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Mensaje del Secretario General en el Día Internacional de la Familia

15 de mayo de 2009

Este año, el Día Internacional de la Familia, que se celebra con el tema "Las madres y las familias: retos en un mundo cambiante", se consagra al papel importante que las madres cumplen en las familias y las comunidades en todo el mundo.

Las madres tienen un rol decisivo en las familias, que son una fuente potente de cohesión social e integración. La relación madre-hijos es fundamental para el desarrollo sano de los niños. Las madres, además, no son únicamente fuente de cuidados: también contribuyen al sustento de sus familias. Sin embargo, la maternidad sigue causando para las mujeres problemas serios e incluso peligro para su vida.

El nacimiento de un hijo, que tiene que ser causa de regocijo, es un riesgo grave para la salud para demasiadas mujeres en los países en desarrollo. La mejora de la salud de las madres es el Objetivo de Desarrollo del Milenio para el que se ha registrado el grado de progreso más bajo. Una mujer que vive en uno de los países menos adelantados corre un riesgo 300 veces mayor de morir dando a luz o a causa de complicaciones resultantes del embarazo que una mujer que vive en uno de los países desarrollados. Debemos reducir los peligros del embarazo y el parto preparando a los sistemas de salud para que presten servicios de planificación familiar, asistencia profesional durante el parto y atención obstétrica de emergencia.

Los actos de violencia contra las mujeres, muchas de las cuales son madres, siguen figurando entre las infracciones más frecuentes de los derechos humanos en la actualidad. Tienen consecuencias de gran alcance, porque ponen en peligro la vida de mujeres y niñas, causan daños a sus familias y comunidades y corroen la estructura misma de la sociedad. Poner fin a la violencia contra las mujeres y prevenirla debe ser una prioridad clave para todos los países.

También debemos asegurar el acceso universal a la educación. La educación de las mujeres y las niñas tiene beneficios no sólo para cada familia sino también para los países en su totalidad, porque moviliza la contribución que las mujeres pueden hacer al esfuerzo general en pro del desarrollo. Las estadísticas también demuestran que es mucho más probable que las madres que han recibido educación aseguren la asistencia de sus hijos a la escuela, lo que significa que los beneficios de la educación trascienden las generaciones.

Para apoyar a las madres en su misión de prestar cuidados a sus familias, tenemos que desarrollar y ampliar políticas y servicios de asistencia familiar, como guarderías infantiles, que alivien parte de la carga de trabajo que tienen las mujeres. Tanto las mujeres como los hombres necesitan un apoyo público más eficaz para compartir por igual las responsabilidades laborales y familiares. Las familias constituidas sobre la base del reconocimiento de la igualdad entre mujeres y hombres ayudarán a crear sociedades más estables y productivas.

En este mundo cambiante tenemos muchos retos que enfrentar, pero hay un factor que permanece constante: la trascendencia permanente de las madres y su contribución invalorable a la formación de la próxima generación. Reconociendo sus esfuerzos y mejorando sus condiciones de vida, podemos crear un futuro mejor para todos.