La salud abarca el bienestar tanto físico como mental.

Sin embargo, durante demasiado tiempo la salud mental ha sido un tema mayormente secundario, a pesar de sus abrumadoras repercusiones en las comunidades y los jóvenes de todo el mundo.

Este año, el Día Mundial de la Salud Mental se centra en los jóvenes. Uno de cada cinco jóvenes experimentará un problema de salud mental este año. La mitad de los trastornos de salud mental comienzan a la edad de 14 años. Así y todo, la mayoría de los casos no se detectan ni se tratan.

La mala salud mental durante la adolescencia repercute en el rendimiento escolar y aumenta el riesgo de consumo de alcohol y sustancias adictivas y de comportamientos violentos. El suicidio es una de las principales causas de muerte entre los jóvenes.

Millones de personas están atrapadas en conflictos y desastres, lo que las expone al riesgo de sufrir una serie de problemas de salud mental a largo plazo. La violencia contra las mujeres (física, sexual y psicológica) produce cicatrices duraderas, en particular el trastorno por estrés postraumático.

Aun así, a pesar de estos desafíos, muchas de las enfermedades mentales son prevenibles y tratables, especialmente si comenzamos a cuidar nuestra salud mental a una edad temprana.

La Agenda 2030 es clara: no debemos dejar a nadie atrás. No obstante, las personas que luchan contra los problemas de salud mental siguen siendo marginadas.

Las sociedades sanas requieren una mayor integración de la salud mental en sistemas más amplios de atención sanitaria y social, en el marco de la cobertura sanitaria universal.

Las Naciones Unidas se han comprometido a crear un mundo en el que para 2030 todos, en todas partes, tengan a alguien a quien recurrir en apoyo de su salud mental, en un mundo libre de estigma y discriminación.

Si cambiamos nuestra actitud hacia la salud mental, cambiamos el mundo. Es hora de pasar a la acción en favor de la salud mental.