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Precumbre: FotosVídeo

26 de julio de 2021  |  Roma (Italia)

Retrasmisión (ONU Web TV)

Muchas gracias y bienvenidos todos nuestros amigos de los medios.

Estamos viviendo un día increíble en el que todos nos reunimos en persona y, por supuesto, también de forma virtual. Pero ya han pasado dos años después de un proceso realmente sólido. Nadie imaginaba la llegada de la COVID-19, pero cuando llegó, toda la solidaridad pareció centrarse en torno a un tema muy importante: la comida. Sin embargo, más allá de la comida, tenemos que reconocer que no se estaban cumpliendo los objetivos de la Agenda 2030. El objetivo que queríamos alcanzar, acabar con el hambre, estaba aún muy lejos de lograrse. Más bien al contrario, la COVID-19 complicó la situación y cada vez más personas empezaron a vivir en una situación de hambre.

Es por eso que, estar aquí hoy y recoger los frutos de ese debate de dos años a nivel nacional, regional y global es una oportunidad para realmente poner en marcha una Cumbre de la Gente, una cumbre de soluciones que transforme nuestros sistemas alimentarios de una vez por todas.

En muchos sentidos, los sistemas alimentarios no se parecen a ningún otro sistema. Quiero decir, todos los ciudadanos han participado, no solo con palabras, sino realmente planteando dónde creen que nos falta ambición. ¿Qué significa la ambición en la Agenda 2030? Hemos sido testigo de ello y lo deliberaremos mientras, como comentaba, recogemos los frutos.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible seguirán sirviendo de guía para este marco. Siguen siendo el marco de referencia para la recuperación tras la COVID, por lo que vemos los sistemas alimentarios como una luz de esperanza en la tormenta de COVID, la crisis que estamos sufriendo.

Los Estados Miembros ya están asumiendo sus compromisos, surgidos de los diálogos nacionales. Más de 145 de ellos han sido inclusivos y con participación múltiple. Y lo más importante es que 8 o 9 de ellos ya han empezado a establecer sus trayectorias. Los Gobiernos tampoco se han quedado atrás con los planes nacionales, pero esos planes deben ser adecuados para el objetivo, para el mundo que quiere ver la Agenda 2030 en menos de 9 años. Las oportunidades de recuperación de la pandemia por COVID están en lo que diríamos una fase de transición. Las transiciones azules y transiciones verdes que deberían incluir nuestros sistemas alimentarios también deben ajustarse a las transiciones para la energía, la conectividad y las poblaciones correspondientes a las personas que producen alimentos, incluidos los jóvenes.

Espero que lo que veremos en los próximos tres días sea una consolidación de los esfuerzos de los últimos dos años, para que podamos llegar a Nueva York con un nuevo compromiso de los líderes en cuanto a lo que realmente debe suceder a escala, de forma rápida y acelerada para todos y en todas partes. Es una agenda que no quiere dejar a nadie atrás y, en los próximos tres días, identificaremos esas deficiencias, las llevaremos a Nueva York y las traeremos de vuelta para poder realizar un reparto de tareas y seguir avanzando.

Gracias.

P: Secretario general adjunto, tenemos una pregunta de Agence France-Presse. […] ¿Cómo podemos articular mejor la necesidad de producir cantidades suficientes para alimentar al planeta y los requisitos de desarrollo sostenible en el contexto de la transformación de los sistemas alimentarios? Y además, ¿cómo podemos abordar las inquietudes de las asociaciones y ONG que sienten que esta cumbre está otorgando una gran presencia a la agroindustria y la industria alimentaria?

SECRETARIO GENERAL ADJUNTO: Muchas gracias, son buenas preguntas. Bueno, en primer lugar, creo que la Agenda 2030 describe muchos objetivos e indicadores que nos ayudan a dar forma a la ambición. Y eso queda patente en la creación de los diálogos nacionales, donde el Gobierno ha tomado la iniciativa pero cuenta con el compromiso de múltiples partes, y en los que trata de definir, a través de los planes nacionales, las vías para transformar sus sistemas alimentarios.

