Este Día Internacional, en el aniversario del nacimiento de Mahatma Gandhi, resalta el notable poder de la no violencia y la protesta pacífica. También nos recuerda oportunamente que debemos esforzarnos por defender los valores por los que se guió Gandhi: la promoción de la dignidad de las personas, la protección igualitaria para todos y la convivencia pacífica de las comunidades.

En la celebración de este año, tenemos un deber especial: detener la lucha para centrarnos en nuestro enemigo común, la COVID-19. Durante una pandemia, los conflictos solo tienen un vencedor: el propio virus.

Cuando la pandemia se fue afianzando, pedí un alto el fuego global.

Hoy necesitamos un nuevo esfuerzo de la comunidad internacional para que el alto el fuego se haga realidad antes de que termine el año.

El alto el fuego aliviaría el inmenso sufrimiento, ayudaría a reducir el riesgo de hambruna y crearía un espacio para las negociaciones destinadas a lograr la paz.

La profunda desconfianza es un obstáculo en este camino. Sin embargo, hay motivos de esperanza. En algunos lugares, se ha detenido la violencia.

Muchos Estados Miembros, líderes religiosos, redes de la sociedad civil y otros agentes respaldan mi llamamiento.

Es el momento de redoblar nuestros esfuerzos.

Inspirémonos en el espíritu de Gandhi y en los principios permanentes de la Carta de las Naciones Unidas.