En el Día de África de este año se hace hincapié en las artes, la cultura y el patrimonio como palancas para construir el África que queremos. El rico y diverso patrimonio cultural y natural de África es importante para el desarrollo sostenible, la reducción de la pobreza y la construcción y mantenimiento de la paz. Puede servir de sólida base para el progreso económico inclusivo, en momentos en que el continente se esfuerza por afrontar los retos que plantea la pandemia de COVID-19.

La COVID-19 ha desencadenado una recesión mundial que ha puesto de manifiesto profundas desigualdades y vulnerabilidades. Está poniendo en peligro los avances en materia de desarrollo que tanto ha costado conseguir en toda África y fuera de ella. La pandemia también ha agudizado los factores de conflicto al aumentar las desigualdades y revelar la fragilidad de la gobernanza en muchos países, especialmente en la prestación de servicios básicos como la sanidad, la educación, la electricidad, el agua y el saneamiento. El impacto de la pandemia también se ha visto exacerbado por la crisis climática, que afecta de forma desproporcionada a los países en desarrollo.

Para poner fin a la pandemia, apoyar la recuperación económica y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, debemos garantizar un acceso equitativo y universal a las vacunas contra la COVID-19. Actualmente, existe un profundo desequilibrio en la distribución de las vacunas entre los países. Las últimas cifras muestran que, hasta la fecha, los países africanos solo han recibido el 2 % de las vacunas.

En este Día de África, renuevo mi llamamiento a los países desarrollados para que se solidaricen con África.