Para ello debe haber un esquema de inversión, una división del trabajo y una inclusión sobre cómo asignarán los Gobiernos las soluciones al respecto. Entonces, realmente vemos que la cuestión se trata de ver cómo alcanzar un compromiso entre las partes interesadas y el Gobierno. Creo que podrá ver que la ONU también respalda las capacidades necesarias para lograrlo, en torno a la ciencia, por parte de la sociedad civil. Las comunidades indígenas suelen mencionar que quieren proteger aquellas prácticas que debemos incluir si queremos tener una dieta nutritiva, pero también queremos incluir aquellas que producen alimentos de forma sostenible. Por lo tanto, basta con mirar las vías planteadas y analizar su inclusividad para poder ver que estamos creando una oportunidad que no deja a nadie atrás.

En lo referente a la segunda pregunta sobre la inclusión, el secretario general dejó muy claro que esta cumbre incluiría a todos. Es muy difícil tener una representación óptima, pero esperamos haberlo conseguido a través de los diferentes foros que tenemos y las diferentes plataformas con las que colabora la ONU. Pero, además de eso, además de los distintos foros con los que colaboramos, el grupo de asesores que ayuda a determinar los resultados de esta cumbre es muy inclusivo. Por ejemplo, de nuestros 29 miembros, un tercio de ellos pertenecen a la sociedad civil y tenemos representación de grupos indígenas, agricultores y voces importantes de la juventud. De los 29, solo uno es del sector privado.

No quiero decir con ello que no haya una gran representación del sector privado. Han alcanzado grandes cifras y eso es algo bueno. Porque lo que me gustaría tener en la sala es un sector privado con el que poder determinar qué es lo que no harán en el futuro, cómo cambiarán sus modelos empresariales para no lucrarse de la gente sino tener como punto primordial a las personas y el medio ambiente. Por ello, creo que este proceso ha demostrado ser realmente inclusivo. Nunca será perfecto, pero tenemos la intención de seguir perfeccionando ese compromiso. Y esto significa que el compromiso va más allá de Roma y Nueva York y que se está haciendo todo lo posible para que, cuando el sector privado participe, estemos protegiendo los derechos de las personas.

P: Tenemos una pregunta de la agencia de noticias alemana al secretario general adjunto de la ONU. En su opinión, ¿cuál es el punto más crítico en el que los miembros y las partes interesadas no están de acuerdo y para el que aún debe buscarse una solución?

SGA: En primer lugar, me gustaría recalcar que hay más cosas en las que estamos de acuerdo que en las que no. Pero creo que quizás en lo que todavía tenemos ciertas diferencias es en la inclusividad del proceso. Hay divergencia en este aspecto y creemos que tenemos un proceso inclusivo, pero debemos escuchar a las voces que opinan lo contrario. Y creo que esta es una parte importante de esta conversación, y que debe seguir siéndolo. Este no es el final, es el comienzo de intentar cambiar la forma en que nos involucramos en la implementación de la Agenda 2030. Necesitamos los compromisos de los jefes de estado y los Gobiernos, por lo que esperamos que lo que hemos conseguido durante este proceso de dos años logre ese compromiso en Nueva York.

Y luego, lo realmente importante es qué hacer una vez finalizada la Cumbre. Creo que en ese momento no habrá tanta divergencia de opiniones sobre cómo proceder porque ya estamos siendo testigos del compromiso de los Gobiernos y la sociedad civil, los pueblos indígenas y las empresas a nivel nacional. Ahí es donde tendrá lugar la implementación. Creo que ya sabemos el «qué». Ahora lo más importante es el «cómo» y compartir de cara al futuro las mejores prácticas de lo que hemos logrado a lo largo del tiempo. Ahí es donde considero que tenemos el mayor desafío, asegurarnos de que nadie se queda atrás: esa es la clave.

