Memoria del Secretario General sobre la labor de la Organización: G. Desarme

El desarme, la desmovilización y la reintegración de los excombatientes en Côte d’Ivoire. © ONU/Abdul Fatai

La eliminación de las armas nucleares y de todas las demás armas de destrucción en masa sigue siendo, pese a su dificultad, una de las principales metas de las Naciones Unidas. Los avances para alcanzar este objetivo tanto tiempo perseguido han sido escasos a pesar de los compromisos de los Estados Miembros. En el caso de las armas nucleares, esto se debe en gran medida a las tensiones entre los Estados poseedores de armas nucleares y a los anquilosados mecanismos de desarme. Me decepciona profundamente que, 20 años después de su negociación, el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares aún no haya entrado en vigor, y que todavía no se haya negociado un tratado sobre material fisible. El cuarto ensayo nuclear realizado por la República Popular Democrática de Corea en enero de 2016 y sus lanzamientos de misiles balísticos siguen suscitando gran inquietud en la comunidad internacional.

La incapacidad de la Conferencia de las Partes de 2015 Encargada del Examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares para llegar a un resultado sustantivo creó gran incertidumbre sobre las perspectivas de desarme nuclear y sobre la posibilidad de establecer en el Oriente Medio una zona libre de armas nucleares y todas las demás armas de destrucción en masa. He dejado claro que estoy dispuesto a apoyar los esfuerzos para promover un diálogo regional inclusivo que consiga convertir el Oriente Medio en una zona de esas características.

Me sentí especialmente complacido por la aprobación, el 14 de julio de 2015, del Plan de Acción Integral Conjunto acordado por los Ministros de Relaciones Exteriores de la UE 3+3 (Alemania, China, Estados Unidos de América, Federación de Rusia, Francia y Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte) y la República Islámica del Irán. Este logro histórico (que da fe del valor de la diplomacia) señala un hito en la relación entre la comunidad internacional y la República Islámica del Irán, y sus efectos son beneficiosos para la no proliferación nuclear. Confío en que este acuerdo promoverá la comprensión y la cooperación mutuas en relación con los numerosos desafíos en materia de seguridad existentes tanto en la región como fuera de ella.

Agradezco los esfuerzos realizados por el Grupo de Trabajo de composición abierta sobre el desarme nuclear para lograr avances en las negociaciones multilaterales de desarme nuclear y espero que estas culminen en un resultado incluyente y con visión de futuro.

He condenado el uso de armas químicas y mantengo mi pleno compromiso con su eliminación. El Consejo de Seguridad demostró su determinación en este asunto al aprobar en agosto la resolución 2235 (2015), por la que estableció el Mecanismo Conjunto de Investigación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas y las Naciones Unidas para identificar a quienes hubiesen participado en el uso de sustancias químicas como arma en la República Árabe Siria. Las Naciones Unidas seguirán apoyando el Mecanismo a fin de que pueda concluir su labor de manera imparcial, profesional y oportuna. La rendición de cuentas no solo es importante en este caso, sino también como elemento disuasorio para evitar el uso futuro de estas inhumanas armas. El tabú sobre el recurso a las armas químicas se ha roto, y para remediarlo deben exigirse responsabilidades.

La protección de civiles y combatientes contra el uso indiscriminado de armas es una misión fundamental de las Naciones Unidas; por ello, el desarme humanitario sigue teniendo prioridad. Me alienta observar el interés despertado por los problemas que entrañan los sistemas de armas autónomas letales. Por otro lado, acojo favorablemente la atención que la Asamblea General y la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales han prestado al urgente desafío humanitario que representan los artefactos explosivos improvisados, y el apoyo creciente a que se forje compromiso político para reducir los terribles efectos del uso de armas explosivas en zonas pobladas. Durante el período sobre el que se informa, las Naciones Unidas siguieron apoyando la universalización de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales, la Convención sobre la Prohibición de las Minas Antipersonal y la Convención sobre Municiones en Racimo, así como la adhesión a todas ellas. Acojo con agrado el Plan de Acción de Dubrovnik, aprobado en 2015 por la Primera Conferencia de Examen de los Estados Partes en la Convención sobre Municiones en Racimo. Aunque esas convenciones son un ejemplo de colaboración entre los Estados, las Naciones Unidas y la sociedad civil, lo cierto es que su aplicación sigue viéndose afectada por los recursos de los donantes.

Estoy profundamente preocupado por las transferencias irresponsables de armas y por el permanente tráfico ilícito de armas a gran escala. Algunos Estados adoptaron importantes decisiones para impedir la exportación de armas, basándose, en algunos casos, en el concepto, formulado en el Tratado sobre el Comercio de Armas, del “riesgo manifiesto” de que la exportación contribuya a socavar la paz y la seguridad o se utilice para cometer o facilitar actos graves de violencia por motivos de género o actos graves de violencia contra las mujeres y los niños. Me complace que en 2015 se haya registrado un nuevo aumento del número de ratificaciones del Tratado.

La aprobación de la Agenda para el Desarrollo Sostenible representó un momento decisivo en los esfuerzos mundiales por prevenir, combatir y erradicar el comercio ilícito de armas, pues incluye el objetivo específico de reducir significativamente las corrientes ilícitas de armas para 2030.

A medida que nuestro mundo se vuelve cada vez más dependiente de la tecnología de la información y las comunicaciones, las posibles repercusiones en el ámbito de la seguridad siguen aumentando. En 2015, conforme a lo dispuesto en la resolución 68/243 de la Asamblea General, un grupo de expertos gubernamentales elaboró un informe sobre normas, reglas o principios de comportamiento responsable de los Estados en la ciberesfera. El próximo grupo de expertos gubernamentales, que se reunirá a finales de 2016, deberá mejorar este marco de referencia.

De modo similar, la importancia del espacio ultraterrestre nos obliga a garantizar que todos los Estados puedan disfrutar sus beneficios. Son alentadores los esfuerzos encaminados a aplicar medidas que promuevan la transparencia y la confianza en lo relativo al espacio ultraterrestre por medios como el aumento de cooperación entre las Comisiones Primera y Cuarta de la Asamblea General.

Sigo especialmente preocupado por el estrechamiento del vínculo entre el terrorismo y la seguridad química, biológica, radiológica y nuclear. La Cumbre de Seguridad Nuclear, celebrada en 2016 en Washington, respaldó un plan de acción de las Naciones Unidas centrado en dos instrumentos de la Organización: la resolución 1540 (2004) del Consejo de Seguridad y el Convenio Internacional para la Represión de los Actos de Terrorismo Nuclear. Las Naciones Unidas pueden contribuir decisivamente a promover esta cuestión, en particular llamando a participar a todos los Estados Miembros.

Me complace observar que las Naciones Unidas han prestado asistencia a los Estados Miembros que lo han solicitado para desarrollar su capacidad en relación con el control de las armas pequeñas y las armas ligeras y la aplicación efectiva tanto de la resolución 1540 (2004) del Consejo de Seguridad como del Tratado sobre el Comercio de Armas, entre otras cosas. Asimismo, se han intensificado las actividades de divulgación destinadas a la sociedad civil. Cabe señalar también que en el período examinado conmemoramos el 70º aniversario de la primera resolución de la Asamblea General, en la que se estableció el objetivo de eliminar las armas atómicas.