad, en una perspectiva no discriminatoria y de entendimiento de todo lo que de positivo y fructífero trae el fenómeno migratorio al desarrollo general de los países, como lo demuestra la propia historia europea de los últimos siglos y la incorporación a Occidente del continente americano.

    DERECHOS HUMANOS
Si el siglo XX fue escenario de algunas de las más grandes tragedias humanitarias que registra la historia, no cabe duda que en su curso asistimos también al nacimiento de una nueva conciencia mundial sobre la urgencia tanto de proteger y promover los derechos humanos, como de preservar la morada del hombre, la tierra y el medio ambiente.

Mi país ha asumido a plenitud este compromiso universal. Somos suscriptores de los principales instrumentos en esta trascendental materia, tanto a nivel mundial, como en el ámbito hemisférico, y contamos con herramientas nacionales que nos permiten cumplir con tales objetivos. El Plan Nacional de Derechos Humanos, adoptado como política de Estado en junio de 1998 entre la sociedad civil y el Estado, constituye quizás el más novedoso y visionario instrumento que se haya elaborado en nuestro país. Esperamos que nos permitirá propiciar una verdadera cultura de tolerancia y respeto entre todos los grupos étnicos, sociales y culturales de la sociedad. Con este Plan, además, el Ecuador cumplió con el mandato de la Declaración y Plan de Acción de Viena de 1993.

 En correspondencia con todo ello, el Ecuador se hace eco de uno de los mandatos del Acta de Carabobo suscrita en julio de este año por los Presidentes de la Comunidad Andina de Naciones y ha iniciado la elaboración de un proyecto de Carta Andina de Derechos Humanos destinada a consolidar los ideales de respeto y promoción de las libertades y derechos fundamentales de la persona humana, en el ámbito concreto de la pluralidad cultural y étnica característica de la subregión andina. El Ecuador fue pionero en este importante tema, cuando en 1980 impulsó, en el marco de la subregión, la adopción de la llamada Carta de Riobamba, que recoge en uno de sus postulados la defensa de los derechos humanos como una obligación internacional a la que están sujetos los Estados, y cuya legítima acción conjunta, ejercida en protección de tales derechos, no viola el principio de no - intervención.

Dentro de este misma línea de pensamiento, el Ecuador suscribió el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, de julio de 1998, y está realizando las gestiones para su pronta ratificación.

    LA OMC Y EL ALCA
No hay duda de que uno de los temas más importantes de la agenda de política exterior de los Estados es el de las relaciones económicas internacionales, por lo que el Ecuador desde esta alta tribuna quisiera expresar algunos puntos de vista al respecto, precisamente cuando se realiza la IV Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Qatar.

El Ecuador considera que es fundamental continuar con el proceso de apertura comercial, de reducción de aranceles y de eliminación de los innecesarios obstáculos al comercio. No obstante, el país también comparte las dudas de la mayoría de países en desarrollo sobre la conveniencia de lanzar una nueva Ronda multilateral de negociaciones comerciales, cuando aún no se han cumplido totalmente los compromisos de la Ronda Uruguay, en especial en lo que se refiere a la disminución y eliminación de los subsidios agrícolas y a otorgar un trato especial y diferenciado a los países en desarrollo, temas de interés prioritario para el Ecuador como lo es la profundización de la apertura comercial sobre la agricultura.

Subrayamos, asimismo, la necesaria reforma que requiere el Entendimiento de Solución de Diferencias de la OMC, a fin de fortalecer el régimen de cumplimiento de las decisiones de los Grupos Especiales y del Organo de Apelación. El Ecuador, por ejemplo, nunca pudo obtener la justa compensación a la que tenía derecho, pese a haber ganado la controversia del banano en todas las instancias del Organo de Solución de Controversias de la OMC y de contar a su favor con un laudo arbitral que señaló en 201.4 millones de dólares anuales el monto del daño causado a mi país por un régimen ilegal de importación, venta y distribución de ese producto. Por nuestra propia experiencia en esta controversia, pensamos que las compensaciones deben ser obligatorias y no solamente "voluntarias" y que la retaliación de medidas en el mismo sector o "cruzada" tampoco es suficiente para reparar los daños irrogados, especialmente a la economía de los países en desarrollo. También convendría evaluar otro tipo de compensaciones, como el aumento de la cooperación técnica, tal como lo propuso, en su momento, un país europeo para el caso del Ecuador.