En estos momentos, todos, incluso la ONU, tenemos un gran problema. Defendemos el hecho de que no hay suficientes recursos dedicados a la transformación de los sistemas alimentarios. Y tiene que haberlos. Esa es la promesa para la recuperación de la COVID. Si vamos a hacerlo, tiene que haber una respuesta. Y los países deben tener acceso a los recursos para poder lograrlo. Muchos países, especialmente aquellos más vulnerables con ingresos de renta media, tienen los mayores índices de desigualdad. Por ello, necesitan tener acceso a recursos, que actualmente suelen articularse en torno al PIB. Tenemos que ir más allá, porque eso es lo que une a la gente. Espero que podamos abordar este problema múltiple. Tenemos las soluciones, los canales y los programas que hay que financiar. Solo nos faltan los recursos para poder hacerlo, y hacerlo a escala, más allá de los proyectos que hemos hecho hasta la fecha.

P: Apenas se ha tenido en cuenta la relación entre Una Salud y los sistemas alimentarios. ¿No debería ser más importante este tema? ¿Cómo se ha manifestado en los debates?

SGA: Creo que sí que se ha tenido en cuenta Una Salud, pero quizás algunas personas no se han percatado de ello. Lo importante de esta Cumbre es que ha permitido que todas las comunidades del mundo se unan para cumplir con los ODS, por lo que no hay nada negociado. Una Salud forma una parte esencial de ello y puede verse quizás bajo el prisma de la nutrición y cómo procederemos para que la comida vaya más allá de la materia prima en sí y del producto, que englobe todo el sistema, y cuando nos referimos a todo el sistema estamos hablando de la salud en su conjunto.

P: Una última pregunta para el secretario general adjunto de EFE. […] Les gustaría saber más sobre la región de América Latina. ¿Qué se ha aprendido sobre los sistemas alimentarios sostenibles y qué se está haciendo para potenciar la región para la Agenda 2030?

SGA: Hace poco ha hablado el vicepresidente de Uruguay. Creo que se estaban planteando cuestiones importantes sobre cómo fomentar el conocimiento y la práctica y dar voz a los temas de derechos y exclusión. Todo ello quedará bien documentado durante los procesos, pero también se reflejará en la declaración del secretario general al finalizar la Cumbre, y creo que es realmente importante.

Algunos de los temas importantes que creo que se están discutiendo son también la interrelación entre el cambio climático. La acción climática que debe implementarse tiene mucho que ver con las inversiones que deberían producirse también en América Latina y el Caribe. Comprender realmente la vulnerabilidad, como he comentado antes, va más allá del PIB. Es fundamental tener acceso a los recursos necesarios, y es algo que no está sucediendo como debería.

Apreciamos las voces de los bancos multinacionales de desarrollo que han acudido al proceso, pero también necesitamos que analicen sus gastos en adaptación, que es en gran medida lo que sucederá en los sistemas alimentarios. Queremos ver más de lo que vendrá en materia de conectividad, algo que ya vimos durante la COVID, oportunidades extraordinarias que se aprovecharon para trasladar negocios formales al mundo online y que continúan permitiendo la participación de los jóvenes, especialmente las mujeres.

Por lo tanto, hemos aprendido mucho de América Latina y el Caribe, como el mensaje de inclusión y el mensaje de conocimiento local. No es el alumno desaventajado, y eso es precisamente lo que nos muestra esta Cumbre. Cherrie [Atilano, Embajadora de Nutrición de la ONU] mencionó modelos a seguir. Creo que es realmente importante que tengamos esperanzas en esta transición intergeneracional que estamos presenciando y que escuchemos a las Cherrie de este mundo. Diez años después, estoy feliz de dar un paso atrás y ver cómo la energía y aspiraciones que tienen se arraigan en el mundo que les pertenece y que llegará un momento en el que también tendrán que pensar en legar ese futuro.

De nuevo, cada región tiene sus propias soluciones a medida. No existe un planteamiento único y no es así como funciona el mundo: somos increíblemente diversos. Esto es un símbolo de nuestra riqueza y no de lo complicado que resulta. El mundo es complejo y por eso estamos aquí, para solidarizarnos y respetarnos mutuamente con el fin de alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 a tiempo.