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Mensaje del Secretario General con ocasión del Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud

2 de diciembre de 2007

El Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud debería ser a estas alturas una conmemoración, el corolario de lo escrito en los libros de historia sobre uno de los peores actos cometidos por el hombre. Debería ser, pero no es así. La realidad es otra.

En realidad, millones de seres humanos iguales a nosotros viven sometidos a las formas contemporáneas de esclavitud y son víctimas de prácticas abominables como la trata de personas, el trabajo forzoso y la explotación sexual. Un sinnúmero de niños son reclutados a la fuerza como soldados, obligados a trabajar en talleres clandestinos o vendidos por sus desesperados familiares. Las mujeres son tratadas con crueldad y vendidas como si fueran objetos. Familias y aldeas enteras están reducidas a la servidumbre por deudas.

El hecho de que esas atrocidades se estén cometiendo hoy en el mundo debería cubrirnos a todos de vergüenza. Deberíamos indignarnos al constatar que, en muchos casos, esas prácticas son autorizadas, alentadas o pasadas por alto por quienes tienen el poder y la responsabilidad de ponerles fin. Pero, sobre todas las cosas, las penurias de las personas esclavizadas son las que deben incitarnos a tomar medidas.

Todos y cada uno de nosotros debemos alzar la voz para denunciar esos crímenes que privan a innumerables víctimas de su libertad, dignidad y derechos humanos. Debemos trabajar juntos para alcanzar la igualdad de derechos prometida a todas las personas en la Carta de las Naciones Unidas. Entre todos, debemos dar sentido a la frase de la Declaración Universal de Derechos Humanos que dice "nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre".

Ningún individuo, ninguna comunidad, ningún país puede guardar silencio ante este flagelo. La esclavitud es un problema que incumbe a todas las regiones y todos los gobiernos. Deberíamos hacerle frente a escala nacional, regional y mundial. Deberíamos también procurar comprender las causas y los factores que hacen que la esclavitud sea tan común en una época supuestamente tan civilizada. Tenemos que reconocer que la pobreza endémica, la exclusión social y la discriminación generalizada permiten que esta práctica se extienda como la gangrena. Quienes practican la esclavitud se aprovechan de los desesperados, los desposeídos y los desfavorecidos.

Las Naciones Unidas tienen la firme voluntad de luchar contra la esclavitud. Este año, el Consejo de Derechos Humanos estableció un nuevo mandato de procedimientos especiales y nombró un Relator Especial sobre las formas contemporáneas de la esclavitud. Éste tendrá una función de liderato en la lucha contra la esclavitud, en estrecha cooperación con los Estados Miembros de las Naciones Unidas, nuestros colaboradores de la sociedad civil y los grupos de víctimas.

En este Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud reafirmemos la dignidad inherente a todos los hombres, mujeres y niños. Redoblemos nuestros esfuerzos para construir sociedades en que la esclavitud sea realmente una palabra relegada a los libros de historia.