New York

12/09/2020

Mensaje del Secretario General con motivo del Día para la Conmemoración y Dignificación de las Víctimas del Crimen de Genocidio y su Prevención

António Guterres, Secretary-General

El genocidio es el más atroz de los crímenes, y abarca todo lo que toca en un tsunami de odio y destrucción. Es un asalto a nuestros valores compartidos más fundamentales.

Hoy, al recordar y honrar a las víctimas del crimen de genocidio, recordemos que el imperativo de prevenir el genocidio es un principio fundacional de las Naciones Unidas. La Convención sobre el Genocidio, aprobada en diciembre de 1948 tras el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial, fue el primer tratado de derechos humanos aprobado por la Asamblea General. Mantiene toda su vigencia en nuestra labor de prevención del genocidio y otros crímenes atroces, crímenes que lamentablemente siguen perpetrándose con impunidad y sin respetar la santidad de la vida humana.

El genocidio nunca deja de conmocionar al mundo cuando ocurre, pero nunca se comete sin que lo precedan claras y múltiples advertencias. Las víctimas suelen ser antes blancos del discurso de odio, la discriminación y la violencia. Uno de los retos que nos quedan por asumir, 72 años después de aprobarse la Convención sobre el Genocidio, es reconocer rápidamente esas advertencias y reaccionar frente a ellas.

El discurso de odio es una advertencia clara, y tenemos que rechazar todas sus formas con más contundencia. Ello implica asegurar que las empresas de tecnología y las plataformas de los medios sociales hagan lo que les corresponde.

Los dirigentes religiosos y la sociedad civil también tienen un papel fundamental que desempeñar en la prevención. Es necesario que los gobiernos garanticen un espacio cívico para que las instituciones y los defensores de los derechos humanos puedan realizar su labor esencial, y que protejan los derechos de las personas en situación de riesgo.

Para prevenir el genocidio, también es esencial que realicemos una rendición de cuentas creíble y efectiva. El vínculo entre la impunidad sistémica y los crímenes atroces es claro. La respuesta consiste en realizar investigaciones imparciales respaldadas por enjuiciamientos.

También implica dar a las víctimas acceso a la justicia y a recursos efectivos. Aunque los procesos de rendición de cuentas reconocen el sufrimiento y el coraje de las víctimas, rara vez atienden sus necesidades psicológicas y materiales. Las víctimas tienen derecho a la verdad, a la justicia, a la reparación y a un conjunto amplio de garantías de que no habrá repetición.

En última instancia, la prevención del genocidio implica a toda la sociedad. Es crucial que todos nos unamos para defender los principios de igualdad y dignidad humana y para reparar las fisuras y la polarización tan prevalentes hoy en nuestras sociedades.

En este día internacional para conmemorar a las víctimas del genocidio y afirmar su dignidad, invirtamos en la prevención y comprometámonos a cumplir las responsabilidades establecidas en la Convención sobre el Genocidio.