MEXICO
 

COTEJAR
CON LA LECTURA
 

Palabras del
Presidente Vicente Fox durante el Debate General
de la 56a Asamblea General de las Naciones Unidas.
 
 

Nueva York, NY
10 de noviembre de 2001.


Señor Presidente;
Señor Secretario General;
Señoras y señores Jefes de Estado y de Gobierno; Señoras y señores Ministros;
Señoras y señores Delegados;

Permítame felicitarlo por su elección como Presidente de esta Asamblea General, al igual que a los demás miembros de la mesa. Estoy seguro de que su prestigio y sus reconocidas dotes diplomáticas contribuirán a que los trabajos de este período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas arriben a buen puerto.

Deseo, asimismo, extender una felicitación sincera a esta Organización y a su Secretario General Kofi Annan. México celebra que este año se haya conferido el Premio Nobel de la Paz a la Organización de las Naciones Unidas y a su Secretario General, lo cual es un merecido reconocimiento, a la dedicación y la lucidez que han marcado su desempeño. Este hecho nos llena de esperanza respecto a los esfuerzos que deberá emprender esta casa para enfrentar los retos internacionales del siglo XXI.

Me dirijo a esta Asamblea General en nombre de las mujeres y los hombres de mi país, un México en plena transformación, decidido a fortalecer la democracia y el desarrollo, así como a asumir mayores responsabilidades en la construcción del nuevo sistema internacional, en aras de alcanzar la prosperidad, la paz y la seguridad que merece cada habitante del planeta.

La sociedad mexicana ha demostrado su férreo compromiso por hacer de México un país que contribuya constructivamente a las más caras metas del bienestar mundial, consciente de que en esta tarea las voces son diversas y que, por ello, la concertación y el acuerdo deben ser las consignas que orienten nuestras acciones. Para México, la Organización de las Naciones Unidas constituye el ejemplo más acabado de representación mundial, donde las voces de todos se entremezclan para conformar el verdadero concierto de las naciones.

Este es un México que refrenda hoy su pleno compromiso con las Naciones Unidas, que no sólo reclama el respeto pleno a los propósitos y principios de la Carta y al derecho internacional, sino que también está comprometido con el desarrollo de nuevas reglas y normas de observancia universal que regulen las relaciones internacionales.

Es un México que actúa con firmeza en la defensa y promoción de los derechos humanos y la democracia en todo momento y en todo lugar, comenzando, desde luego, en su propio territorio, promoviendo el respeto pleno a las libertades fundamentales bajo criterios de tolerancia, pluralidad y equidad. Por ello, mi gobierno ha iniciado pláticas formales con las distintas fuerzas políticas de México con el fin de generar condiciones favorables para impulsar una reforma constitucional que permita la ratificación del Estatuto de la Corte Penal Internacional, firmado por nuestro país el año pasado.

Mi gobierno también ha emprendido una indispensable actualización de las obligaciones internacionales de México en materia de derechos humanos y derecho internacional humanitario. He puesto a consideración del Senado mexicano la ratificación, adhesión o declaración de aceptación de otros once instrumentos jurídicos en áreas como la desaparición forzada de personas, los derechos de los niños, la eliminación de la discriminación contra la mujer y la protección a víctimas de conflictos armados internacionales.

El nuevo compromiso de México con la defensa de los derechos humanos también se puso de manifiesto con la reciente liberación, por consideraciones humanitarias, de Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, dos defensores del medio ambiente en México. También quedó expresado en la apertura de archivos de agencias de seguridad del Estado, que contribuirá a hacer de la transparencia, tanto actual como del pasado, un aspecto central de mi gobierno. México está demostrando con hechos que su compromiso con las normas de la comunidad internacional es profundo, honesto y decidido.

Señor Presidente:

El establecimiento de la Organización de las Naciones Unidas, hace más de cincuenta años, constituyó el triunfo de la esperanza y la libertad sobre el sufrimiento que las dos guerras mundiales infligieron a la humanidad.

Hoy, las amenazas a la paz y a la seguridad ya no provienen únicamente de actos de agresión entre Estados. Las nuevas amenazas surgen también de conflictos internos que tienen efectos transfronterizos, como el movimiento masivo de los desplazados, las tragedias humanitarias, las violaciones graves a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, la exacerbación de sentimientos nacionalistas o fanatismos religiosos. También provienen de fenómenos de alcance global como el crimen organizado transnacional, la degradación ambiental, el SIDA y, por supuesto, el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones.

Sin duda, la magnitud y la crueldad de los ataques del 11 de septiembre han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de los Estados, así como la fragilidad de la paz mundial. Nos preocupa que los grupos terroristas puedan tener acceso a armas de destrucción en masa, y que también se beneficien del tráfico de armas, del crimen organizado, del lavado de dinero y del narcotráfico. El terrorismo internacional no sólo quebranta el derecho internacional, sino que pone en riesgo la estabilidad de la comunidad de naciones. Por ello, México rechaza categóricamente todo argumento que pretenda justificar las actividades terroristas: ni la justicia de una causa, ni la desigualdad de fuerzas respecto a un antagonista, ni la pobreza, ni ningún otro motivo puede considerarse como justificación para recurrir a la violencia con fines políticos. México reitera su compromiso irrestricto con la lucha contra el terrorismo, así como su decisión de cumplir cabalmente la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual establece un conjunto de medidas para combatir el terrorismo internacional y cortar sus conexiones con prácticas como el lavado de dinero o el crimen organizado.

