"Casi 4,9 millones de personas se han visto desplazadas por las actuales hostilidades en Ucrania, entre ellas, más de 3 millones han huido a través de las fronteras internacionales", se advertía en un informe sobre la situación publicado por las Naciones Unidas el 16 de marzo de 2022. Estas cifras siguen aumentando a medida que continúan la invasión y la destrucción en Ucrania. Un día después, Raouf Mazou, Alto Comisionado Auxiliar para los Refugiados, alertó a los Estados Miembros del Consejo de Seguridad de la ONU acerca del enorme efecto que tendrá esta movilización de personas que huyen de la guerra en los países vecinos de Ucrania.

La Universidad de Bucarest, institución miembro de la iniciativa Impacto Académico de las Naciones Unidas (UNAI, por sus siglas en inglés) en Rumania, ha respondido con un apoyo incondicional a los refugiados de Ucrania. "En estos tiempos difíciles e inciertos, hemos apoyado a los ucranianos, gravemente afectados por esta guerra atroz. Se ha proporcionado alojamiento, comida y otras cosas esenciales a quienes lo necesitan. Y seguimos haciéndolo", comentó el profesor Marian Preda, rector de la universidad.

Durante los primeros días de la guerra, en la universidad se identificaron más de 300 puestos en sus residencias para acoger a los refugiados. Se trataba de un planteamiento práctico para una de las necesidades más urgentes de quienes huían de Ucrania: un alojamiento seguro con al menos los suministros básicos. Pero estas residencias han sido mucho más que un lugar para refugiarse: son un lugar para la esperanza.

Al mismo tiempo, gracias a las donaciones de la población en general y del sector privado; a las campañas de recaudación de fondos de las asociaciones de estudiantes, del personal docente, técnico y administrativo; y a la fundación universitaria "Virtute et Sapientia", ha habido un suministro continuo de alimentos, productos de higiene y artículos de valor, como cobijas, a las personas que vienen de Ucrania.

Hasta el 23 de marzo, la universidad ha proporcionado más de 4.200 noches de alojamiento para cubrir las necesidades de 730 personas que huían de Ucrania, entre ellas un número importante de estudiantes extranjeros de países africanos, asiáticos y europeos, así como madres con hijos. Cientos de voluntarios cocinan y reparten dos comidas calientes al día a quienes se alojan en las residencias. Además, organizan campañas de donación, clasifican artículos y preparan 'kits' de bienvenida. El personal docente también ha proporcionado asesoramiento, recursos de investigación, cursos de idioma rumano y orientación para el alojamiento alternativo y sobre la vida cotidiana en Rumania.

En la universidad se han empezado a recibir solicitudes de estudio de refugiados, ya que muchos de sus programas se imparten en varios idiomas. Sin embargo, muchos estudiantes han expresado su deseo de aprender rumano para continuar sus estudios. Algunas de las solicitudes han llegado a través de la plataforma uni4Ukraine, una iniciativa de los estudiantes y el personal docente fundamentalmente de la Universidad de Bucarest.

Creada menos de una semana después del inicio de la guerra, en la plataforma, coordinada por la profesora Luciana Alexandra Ghica, directora del Centro de Estudios de Cooperación Internacional y Desarrollo, se identifican, supervisan y presentan de forma sencilla los recursos e iniciativas existentes que apoyan a quienes huyen de Ucrania a través de Rumania, prestando especial atención a las necesidades de los refugiados "académicos", como estudiantes y profesores, y sus familias.

La plataforma atrajo rápidamente el apoyo de los estudiantes y el personal docente de toda la universidad, así como de otras universidades rumanas y europeas, convirtiéndose en un importante centro de información de iniciativas locales, nacionales e internacionales. La profesora Ghica explicó que "se trataba de acciones espontáneas de personas muy diferentes, muchas de las cuales no se conocían de antes, pero que empezaron a colaborar como si se conocieran de toda la vida. A pesar de los numerosos retos, cientos de voluntarios han demostrado un auténtico liderazgo y solidaridad, poniendo en común recursos, conocimientos y energía. Ya fuera para las iniciativas locales de la universidad o como parte de otras acciones nacionales o internacionales, todos los que querían ayudar encontraron la manera de marcar la diferencia", subrayó la profesora Ghica. A nivel nacional, la universidad se ha convertido en uno de los mayores centros de voluntarios para hacer frente al impacto humanitario de la guerra.

Lutz Drieling, un joven alemán de 25 años que estudia en la Universidad de Bucarest y que es uno de los muchos voluntarios, resumió lo que muchos esperan que se consiga mediante la solidaridad de la comunidad académica: "Esperamos que la gente encuentre la paz y que todos los que quieran volver a Ucrania puedan hacerlo. Además, deseamos que Ucrania consiga pronto la paz y reciba todo el apoyo que necesita".

La universidad también se sumó como socio al concierto benéfico del 12 de marzo, organizado en Rumania a beneficio de los refugiados ucranianos, un evento al que asistieron numerosos estudiantes y que recaudó más de un millón de dólares estadounidenses en varias horas. Estos recursos los está utilizando la Cruz Roja Rumana para repartir y gestionar su ayuda humanitaria.

El profesor Preda, rector de la universidad, afirmó que "todos debemos mostrar nuestra solidaridad y apoyo al pueblo ucraniano, ya que este es un momento clave que nos demuestra que nunca debemos dejar de proteger nuestros valores mediante acciones individuales, cívicas o institucionales. Solo protegiendo la vida y la paz, cultivando el diálogo común y el respeto mutuo, podremos progresar como naciones y la humanidad podrá prosperar también."