Garantizar el acceso al agua y al saneamiento para todos es un llamamiento a la acción específico del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6.  Además, según una Observación General emitida por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, el acceso al agua potable y al saneamiento adecuado es un aspecto fundamental del derecho humano a la salud. Sin embargo, como se muestra en el State of the World’s Indigenous Peoples (Estado de los Pueblos Indígenas del Mundo) publicado por las Naciones Unidas, "el estado de salud de los pueblos indígenas se ve gravemente afectado por sus condiciones de vida", entre ellas, el mínimo acceso al agua potable y al saneamiento.

Huamaurco, término que significa montaña de bambú en lengua kichwa, es una comunidad en la cima de una colina con unas tres docenas de familias indígenas en la Amazonia ecuatoriana, a solo 4 km de Tena, la ciudad capital de la provincia de Napo, de 30 000 habitantes. A pesar de esa proximidad, Huamaurco es una peculiar zona de carencias cerca de una gran ciudad con infraestructuras bien desarrolladas. Allí nadie tiene un trabajo habitual remunerado. Mientras los hombres trabajan de vez en cuando como jornaleros para generar algunos ingresos, las mujeres se dedican a tareas de cuidado y a atender sus cultivos.

No hay coches ni motos. Henry Grefa, uno de los jóvenes residentes de Huamaurco, comenta que "la carretera llegó a la comunidad en 2013 y la electricidad en 2015". Aun así, otros servicios básicos, como el agua limpia, son insuficientes o no existen. En estas condiciones tan terribles, la Universidad Regional Amazónica Ikiam, institución miembro de la UNAI en Ecuador, se asoció el año pasado con la comunidad de Huamaurco, la Universidad Politécnica de Cataluña, en España, y dos organizaciones de la sociedad civil (ENGIM y Green Empowerment), para desarrollar un proyecto integral de agua.

Este proyecto, que se lleva a cabo con la financiación del Fondo Cristadelfiano de las Américas Meal-a-Day (Una Comida al Día), consiste en suministrar agua potable y tratar las aguas residuales resultantes en esta comunidad vulnerable y rural. Hasta principios de este año, los miembros de la comunidad recogían en bidones el agua de pequeños manantiales procedentes de cuevas y el agua de lluvia. Las mujeres de la comunidad llevaban la colada a los arroyos cercanos y, en compañía de sus hijos, lavaban la ropa. Ninguna familia disponía siquiera de medios básicos de saneamiento, y la defecación al aire libre era la norma.

Cerca del centro de esta hilera de casas en Huamaurco hay una depresión natural, donde dos pequeñas cuevas proporcionan una fuente constante de agua. "Cuando llueve, el agua sale casi como una cascada, pero si no llueve durante unos días, el agua queda reducida a un hilo", dice Natalia Licuy, una de las técnicas/operadoras del nuevo sistema de agua. Unos días sin lluvia se notan bastante en Huamaurco. Unas sencillas presas permiten captar prácticamente toda el agua de las cuevas durante los períodos de sequía, mientras que durante las lluvias casi toda se desvía a un cauce.

El agua recogida pasa por un filtro de desbaste, así como por un filtro lento de arena; el tratamiento final se realiza con un sistema de cloración de bajo coste desarrollado por EOS International. El socio de Green Empowerment, Samuel Schlesinger, que diseñó el sistema de abastecimiento de agua, explica que "una vez filtrada y clorada, el agua llega a un depósito que la distribuye por gravedad a uno de los barrios, situado más abajo en la cresta. Una bomba eléctrica traslada el agua desde el mismo depósito hasta una torre de agua situada en la parte más alta de la cresta para abastecer a los otros dos barrios, más elevados."

Para completar el sistema, la comunidad cavó más de 2 km de zanjas y colocó tuberías, trabajando mediante mingas, un sistema ancestral de trabajo comunitario en el que todos participan. Ahora, gracias a su propio esfuerzo, todas las familias tienen agua potable en sus casas. En este sentido, la gestión comunitaria de los sistemas de agua es fundamental para la sostenibilidad, por ello, como parte del proyecto, se creó y formó un comité local del agua. Dicho comité cuenta con representantes de cada uno de los tres barrios. Además, se eligió a dos mujeres como técnicas del sistema.

En cuanto al tratamiento de las aguas residuales, el proyecto ofrece instalaciones de saneamiento (inodoro, ducha y lavabo) a todas las familias para garantizar un alcance integral. Las cabinas de baño se construyen principalmente con materiales locales como el bambú o la madera, y desde el proyecto se suministran los materiales adicionales que no son locales (cemento, tuberías, tejados, inodoros, lavabos y cabezales de ducha, entre otros), así como la mano de obra especializada y el diseño de los baños. "Construimos los baños nosotros mismos", explica Remigio Mamallajta. De hecho, el diseño inicial se mejoró a partir de las aportaciones de las familias.

Como las viviendas de la comunidad están dispersas, lo más lógico era instalar sistemas de tratamiento descentralizados para cada familia. Las aguas residuales que salen de cada inodoro entran en dos biodigestores tubulares de bajo coste colocados en serie, que descargan el agua tratada en un pequeño humedal artificial. Las aguas grises de la ducha y el lavabo van directamente al pequeño humedal. Este diseño para el tratamiento de aguas residuales mediante biodigestores y humedales artificiales fue validado a escala por la institución miembro de la UNAI, que implementó un sistema similar para tratar el 25 % de las aguas residuales de la universidad.

Jaime Martí, profesor de la Universidad Regional Amazónica Ikiam y jefe del proyecto, afirma que "al tener un humedal en la parte final del tratamiento, las plantas crecen y recuperan los nutrientes presentes en las aguas residuales. Basta con cortar estas plantas dos veces al año para que los nutrientes vuelvan a la chakra". El sistema de agua se terminó en febrero de 2021, y se está completando la implementación del saneamiento. Esto demuestra cómo las universidades trabajan conjuntamente con las comunidades para atender sus necesidades y aplicar soluciones innovadoras, con su participación activa.