El Gobierno de la República Federal de Nigeria me ha designado candidato para el cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas en su septuagésimo cuarto período de sesiones, y la Unión Africana me ha brindado su apoyo refrendando mi designación. En apoyo de mi candidatura, me complace compartir con ustedes mi visión de la forma en que la Oficina de la Presidencia, bajo mi liderazgo, guiará nuestros esfuerzos colectivos para abordar los desafíos mundiales que afrontamos hoy. En este periplo requeriré del apoyo de todos los Estados Miembros.
Las Naciones Unidas hoy y la oficina de la Presidencia de la Asamblea General
La importancia de la Presidencia de la Asamblea General se entiende mejor en el contexto de los ideales fundacionales y las inestimables contribuciones de la Organización al progreso humano. El alcance mundial de las Naciones Unidas convierte a la Organización no sólo en el órgano intergubernamental más representativo del mundo, sino también en la más viva esperanza para la paz y la seguridad, el desarrollo sostenible y la promoción y protección de los derechos humanos y el progreso social a nivel mundial. Sus miembros, procedentes de todos los rincones del mundo, le confieren la legitimidad para hablar con autoridad como la voz y la conciencia de la comunidad internacional y asumir desafíos mundiales complejos y de enormes proporciones, desde conflictos armados nacionales e internacionales hasta desastres naturales y desplazamientos masivos de población, al servicio de la humanidad.
De conformidad con las disposiciones de su Carta, las Naciones Unidas están dedicadas al progreso humano y la preservación del medio ambiente, que es nuestro hogar colectivo. Como todos sabemos, nuestro mandato primordial, establecido en el Artículo 1 de la Carta, es “mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz”. En esta noble empresa, la cooperación, la colaboración, la unidad y la solidaridad deben ser la luz que buscamos y seguimos.
Cabe reconocer que las Naciones Unidas han abogado por el progreso humano en muchos frentes, incluidas las operaciones de paz, los derechos humanos, la no discriminación, la descolonización, la igualdad entre los géneros y el desarrollo sostenible. También han apoyado a las organizaciones regionales y subregionales en iniciativas como la Agenda 2063 de la Unión Africana. La Organización también sigue colaborando con otras organizaciones intergubernamentales y la sociedad civil en el fomento de su agenda de desarme y en la lucha contra el terrorismo internacional, la trata de personas, el vertido de desechos tóxicos y las enfermedades mortales y pandemias. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados en 2015, y el Acuerdo de París encabezan la lista de logros de la Organización en los últimos años.
Sin duda, las tensiones provocadas por las normas, los métodos y las diferencias políticas también han caracterizado los intercambios y las deliberaciones de la Organización, bloqueando en ocasiones la adopción de medidas significativas en los momentos más críticos. De hecho, algunos de los asuntos de la guerra y la paz más difíciles y dilatados se desarrollan aquí, en las Naciones Unidas, muchas veces enfrentando a los países e impidiendo el funcionamiento adecuado de los órganos principales y otras entidades de las Naciones Unidas.
En su calidad de órgano principal más representativo de la Organización, la Asamblea General es un foro único para promover el multilateralismo en todo el espectro de cuestiones internacionales de que se ocupa la Organización. No debe cejar nunca en sus esfuerzos por tender puentes y actuar por el bien común. Independientemente de la gravedad del desafío, hay más probabilidades de prevalecer cuando todas las partes trabajan de consuno. Por eso mi principal objetivo se centrará en facilitar esa colaboración.
En particular, debemos proseguir los esfuerzos dirigidos a fortalecer la relación entre la Asamblea General, el Consejo de Seguridad y el Consejo Económico y Social, basándonos en el principio del entendimiento y respeto mutuos, a fin de lograr la sinergia y coherencia necesarias para servir mejor a la Organización y al mundo.
Nigeria y las Naciones Unidas
Al presentar mi candidatura para este cargo, el Gobierno de Nigeria tiene en consideración la compatibilidad de su Constitución con los ideales y objetivos de las Naciones Unidas. La Constitución de 1999 de la República Federal de Nigeria defiende, entre otros objetivos de política exterior, los siguientes:
- “el fomento de la cooperación internacional para la consolidación de la paz universal y el respeto mutuo entre todas las naciones y la eliminación de la discriminación en todas sus manifestaciones;
- el respeto del derecho internacional y las obligaciones derivadas de los tratados, así como la búsqueda del arreglo de las controversias internacionales mediante negociación, mediación, conciliación, arbitraje y resolución judicial; y
- la promoción de un orden económico mundial justo.”
Desde que se incorporó a las Naciones Unidas como 99º Estado Miembro en 1960, Nigeria ha colaborado constructivamente con otros Estados Miembros en la consecución de los objetivos de la Organización. Ha sido miembro del Consejo de Seguridad en muchas ocasiones y es miembro activo de numerosos comités, incluido el Comité Especial de Operaciones de Mantenimiento de la Paz. En la actualidad, Nigeria es uno de los países que aportan más contingentes a las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.