El avance en las negociaciones comerciales y el cumplimiento de los compromisos ya acordados permitirán contar con un clima económico y financiero internacional atractivo para la inversión y el crecimiento de la economía mundial y serán una positiva contribución al desarrollo social y humano. Estos mismos propósitos nos animan en las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en las que el Ecuador ejerce actualmente la presidencia del Comité de Negociaciones Comerciales, en cuyo desempeño tiene en cuenta las diferentes posiciones de los países, así como sus distintos niveles de desarrollo y el tamaño de sus economías, pues nos corresponde buscar el consenso en las decisiones, de manera que todas las partes involucradas sientan garantizados sus intereses.

La creación de un área de libre comercio hemisférica representa para los países menos desarrollados un desafio y, al mismo tiempo, una oportunidad excepcional para incorporarse plenamente a la nueva fase de la economía mundial. La culminación exitosa de este proceso de negociación sólo será posible si sus resultados favorecen, por igual, a todas las Partes.

    DEUDA EXTERNA Y FINANCIAMIENTO PARA EL DESARROLLO
Las enormes limitaciones que enfrentan los países en desarrollo altamente endeudados, como es el caso del Ecuador, debido al servicio desmesurado de la deuda externa, como los obstáculos que persisten para el comercio de su productos exportables, van en contra de los esfuerzos nacionales dirigidos a crear condiciones de estabilidad económica y desarrollo sostenido. El monto global de la deuda externa ecuatoriana significa en la actualidad alrededor del 64% anual del Producto Interno Bruto y cerca del 40% del Presupuesto Nacional, con el consecuente efecto negativo para el financiamiento de los proyectos sociales.

La deuda externa tiene secuestrado el presente y el futuro económico de los países en desarrollo. Sus efectos son altamente negativos, pues absorbe cuantiosos recursos que de otra manera serían destinados a la lucha contra la pobreza, a la salud pública, a la educación y a la atención de muchas otras necesidades sociales urgentes. En los hechos, esta situación afecta crecientemente a las políticas nacionales orientadas al mercado e incluso a la estabilidad política y democrática de muchos países. Por lo tanto, es apremiante que la comunidad internacional adopte medidas efectivas, equitativas, duraderas y orientadas al desarrollo, de manera de avanzar en el alivio de este grave problema, que también enfrentan los países en desarrollo de ingresos medios altamente endeudados.

El Ecuador asigna la más alta importancia a la Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo, que se realizará en Monterrey en marzo próximo. Es una oportunidad propicia para definir, desde la perspectiva del financiamiento, una nueva concertación mundial que apoye efectivamente al desarrollo, en particular de los países del Sur.

La Conferencia de Monterrey no puede ser, entonces, una nueva repetición de viejas aspiraciones, sino un paso adelante en la cooperación internacional para el desarrollo y en la construcción de una nueva arquitectura financiera acorde con los imperativos del siglo XXI.

 CENTRO INTERNACIONAL DE INVESTIGACIONES SOBRE EL FENOMENO "EL NIÑO"
Me complace anunciar a esta Asamblea la conclusión y suscripción del texto del Acuerdo entre la Organización Meteorológica Mundial y el Gobierno del Ecuador para el establecimiento en la ciudad de Guayaquil del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Fenómeno de "El Niño".
Formulo un llamado urgente a las Naciones Unidas, a su Sistema de Organismos Especializados, a la comunidad de naciones y a los organismos financieros internacionales y regionales, a fin de que brinden toda su decidida cooperación para el pronto funcionamiento de este Centro y provean de la asistencia científica, técnica y financiera necesarias a este Proyecto que estará al servicio de la región y del mundo.

Señor Presidente,

Los desafíos de la humanidad en los albores del siglo XXI deben ser enfrentados por todos los países, de manera conjunta y solidaria. Es el inicio de una nueva era para grandes decisiones internacionales. Esta Organización Mundial nos ofrece el espacio para desarrollar una enorme misión: la solución de los problemas mundiales y el afianzamiento de la seguridad colectiva. Mi país se compromete a trabajar a favor de estos nobles propósitos

Muchas gracias.