Si bien se han logrado importantes progresos normativos mediante una serie de resoluciones, la Oficina de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos sigue haciendo un seguimiento de las nuevas preocupaciones relativas a la violencia sexual relacionada con los conflictos a nivel mundial.

 

La violencia sexual en los conflictos como táctica de guerra y terrorismo

Desde 2014, las Naciones Unidas han intensificado su vigilancia del uso de la violencia sexual como táctica de terrorismo por parte de una serie de grupos extremistas violentos y de grupos armados en lugares como la República del Iraq, Malí, Nigeria, la República Árabe Siria y la República Federal de Somalia. El carácter estratégico de la violencia queda patente en los ataques selectivos a miembros de grupos étnicos, religiosos o políticos opuestos, como el ataque a la comunidad yazidí por el Estado Islámico en el Iraq y el Levante (EIIL) o los ataques deliberados contra mujeres y niñas por Boko Haram.

 

Desplazamiento forzado

En diversos escenarios, las partes en conflicto utilizan diferentes formas de violencia sexual para atacar regiones objeto de controversia y modificar su demografía. La violencia sexual ha sido un importante factor impulsor de los desplazamientos en contextos como los de Colombia, la República del Iraq, la República de la Unión de Myanmar, la República Árabe Siria, la República Federal de Somalia y otros lugares. La amenaza de violencia sexual sigue siendo un factor impulsor de los desplazamientos forzados y ha impedido el regreso de comunidades desarraigadas a sus lugares de origen, en particular, por no existir la obligación de rendir cuentas por los delitos cometidos en el pasado. De este modo, la violencia sexual relacionada con los conflictos ha llevado a la expropiación de tierras, recursos e identidad.

 

Matrimonio precoz

 Otra tendencia en aumento es el uso de mecanismos de afrontamiento negativos y perjudiciales en respuesta al riesgo de violación en entornos de inestabilidad e indigencia. El matrimonio precoz ha aumentado vertiginosamente en contextos en que las familias no tienen otros medios de mantener o proteger a sus hijas. Los grupos terroristas también han utilizado los matrimonios precoces para conseguir vínculos en las comunidades, como en Malí, donde el matrimonio confiere una sólida pertenencia a la comunidad. Esto ha generado más represión en nombre de la protección. En efecto, la violencia sexual se deriva de la desigualdad en las relaciones de género y la refuerza, lo que impide la materialización de los derechos y las libertades de las mujeres. En muchos casos, las víctimas son obligadas a casarse con sus violadores para restablecer la armonía social y el honor de la familia.

 

Los niños y niñas nacidos como consecuencia de violaciones

 La difícil situación de los niños y las niñas concebidos como consecuencia de violaciones en tiempos de guerra exige una atención urgente. Estos niños y niñas se cuentan por miles tras conflictos prolongados como los de Bosnia y Herzegovina, Colombia, la República del Iraq, la República Árabe Siria, la República Democrática del Congo y la República Federal de Somalia. La marginación y la condición jurídica incierta dejan a muchos niños y niñas en situación de apatridia, en un limbo jurídico, y susceptibles al reclutamiento, la radicalización, la trata y la explotación, con consecuencias más amplias para la paz y la seguridad.

 

Violencia sexual contra los hombres y los niños

La Oficina de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos ha prestado cada vez más atención a la violencia sexual contra los hombres y los niños, que a menudo se produce en contextos de detención y de interrogatorio. Para los supervivientes varones, la violencia sexual sigue estando rodeada de tabúes culturales, y las redes de apoyo disponibles son escasas o nulas. Muchos países siguen sin incluir a las víctimas varones en el ámbito de la legislación relativa a la violencia sexual, y muchos hombres y niños no denuncian sus casos por miedo al ostracismo o a las acusaciones de homosexualidad, en particular en los lugares donde está tipificada como delito.

 

Estigma

Una preocupación constante es la intensa estigmatización que sufren los supervivientes de la violencia sexual relacionada con los conflictos. Los supervivientes corren el riesgo de sufrir un trauma doble: primero por la acción del agresor, y luego por la reacción de la sociedad y del Estado, que a menudo se muestra indiferente o incluso es punitivo y discriminatorio.

Al igual que hay muchas manifestaciones de violencia sexual relacionada con los conflictos, hay múltiples formas interseccionales de estigmatización que los suceden, incluidos el estigma de la “culpabilidad por asociación” con el autor del delito y su grupo; el miedo a las sospechas de infecciones de transmisión sexual, como el VIH; la percepción de deshonra o la pérdida de la castidad o la virginidad; el estigma de la maternidad fuera del matrimonio, especialmente cuando los niños concebidos como consecuencia de violaciones son considerados “hijos del enemigo” y, por tanto, a menudo son discriminados por sus propias familias y comunidades; las leyes y prácticas que discriminan a la comunidad lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual e intersexual (LGBTI); y la vergüenza de ser incapaz de defenderse a sí mismo y a sus seres queridos. Los niños nacidos como consecuencia de violaciones también pueden enfrentarse a una vida de marginación debido a la estigmatización y a su condición jurídica incierta.

El estigma sociocultural agrava el problema de la insuficiencia universal de las denuncias de los casos de violencia sexual en tiempos de guerra. Aunque el estigma se suele plantear como un problema persistente y a largo plazo, debe afrontarse de forma estratégica, porque puede llegar a causar la muerte. En muchos contextos ha provocado represalias letales, asesinatos por honor, suicidios, falta de tratamiento de enfermedades, abortos en condiciones de riesgo, exclusión económica e indigencia y falta de acceso a mecanismos de rendición de cuentas.

