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Mensaje del Secretario General con motivo del Día Internacional de información sobre el peligro de las minas y de asistencia para las actividades relativas a las minas

4 de abril de 2009

He visitado muchos países que hacen frente al flagelo de las minas terrestres. He visto la devastación producida por esas armas de efectos indiscriminados que obstaculizan las obras de reconstrucción y dañan el medio ambiente y que siguen siendo causa de heridas graves y de muertes décadas después de la terminación de los conflictos. Las condiciones pueden ser distintas en el Iraq y el Sudán, en el Líbano y Zimbabwe, en el Afganistán y la República Democrática del Congo. Lo que no cambia es la amenaza a la vida y la integridad física de las personas.

En condiciones muy peligrosas, los trabajadores que participan en las actividades de remoción de minas arriesgan su vida para eliminarlas de los terrenos y los caminos. Durante las dos últimas décadas, la asistencia de las Naciones Unidas para esas actividades ha llegado a más de 50 países y territorios. Recientemente, los especialistas de las Naciones Unidas en remoción de minas formaron parte de los primeros grupos de personal internacional que reanudaron las actividades humanitarias en Gaza, donde los restos explosivos de guerra son una amenaza significativa.

Además de la remoción, las actividades relativas a las minas incluyen el establecimiento de un entorno seguro para la población civil, la creación de capacidad local y la recuperación de la dignidad de los sobrevivientes, a los que se les debe ofrecer oportunidades de trabajo y otros programas de reintegración.

Esas actividades también comprenden la adhesión a los instrumentos jurídicos pertinentes, entre ellos la Convención sobre la prohibición del empleo de minas antipersonal, el Protocolo V sobre los restos explosivos de guerra y la Convención sobre las municiones en racimo, recientemente aprobada. La Segunda Conferencia de examen de la Convención sobre la prohibición del empleo de minas, que se celebrará este año en Cartagena (Colombia), ofrece una oportunidad para reiterar el apoyo al tratado y a los esfuerzos para eliminar el peligro de las minas en todo el mundo.

Tengo la ferviente esperanza de que un día el mundo quede libre de las amenazas causadas por las minas terrestres y los restos explosivos de guerra. Para alcanzar esta meta, se necesitarán esfuerzos concertados en todos los frentes. En este Día Internacional, renovemos nuestro compromiso de empeñarnos en esa tarea que tantas vidas salvará.