PREVENCIÓN Y RESILIENCIA

Los conflictos armados y los desastres naturales dejan un saldo abrumador de sufrimiento humano. Para hacer frente a problemas de tal magnitud y complejidad y para cumplir la promesa general de no dejar a nadie atrás, hay que encarar las causas profundas de las crisis actuales e incipientes, prevenir su repetición y fortalecer la resiliencia de los más vulnerables.

LA TRANSICIÓN A UNA PAZ SOSTENIBLE

El concepto de seguridad humana, que se centra en las personas y en sus preocupaciones más apremiantes, alienta a armonizar mejor las respuestas internacionales y las necesidades, vulnerabilidades y capacidades locales y trata de asegurar que las medidas adoptadas por el sistema de las Naciones Unidas y otros agentes ayuden a encarar las causas subyacentes de los conflictos, restablecer la confianza, reducir las desigualdades y fortalecer las relaciones entre el Estado y la sociedad. Ese enfoque promueve una estructura de consolidación de la paz que refuerce la confianza de la población en el proceso político y las instituciones, elementos que, juntos, minimizan las posibilidades de que las sociedades vuelvan a sumirse en un conflicto.

VINCULACIÓN ENTRE LAS RESPUESTAS INMEDIATAS Y LOS RESULTADOS A LARGO PLAZO

Las amenazas que se plantean a la supervivencia, los medios de vida y la dignidad de las personas no suelen aparecer de manera aislada. Por el contrario, la combinación de factores diversos genera situaciones que suelen tener un carácter complejo y multidimensional y obligan a los responsables de las actividades de socorro, rehabilitación y desarrollo a colaborar y evitar soluciones poco coordinadas y esencialmente compartimentadas. El concepto de la seguridad humana, que parte de la premisa de que es más probable que se consigan resultados sostenibles a largo plazo mediante actividades que trascienden la respuesta en situaciones de crisis, resalta los cambios estructurales, institucionales y de comportamiento necesarios para pasar en todo el mundo de entregar ayuda a acabar con las necesidades.

LA SEGURIDAD HUMANA EN LA PRÁCTICA

Una parte importante de la financiación que aporta el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para la Seguridad Humana ha permitido financiar programas en países que salen de un conflicto o se han visto afectados por desastres naturales o que se encuentran en situación de fragilidad. Esos programas han adoptado un enfoque multisectorial con el propósito de promover soluciones sostenibles. Se han centrado en restablecer la confianza de la población en la acción colectiva, fortalecer la seguridad de los ciudadanos, mejorar la prestación de servicios sociales básicos y el acceso a ellos, restablecer los medios de subsistencia y promover la reconciliación en las comunidades. Esos programas han demostrado sistemáticamente que las actividades que no se limitan a responder a una crisis inmediata tienen más probabilidades de contribuir a largo plazo a la prevención y la resiliencia.

RECURSOS

Brecha entre la ayuda humanitaria y el desarrollo sostenible

Programa del FFNUSH en la República del Congo (vídeo)

Informe del Secretario General (A/66/763)

Artículo destacado

República del Congo: programa conjunto de las Naciones Unidas para la consolidación de la paz, la prevención de los conflictos y el aumento de la seguridad humana en la República del Congo

Área Temática: Prevención y Resiliencia
Una grupo de mujeres accareando agua.
Un grupo de mujeres acarreando agua. Foto de la ONU

Para consolidar la paz y prevenir cualquier futura recaída en el conflicto, en la región de Pool era preciso y urgente adoptar un enfoque coherente que abordara las necesidades inmediatas y al mismo tiempo restaurara los servicios básicos y restableciera la confianza y la cohesión entre las comunidades fracturadas. Con este fin, el programa del FFNUSH reunió a una amplia gama de interesados para garantizar una respuesta integral y coordinada en materia de estabilización y recuperación. El programa combina los esfuerzos para mejorar la generación de ingresos, reintegrar a los excombatientes, mejorar el acceso a los servicios básicos, como la atención de la salud, restablecer los servicios de educación y promover una cultura de paz y reconciliación, ayudando así a allanar el camino hacia una sociedad pacífica y resiliente.