Aunque la región ha vuelto a los niveles de pobreza prepandemia, debe invertir más y mejor en educación, en servicios y en mecanismos de protección social para reducir la vulnerabilidad.

Derribar las barreras hacia la igualdad de género es vital para reducir las desigualdades. Para avanzar en este objetivo, el PNUD lanza el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). Un indicador -que refleja las carencias experimentadas por una persona al mismo tiempo - enfocado en esta ocasión en las mujeres de 10 países de la región: Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Honduras, México, Panamá, República Dominicana y Uruguay. Países donde el 27.4 % de las mujeres experimentan pobreza multidimensional.

Si bien décadas de progreso han sacado a mil millones de personas de la pobreza, la COVID-19 y otros eventos geopolíticos han causado graves retrocesos. Nos encontramos en la mitad del plazo marcado para la consecución de la Agenda 2030 y los ODS. Aún hay tiempo de cumplirlos. En el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, subrayamos la necesidad de realmente entender la pobreza y las múltiples formas que adopta. Es el resultado de no reconocer que cada ser humano es igualmente digno y merece las mismas oportunidades; la consecuencia de la injusticia y de las políticas que acrecientan la marginalización.

Los productos agrícolas, energéticos y mineros constituyen la base del comercio mundial, pero una dependencia excesiva puede dejar una economía vulnerable y una población en situación de pobreza.

Según un índice de referencia del PNUD, 1.100 millones de personas – el 18 % de los 6.100 millones que somos en el planeta - viven en condiciones de penuria extrema en 110 países. Aun así, este Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) revela como 25 países, entre ellos Honduras, han reducido a la mitad sus IPM en 15 años. Un indicador que evalúa el impacto de la pobreza aguda en aspectos cotidianos de la gente.  

En Guinea, para muchos jóvenes, no encontrar empleo supone una vida de pobreza, delincuencia y migración irr

A través de variables como la inflación y los impactos de la pandemia de COVID-19, el PNUD te ofrece las 7 claves de los progresos y desafíos de la pobreza en este país andino.

Orgullosa de su comunidad en China Kichá, Nila siempre ha buscado formas de contribuir al desarrollo de su tierra y gente. La oportunidad surgió cuando la FAO y otras agencia de la ONU implementaron un programa para romper el ciclo de la pobreza. Nila trabajó duro para obtener el capital que le permitió abrir una granja con 25 pollos. Cuatro meses después, Nila ya había cuadriplicado su stock de aves. Y no es la única. Este programa también ha financiado otros proyectos relacionados con cerdos, maíz, frijoles y bananos.

Aunque las zonas rurales son donde vive la mayoría de las personas menos favorecidas, estas son las áreas donde es más complejo obtener datos fiables sobre la pobreza. Para resolver este problema, la FAO ha introducido una nueva forma de medir la pobreza en estas regiones. La nueva fórmula, basada en que los ingresos familiares por sí solos no reflejan el bienestar de una persona, buscar ayudar a los gobiernos a diseñar políticas más precisas para abordar la pobreza rural y el hambre.

El Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) en Ecuador nos recuerda que la pobreza tiene muchas caras.

Los proyectos para lograr este objetivo ayudan a aumentar los ingresos y los recursos de las personas y hogares más pobres. ¿Quieres conocer cómo funcionan?

Esta pandemia nos ha demostrado que una sociedad es solo tan fuerte como su eslabón más débil; una realidad tanto para la salud de la gente como para la de su economía. El fin de la pobreza en todas sus formas es el fundamento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, el Banco Mundial prevé que en 2020 la pobreza extrema mundial aumentará por primera vez en más de 20 años. En particular, la nueva pobreza extrema se concentrará en regiones que ya luchan contra elevados niveles de pobreza, como el sur de Asia y el África subsahariana.

El año 2020 ha ocasionado un desafío sin precedentes para la lucha contra la pobreza. La pandemia de COVID-19, el cambio climático y los conflictos están aumentando las tasas de pobreza por primera vez desde 1998.