Conferencia Internacional Anual de Zaragoza de ONU-Agua 2012/2013. Preparando el Año Internacional 2013. ¡Haciendo realidad la cooperación en materia de agua! 8-10 enero 2013

Los retos de la cooperación en agua

Resulta necesario actuar para mejorar la planificación del agua, evaluar la disponibilidad del recurso y las necesidades en las cuencas, reasignar o expandir la capacidad de almacenamiento si fuera necesario, mejorar la gestión de la demanda, equilibrar eficiencia y equidad y superar marcos legislativos e institucionales inadecuados y el problema creciente de unas infraestructuras envejecidas.

A todos los niveles hay aspectos que necesitan de la cooperación en el campo del agua. Tratar el problema de la creciente escasez de agua, de la extracción de agua y de la asignación de los recursos, de la contaminación crónica y accidental por parte de la industria, de la aplicación de los acuerdos en los tratados existentes, todo ellos requieren de la cooperación en el agua. La cooperación entre partes interesadas es a menudo clave para asegurar una gestión efectiva y adecuada en las ciudades y en la agricultura. A medida que crece la población, la urbanización y el desarrollo económico, se requiere más agua para la producción de alimentos y para los usos municipales e industriales. A la vez, hay factores fuera del campo del agua que son decisivos para poder resolver estos problemas a través de acuerdos y decisiones que sean aceptables para las partes.

La historia nos ha mostrado que la naturaleza vital del agua es un poderoso incentivo para la cooperación, instando a la partes interesadas a reconciliar las incluso las posiciones más divergentes. El agua más a menudo une que separa a las personas y a las sociedades. Desde 1948 solo se han registrado 37 incidentes de conflictos graves relacionados con el agua a escala internacional, mientras que en el mismo periodo se han firmado 295 acuerdos internacionales negociados y suscritos por la partes. Claramente, la posibilidad de evitar diputas es a menudo un incentivo importante para iniciar la cooperación en aguas trasfronterizas, ya que los Estados ribereños reconocen que deben salvaguardar sus intereses comunes más importantes.

Compartir de manera equitativa los recursos hídricos es un tema complejo que se ha vuelto aún más en los últimos años debido al crecimiento de la población, las presiones del desarrollo y los cambios en las necesidades y valores. La distribución no equitativa del agua se ve exacerbada por los cambios políticos, la falta de una gestión adecuada del recurso y situaciones climáticas anómalas, por ejemplo. Estos factores pueden desencadenar conflictos y, conjuntamente con las trasformaciones demográficas y de desarrollo, contribuyen a crear condiciones socio-económicas muy diferentes en los países ribereños. La creciente competición entre sectores y grupos crea presiones crecientes en la calidad y cantidad de los recursos hídricos. La competición se manifiesta en relación con los usos urbanos y rurales, la calidad y la cantidad, los usos actuales versus los usos futuros y el saneamiento en relación con otras prioridades sociales. La competición entre usos y usuarios ha aumentado en casi todos los países, así como las interdependencias ente ellos, lo que demanda mecanismos más efectivos de negociación y asignación.

Demanda de agua

Dado que la agricultura es el sector con mayor uso del agua, las estrategias de gestión dirigidas a mejorar la eficiencia en su uso, especialmente en zonas de riego, requieren una atención especial. La producción de cultivos y la ganadería son actividades intensivas en agua, solo para la agricultura se realiza el 70% de las extracciones totales de agua por parte de los diferentes usos municipales, agrícolas e industriales. En particular, la demanda creciente de productos ganaderos está aumentando la demanda de agua. Se espera que la demanda global de alimentos aumente en un 70% para 2050. Las estimaciones sobre el aumento de las necesidades de agua para la producción de alimentos son de un 19% para 2050, pero ésta puede ser mucho mayor si la eficiencia en la producción de alimentos no aumenta de forma significativa. Una parte importante del aumento del regadío se dará en regiones que ya están sufriendo escasez de agua. Una gestión responsable del agua en la agricultura contribuiría de manera fundamental a la seguridad global del agua.

En relación con el agua para el consumo humano, la demanda proviene de comunidades que todavía no tienen acceso a servicios de agua potable y saneamiento y alcantarillado básico. Las predicciones estiman que la población urbana del mundo crecerá hasta llegar a los 6.300 millones de personas en 2050 en relación con los 3.400 millones de personas de 2009, incluyendo el crecimiento vegetativo en las ciudades y la emigración desde las zonas rurales. Hoy ya hay un déficit de personas que no tiene acceso a servicios mejorados de agua potable y saneamiento y que ha aumentado en un 20% desde que se establecieron los Objetivos de Desarrollo del Milenio/. Aunque el 64% de los que lograron acceso a servicios mejorados entre 1990 y 2008 viven en áreas urbanas, las ciudades luchan porque los servicios sigan el ritmo del crecimiento urbano.

Cantidad y calidad de agua

Las características geográficas específicas de ríos y cuencas vertientes es otra dimensión que afecta las relaciones entre los países y las comunidades. A medida que los ríos y sus afluentes pasan desde las zonas altas a las zonas bajas de las cuencas, los usos y el tratamiento de las aguas en la parte alta de la cuenca pueden tener consecuencias en los usuarios aguas abajo. La cantidad y la calidad del agua está es el foco de atención de las disputas entre usuarios aguas arriba y aguas abajo.