 

Nuevas iniciativas

Sanciones

La impunidad por las violaciones en tiempos de guerra sigue siendo la norma y la rendición de cuentas una rara excepción. Para romper el círculo vicioso de la violencia y la impunidad, deben utilizarse todos los instrumentos diplomáticos y de cumplimiento de la ley. La Oficina de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos sigue abogando por endurecer las sanciones contra quienes cometan actos de violencia sexual relacionada con los conflictos y por hacer de ese tipo de violencia un criterio independiente en todos los contextos. Las sanciones y las medidas judiciales de rendición de cuentas deben aplicarse simultáneamente. Hoy, más que nunca, se necesitan sanciones contundentes y efectivas contra las entidades y personas que ordenan, condonan o cometen actos de violencia sexual y contra quienes la favorecen, la instigan o se benefician de ella.

El Consejo de Seguridad tiene a su disposición instrumentos de sanción para castigar a los autores de violencia sexual, pero lamentablemente, están infrautilizados.

 

Dirigentes religiosos y tradicionales

La Oficina de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos está colaborando activamente con los dirigentes religiosos y tradicionales para alentarlos a dejar claro, a través de sus declaraciones públicas y su comportamiento, que la prohibición de la violencia sexual es categórica, que afrontar sus causas profundas es imprescindible y que el estigma de la culpabilidad recae directamente sobre el perpetrador.

 

Apoyo económico y reparación

Existe un vínculo demostrable entre la seguridad económica y la autonomía, y la seguridad física y la autonomía. La gran mayoría de las víctimas de la violencia sexual relacionada con los conflictos provienen de comunidades marginadas, indigentes y a menudo desplazadas. Los patrones transnacionales muestran una fuerte correlación entre las penurias económicas y la exposición a la violencia y la explotación sexuales, así como la trata de personas, la prostitución forzada y el uso de mecanismos de afrontamiento perjudiciales, como el matrimonio infantil. Para evitar estos riesgos, se necesitan urgentemente programas de medios de vida económicos.

Además de la ayuda para la subsistencia, las reparaciones estructuralmente transformadoras pueden ayudar a romper la conexión cíclica entre la pobreza y la violencia sexual. Las reparaciones son uno de los mecanismos de justicia disponibles más centrados en las víctimas, y el medio más importante para mejorar las condiciones de vida de las víctimas. Sin embargo, a pesar de ser las medidas que los propios supervivientes suelen solicitar, son las que menos se han adoptado hasta la fecha.

El derecho internacional reconoce los derechos de las víctimas de la violencia sexual relacionada con los conflictos a interponer recursos y obtener reparaciones en virtud de diversos instrumentos internacionales y regionales a los que las víctimas deberían tener acceso por vía judicial. El Secretario General de las Naciones Unidas ha publicado orientaciones oficiales para la Sede de las Naciones Unidas y las misiones sobre el terreno sobre las reparaciones para los supervivientes de la violencia sexual relacionada con los conflictos, incluidas reparaciones provisionales urgentes.

La nota orientativa puede consultarse en:

http://www.ohchr.org/Documents/Issues/Women/WRGS/PeaceAndSecurity/ReparationsForCRSV_sp.pdf

 

Salud mental

La violencia sexual puede afectar gravemente a la salud mental de la víctima y tener consecuencias nefastas a corto, medio o largo plazo. Las intervenciones de salud mental y apoyo psicosocial son componentes esenciales del paquete integral de atención que tienen como objetivo proteger o promover el bienestar psicosocial y prevenir o tratar los trastornos mentales entre los supervivientes de la violencia sexual. La recuperación del trauma por violación es un camino profundamente personal y muy individualizado. La tasa alarmantemente alta de trastorno por estrés postraumático entre los supervivientes de agresiones sexuales es un indicio significativo de que las terapias actuales para las víctimas de la violencia sexual no son adecuadas y hay que mejorarlas.

Es necesario ir más allá de los primeros auxilios psicológicos y ofrecer servicios de salud mental especializados, mediante la creación de terapias más eficaces y holísticas en el futuro.

 

Ampliar el abanico de partes interesadas

Para cumplir la visión del mandato, la Oficina de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos considera fundamental estrechar la colaboración con la sociedad civil, especialmente con las organizaciones comunitarias. En consecuencia, se estableció un Grupo Asesor de la Sociedad Civil con la función principal de reforzar las alianzas institucionales para un diálogo y consultas más eficaces. Con la creación de este Grupo se reconoce formalmente que la sociedad civil es una de las comunidades más importantes para el cumplimiento del mandato la Oficina de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos, y que el liderazgo, el dinamismo y la creatividad de la sociedad civil son fundamentales para cerrar la brecha de implementación. El Grupo proporciona asesoramiento y aportaciones estratégicas para las actividades de promoción y las operaciones de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos, incluida la labor de la red interinstitucional Acción de la ONU contra la Violencia Sexual en los Conflictos y el Equipo de Expertos sobre el Estado de Derecho y la Violencia Sexual en los Conflictos.

Además, la Oficina de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos colabora con entidades regionales y órganos creados en virtud de tratados y ha firmado marcos de cooperación con el Comité de los Derechos del Niño, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos, la Liga de los Estados Árabes, la Organización Internacional de la Francofonía y la Unión Africana.

La Oficina de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos también ha interactuado cada vez más con el mundo académico, las instituciones nacionales de derechos humanos y otras partes interesadas.

 

Conclusiones

Aunque los desafíos siguen siendo abrumadores y continúan produciéndose nuevas crisis de protección, el paradigma ha cambiado. La violencia sexual ya no se trata como un mero subproducto de la inseguridad, sino como una forma importante de inseguridad en sí misma.

La Oficina de la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos continuará haciendo un seguimiento de los nuevos problemas a nivel mundial como parte de su mandato.