Estamos firmemente comprometidos en la lucha contra las nuevas amenazas a la paz y la seguridad internacionales. Creemos que la comunidad de naciones debe afrontar estos retos con base en tres premisas: la primacía de la Organización de las Naciones Unidas; el fortalecimiento de la cooperación internacional para la resolución de los problemas globales, y la conformación de un orden internacional basado en reglas y normas de observancia universal que respondan a las necesidades y anhelos de la comunidad de naciones.

El gobierno de México tiene la firme voluntad de coadyuvar en este esfuerzo. Por ello, mi país se siente profundamente honrado de haber sido electo, después de veinte años de ausencia, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para el período 2002-2003. Agradecemos el respaldo de la comunidad internacional y expresamos nuestra voluntad de trabajar en forma activa y responsable a favor del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Nuestro propósito es que la participación de México en el Consejo de Seguridad contribuya a que las voces de países que generalmente no se escuchan adquieran resonancia en el escenario internacional.

Señor Presidente:

En la búsqueda de soluciones duraderas a las amenazas que actualmente enfrenta el sistema internacional, no debemos soslayar las situaciones que han contribuido a generarlas, como la falta de desarrollo económico en muchas naciones. Los retos del desarrollo no sólo permanecen, sino que han ido aumentando con las crecientes desigualdades económicas y sociales tanto dentro de los países como entre ellos.

Por ello, México exhorta a la comunidad internacional a combatir de manera prioritaria la pobreza y la exclusión social. Mi país reafirma su interés por retomar la agenda del desarrollo, dándole un giro renovador y más efectivo para que la comunidad internacional y las instituciones multilaterales puedan cumplir con los compromisos derivados de la Declaración del Milenio.

En virtud de la importancia que otorgamos a este aspecto, México ofreció hospedar la Conferencia Internacional para la Financiación del Desarrollo, la cual habrá de celebrarse el año entrante en Monterrey. Hago una invitación a todos los Jefes de Estado y de Gobierno para, que con su activa participación en dicha Conferencia, contribuyan a fortalecer los esfuerzos de la comunidad internacional a favor de un desarrollo más justo y equitativo en el mundo.

Tenemos ante nosotros la compleja tarea de insertar a nuestras sociedades, sin exclusiones, en procesos de generación conjunta y distribución equitativa de las oportunidades y los beneficios de la globalización. Debemos asegurarnos de que todos los ciudadanos se vuelvan copartícipes en este proceso. Para ello requerimos de un entorno internacional propicio, que incluya una adecuada movilización de recursos públicos y privados, así como la consolidación de un sistema económico internacional incluyente, que favorezca un desarrollo humano más equitativo.

Será igualmente imposible lograr un mundo más justo si permitimos la exclusión de los grupos más vulnerables. Por ello, mi gobierno acaba de presentar una propuesta para que se establezca un Comité Especial encargado de elaborar una Convención Internacional amplia e integral para la promoción y protección de los derechos y la dignidad de las personas con discapacidad. El objetivo último de esa Convención debe ser el establecimiento de un instrumento jurídico de carácter obligatorio y universal a favor de los discapacitados, que garantice los derechos fundamentales de millones de hombres, mujeres y niños en el mundo. México espera que esta importante tarea cuente con el apoyo de los Estados miembros de la Organización.
 

 Señor Presidente:
Señoras y señores Delegados:

La historia de la convivencia entre las naciones muestra éxitos, pero también oportunidades dolorosamente perdidas. Hoy, nuestras acciones para enfrentar el terrorismo y promover el desarrollo, los dos temas a los que he enfocado mi mensaje, pueden dar pie a una nueva historia de éxitos para nuestra Organización.

Los brutales acontecimientos del 11 de septiembre hacen imperativo que la comunidad internacional construya, mediante la concertación multilateral, nuevas reglas y normas que garanticen la paz y la seguridad internacionales. Indudablemente, la manera en que nuestras naciones enfrenten el desafío del terrorismo incidirá en los principios de interrelación y las prioridades de las relaciones internacionales en los próximos años. Pero, una vez que hayamos logrado someterlo, estos principios y prioridades también se verán determinados por la manera en que establezcamos nuevos patrones de interacción internacional que nos permitan generar condiciones de estabilidad duradera y desarrollo sostenido en Asia central.

Como país puente entre regiones y culturas, México está decidido a desempeñar un papel activo y de vanguardia en la conformación de un sistema internacional que responda a los desafíos de los tiempos actuales.

Vivimos un momento de definiciones. Nuestros valores fundamentales, así como la vitalidad y viabilidad de las Naciones Unidas, están a prueba. La comunidad de naciones debe demostrar que está a la altura de este extraordinario desafío. Esta puede ser una nueva etapa fundacional en la historia de nuestra Organización; una etapa que dará mandatos y atribuciones indispensables para un mundo diametralmente distinto al de 1945, pero cuyas aspiraciones de paz, respeto por la dignidad humana, justicia y libertad siguen siendo las de la Carta de San Francisco.

Muchas gracias.