Los factores que afectan a la calidad del agua y que tiene efectos sobre la contaminación del agua incluyen la contaminación difusa de la agricultura y los vertidos de la industria y de las ciudades así como los cambios en el uso del suelo. Estos tipos de contaminación pueden tener importantes efectos en el abastecimiento de agua de boca, la salud de los ecosistemas y los hábitats de los ríos de los cuales depende la salud humana y sobre la producción agrícola e industrial que a menudo necesita de agua de calidad. La depuración de las aguas es posible pero tiene un coste importante.

Los usuarios aguas arriba que controlan las fuentes de agua pueden tener un impacto significativo en la cantidad y los caudales de agua de los que pueden disfrutar los usos aguas abajo (por ejemplo en el Nilo, en Sudan y en Egipto). La intensificación de las extracciones puede conllevar una reducción de la disponibilidad para la usuarios aguas abajo. En algunos casos extremos, incluso en los grandes ríos, pueden llegar cantidades reducidas de agua al mar (Río Amarillo, Murray-Darling, Colorado).

La construcción de grandes embalses puede ser también un tema de importancia en las relaciones entre países y usuarios aguas arriba y aguas abajo. Los embalses pueden tener beneficios significativos para la sociedad como una solución que permite disponer de energía renovable, agua potable y agua para riego y otros usos de una manera estable. La construcción y la gestión de embalses ha mejorado a través de los años (por ejemplo respetando los caudales ambientales y disminuyendo los impactos morfológicos con escalas de peces, etc), pero a medida que las demandas aumentan globalmente la construcción de embalses puede ser una tema complejo que puede dar lugar a diferencias entre partes y puede afectar a la asignación del agua y a los usos aguas arriba y aguas abajo por sus efectos potenciales sobre los caudales y en su distribución en el tiempo en la partes bajas de las cuencas, inundando valles en las partes alta de los ríos, desplazando a las poblaciones y afectando los ecosistemas y las rutas de migración de peces y su hábitat. Por ello, éste es un tema que merece una consideración especial en los procesos de mediación y resolución de conflictos relacionados con el agua y en la identificación de posibilidades de cooperación a la hora de compartir los beneficios que se generan con la construcción de embalses.

Cambio climático

Además de la naturaleza compleja de los recursos hídricos y su gestión, existen incertidumbres y factores relacionados con el cambio climático. Éstos magnifican las diferencias regionales en los recursos y activos de agua del mundo y conllevan un riesgo creciente de avenidas en el interior de los países y en las zonas costeras, así como una mayor incidencia de sequía. Depender de modelos estáticos de predicción de eventos relacionados con el agua no puede ser ya considerado como adecuado, la gestión del agua requiere soluciones y planes de gestión que sean adaptativos y resilientes, incluyendo la consideración del cambio climático. La necesidad de adaptación al cambio climático, sin embrago, también ofrece oportunidades de cooperación en el desarrollo y aplicación de estrategias de adaptación.

Financiación del agua

La mejora de la financiación del agua a todos los niveles y el fortalecimiento de las instituciones financieras y sus políticas de manera que apoyen al sector del agua resultan necesarias para ayudar a crear un contexto atractivo para que los diferentes actores inviertan en servicios y en la mejora de la gestión del agua. En el reciente informe de ONU-Agua (2012) se identificó que la mayoría de los países analizados consideraban que obtener financiación era la mayor o una de las prioridades más importantes.

La disponibilidad de subvenciones y financiación, las oportunidades para el sector privado y unos marcos legales y administrativos sólidos son los aspectos que pueden ayudar a mejorar la financiación del agua. Financiar significa movilizar fondos para la gestión del agua (comités, desarrollo de capacidades, construcción de consenso, creación de organismos de cuenca, seguimiento y recogida de información) y para el desarrollo de infraestructuras (embalses, canales, plantas de potabilización y de tratamiento de aguas residuales, redes de alcantarillado y de agua potable, letrinas, etc.).

Una combinación de mecanismos financieros que incluya distintas fuentes de financiación son utilizadas en la gestión de las aguas transfronterizas. Las fuentes de financiación incluyen presupuestos nacionales o de donantes externos (ayuda bilateral o multilateral), fondos estratégicos y privados (por ejemplo en el caso del Río Mekong con un sistema combinado de fondos públicos y privados).

Las necesidades de inversión en la mayoría de los casos son mayores que los fondos disponibles para países ribereños, frente a esta situación se están desarrollando y aplicando diferentes mecanismos financieros. Los bancos internacionales de desarrollo y los fondos especializados están probando fórmulas innovadoras como las alianzas estratégicas que incluyen fondos regionales y atrayendo fondos adicionales a través de ellas. Otros sistemas innovadores incluyen el pago por servicios ambientales, los fondos fiduciarios de reposición, la financiación entre Estados y diferentes fórmulas para la recuperación de costes de los servicios de agua. Todas ellas son opciones para asegurar la gestión de las aguas trasfronterizas que, sin embargo, requieren de apoyo político, buen gobierno e instituciones adecuadas.

Fuentes: