El Día de Conmemoración de Todas las Víctimas de la Guerra Química es una ocasión para rendir homenaje a quienes perdieron la vida o sufrieron a causa de estas atroces armas, para evaluar cuánto hemos avanzado en la prevención de su empleo y para renovar nuestra determinación de lograr un mundo sin armas químicas.

El único homenaje que cabe rendir a las víctimas de la guerra química es el de librar al mundo de esas armas de una vez por todas.

El empleo de armas químicas, del tipo que sea, es inaceptable y constituye una violación manifiesta del derecho internacional. Resulta imperioso encontrar a los responsables y hacer que rindan cuentas. Tenemos la responsabilidad, sobre todo para con las víctimas, de asegurarnos de que se rindan cuentas por el uso de estas atroces armas.

Las Naciones Unidas apoyan todos los esfuerzos para defender la norma que prohíbe las armas químicas y relegar a la historia estas armas horripilantes.