Además, en su calidad de miembro de la CEDEAO y la Unión Africana, Nigeria ha promovido activamente alianzas funcionales en África, así como entre las Naciones Unidas y las organizaciones regionales y subregionales. También ha solicitado y obtenido el apoyo de la Organización para hacer frente a algunos de los difíciles problemas que ha afrontado, especialmente la lucha contra el terrorismo internacional.
Al presentar mi candidatura para la Presidencia de la Asamblea General en su septuagésimo cuarto período de sesiones, mi país también tuvo en cuenta mi buena gestión en numerosos puestos de liderazgo que ejercí en Nigeria y otros lugares, en una carrera que se extiende a lo largo de cuatro decenios, como académico y administrador, jefe de uno de los principales centros intergubernamentales africanos, Director General del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos y Políticas de Nigeria, y diplomático. En todos esos cargos colaboré con colegas y partes interesadas para lograr resultados apreciables.
Prioridades
El septuagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General se celebrará en el contexto de un mundo cada vez más turbulento, con graves desafíos ante nosotros. No obstante, también puede ser un verdadero punto de inflexión para las Naciones Unidas y su capacidad para hacer frente a los principales problemas mundiales.
No hay duda de que el septuagésimo cuarto período de sesiones será memorable para la agenda de desarrollo sostenible, ya que la Asamblea General celebrará en septiembre de 2019 una serie de eventos de alto nivel, como el foro político de alto nivel sobre el desarrollo sostenible, la Cumbre sobre la Acción Climática, el Diálogo de Alto Nivel sobre la Financiación para el Desarrollo, la reunión de alto nivel sobre la cobertura sanitaria universal y la reunión de alto nivel para examinar los progresos realizados en relación con las prioridades de los pequeños Estados insulares en desarrollo mediante la aplicación de las Modalidades de Acción Acelerada para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (Trayectoria de Samoa), todos los cuales deben considerarse oportunidades para una mayor interacción al más alto nivel. Todas estas importantes reuniones tendrán lugar al mismo tiempo que el debate general del septuagésimo cuarto período de sesiones. Soy consciente de las dificultades que esto planteará a los Estados Miembros, en particular a las delegaciones pequeñas y, como Presidente de la Asamblea General, voy a seguir de cerca la cuestión.
Como Presidente de la Asamblea General en su septuagésimo cuarto período de sesiones, me centraré en la implementación efectiva de los mandatos existentes y haré una contribución en todas las esferas de seguimiento definidas. Además, prestaré especial atención a lo siguiente:
- La promoción de la paz y la seguridad internacionales, en particular la prevención de los conflictos y, a este respecto, estoy plenamente de acuerdo con el Secretario General António Guterres en que prevenir los conflictos, en lugar de reaccionar a ellos a un gran costo en vidas humanas y recursos, es fundamental. La prevención de los conflictos es también la forma más válida de evitar que las generaciones venideras sufran el flagelo de la guerra, que fue la promesa principal de los dirigentes del mundo cuando acordaron la Carta de las Naciones Unidas. Mientras aguardamos con interés el 75º aniversario de la fundación de la Organización, es importante que renovemos nuestro compromiso con ese ideal;
- El fortalecimiento de la acción mundial para hacer frente al cambio climático, que es parte integral de la implementación efectiva de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS);
- El énfasis en la inclusión, los derechos humanos y el empoderamiento de la juventud y las mujeres. A medida que nos preparamos para el 30º aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño a finales de este año y para la Conferencia de Beijing + 25 el año próximo, debemos aprovechar los avances que han hecho la Organización y varios países para empoderar a la juventud y las mujeres y maximizar su contribución al progreso de la humanidad;
- La promoción de alianzas para avanzar en el logro de los ODS, en particular los Objetivos 1, 2 y 4 sobre la erradicación de la pobreza, el fin del hambre y la educación de calidad, respectivamente. Esto exige acciones urgentes y concertadas, a lo que voy a dedicar especial atención. Cuando decimos: “no dejar a nadie atrás”, en el contexto de la implementación de los ODS, debemos comenzar por garantizar que los más vulnerables de entre nosotros no pasen hambre y tengan la oportunidad de tener una vida con sentido, bien informada y digna.
La Presidencia de la Asamblea General y los buenos oficios de que goza el titular de ese cargo son importantes para hacer frente a los múltiples desafíos que afrontamos todos. Por consiguiente, como Presidente de la Asamblea General, trabajaré en estrecha colaboración con todos los Estados Miembros y otros interesados para promover la sinergia entre los órganos principales de las Naciones Unidas y otras oficinas de las Naciones Unidas en la promoción de los ideales y los objetivos de la Organización. Espero con interés el generoso apoyo de todos los Estados Miembros en nuestro empeño por hacer del mundo un lugar mejor.