Los accidentes de tráfico constituyen una preocupación importante en materia de salud y desarrollo. Cada día mueren en la carretera en todo el mundo alrededor de 3.700 padres, madres, hermanos, hermanas, hijos, hijas, amigos, amigas y colegas. Se trata de la principal causa de muerte en el caso de niñas y niños y jóvenes de entre 5 y 29 años, y el 90 % de las víctimas viven en países de ingreso bajo y mediano.

Es algo que debemos recordar en nuestra determinación de lograr una recuperación sólida tras la pandemia de COVID-19. La seguridad debe ser un elemento central de nuestros sistemas de movilidad. Es la única manera de lograr nuestro ambicioso objetivo de reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico para 2030.

Las convenciones de las Naciones Unidas sobre seguridad vial son fundamentales para ayudar a los países a afrontar las causas principales de los accidentes. Celebro la reciente aprobación por la Asamblea General de una resolución en que se proclama un segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial de 2021 a 2030 y se insta a apoyar las actividades de mi Enviado Especial para la Seguridad Vial y al Fondo de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial.

Al recordar a las víctimas de accidentes de tráfico, comprometámonos a replantear maneras de desplazarnos por el mundo que sean seguras, asequibles, accesibles y sostenibles para todas las personas, en todas partes.