Mark Carney es el Enviado Especial de las Naciones Unidas para la Acción Climática y las Finanzas. Cuenta con una destacada trayectoria en el mundo de las finanzas, ya que trabajó como Gobernador del Banco de Inglaterra. En una entrevista reciente, habló sobre cómo la financiación privada se alinea cada vez más con la consecución de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero, lo que significa que las emisiones que se producen equivalen a las que se eliminan de la atmósfera. Asimismo, destacó que todo el mundo debería seguir presionando para exigir acciones por el clima. A continuación se incluyen fragmentos editados.

 

Ha comentado que el objetivo de cero emisiones netas es la mayor oportunidad comercial de nuestra época. ¿Por qué?

El cambio climático es una amenaza existencial. Todos lo reconocemos y es una cuestión cada vez más urgente. Sin embargo, si realizas inversiones, elaboras nuevas tecnologías y cambias la forma de hacer negocios en aras de reducir y erradicar dicha amenaza, estás creando valor. Además, hemos observado con más frecuencia que las sociedades están prestando muchísima atención a la consecución de cero emisiones netas, incitadas en un principio por los Objetivos de Desarrollo Sostenible e impulsadas por el Acuerdo de París. Las empresas, las personas que invierten en ellas y sus prestamistas, así como los que forman parte de la solución, obtendrán sus recompensas. Aquellas que siguen rezagadas y que aún forman parte del problema recibirán sanciones.

 

¿Cuál es ahora la novedad más interesante relacionada con el clima en la financiación privada?

En el debate, el cambio climático ha pasado de verse como un riesgo a considerarse una oportunidad y a convertirse de verdad en un objetivo único, que es transformar nuestras economías en un modelo con cero emisiones netas lo más rápido posible. Eso es una novedad enormemente interesante, ya que ahora, en el sector de la financiación privada, nos centramos en un objetivo claro (las cero emisiones netas) y en buscar las oportunidades para promoverlo y ser recompensados por ello.

La financiación privada está determinando qué empresas forman parte de la solución. Sin embargo, esta también está siendo juzgada, cada vez con más frecuencia. Los bancos, los fondos de pensiones y los gestores de activos tienen que demostrar qué lugar ocupan en la transición hacia las cero emisiones netas. Y la gente votará con su dinero. En eso consiste crear el tipo de inversión que necesitaremos para conseguir cero emisiones netas.

 

¿Por qué es tan importante que las grandes empresas estén obligadas a desvelar sus emisiones de carbono?

Todos sabemos que aquello que se mide se puede gestionar. El cambio climático aún no se está midiendo de una manera constante, aunque el sector privado ha comenzado a avanzar en este sentido desde la firma del Acuerdo de París. Ahora necesitamos que las mediciones y la divulgación de las emisiones sean algo obligatorio. Esa es una de las prioridades de la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se celebra en Glasgow a finales de este año.

 

¿Qué papel desempeñan las pequeñas empresas en todo esto?

Si gestiono una empresa que está comprometida con alcanzar cero emisiones netas, ¿qué implica esto? No se trata solo de desvelar cuántas emisiones produzco al fabricar mi producto ni de gestionarlas. Esta cuestión también incluye las emisiones producidas por la energía que uso y todas las emisiones relacionadas con toda mi cadena de valor. En otras palabras, estamos hablando de las emisiones de mis proveedores, muchos de los cuales son pequeñas empresas, así como las emisiones de las personas que usan un producto. Esta empresa es la responsable de desvelar todas esas emisiones y también tiene incentivos para gestionarlas a la baja. Dicho incentivo es el de trabajar con pequeñas empresas o el de escoger a las que emitan menos emisiones.

Si las empresas multinacionales se centran en las emisiones que producen a lo largo de toda su cadena de valor, de la que muchas de sus partes se encuentran en países en desarrollo, tendrán el incentivo de invertir y ayudar a reducir las emisiones en esos países también. Se trata de una acción muy eficaz. Así es como la reducción de las emisiones se puede llevar a cabo en las economías y en todo el mundo.

 

Si las empresas multinacionales se centran en las emisiones que producen a lo largo de toda su cadena de valor...la reducción de las emisiones se puede llevar a cabo en las economías y en todo el mundo.

 

¿Cómo encajan las medidas que adopten las empresas con las necesidades de los países y las comunidades?

Las empresas están reconociendo que no son islas independientes del sistema social, político, económico o climático. Están conectadas, se responsabilizan de dichas conexiones y ayudan a progresar a la parte de la sociedad con la que están conectadas. Con la COVID-19, ha surgido un sentimiento de solidaridad en muchas empresas, que se ha añadido al sentido de propósito. Se trata de un avance muy positivo porque puede conducir a que las empresas realicen inversiones climáticas y otro tipo de inversiones necesarias.

 

¿Cuál debería ser el objetivo de los planes nacionales sobre el clima, o las CDN, que utilizan los países para establecer sus acciones climáticas?

2021 es el año de las cero emisiones netas en muchos sentidos. En la COP26 buscaremos un compromiso global para conseguir las cero emisiones netas. Uno de los aspectos fundamentales es tener credibilidad política y objetivos claros (definidos en planes concretos). Por ejemplo, en la Unión Europea y el Reino Unido, existen moratorias para los coches con motores de combustión interna para después de 2030. Esas medidas indican a la industria qué debe cambiar de hoy a esa fecha.

Es justo en estos casos donde el sector financiero tiene más influencia, ya que este no esperará hasta 2030 para realizar los ajustes necesarios. Los empezará a hacer ahora. Empezará a ofrecer dinero, inversiones y préstamos a los negocios que no dispongan de planes para prosperar en esos entornos.

 

¿Qué papel desempeñan las compensaciones de las emisiones de carbono?

Desempeñan un papel complementario a la hora de conseguir cero emisiones netas, que consiste, fundamentalmente, en la reducción de las emisiones en términos absolutos. Sabemos que nuestro presupuesto para las emisiones de carbono es limitado. De acuerdo con algunas estimaciones, solo disponemos de 10 años más al ritmo actual de emisiones para que superemos los 1,5 grados de calentamiento y pasemos a una situación más catastrófica. Por consiguiente, necesitamos preservar y ampliar dicho presupuesto todo lo posible. Las compensaciones de las emisiones de carbono ayudan a esa tarea.

Es un mercado que, en realidad, está motivado por la ambición empresarial y el compromiso por las cero emisiones netas. Las empresas necesitan saber que las compensaciones están surtiendo efecto y que el carbono se está reduciendo de verdad; de lo contrario, no podrán incluirlas en sus informes o declaraciones anuales. La gran mayoría de las compensaciones se dirigirán a las economías emergentes y especialmente a aquellas en desarrollo para tareas de reforestación, soluciones basadas en la naturaleza y el desarrollo de fuentes de energía renovable y otras fuentes con bajas emisiones de carbono, algo que posiblemente se encuentre en una escala de más de 100.000 millones de dólares al año para las partes del mundo que más lo necesitan. Por lo tanto, se trata de un mercado enormemente importante. Sin embargo, al igual que todo lo relacionado con el clima, tenemos que ponerlo en perspectiva. En ningún caso se trata de una solución mágica que exima de responsabilidad a nadie para reducir las emisiones en términos absolutos.

 

¿Cómo equilibramos las acciones para conseguir cero emisiones netas con el proceso de adaptación?

Conseguir cero emisiones netas es un imperativo absoluto. Si no las conseguimos, estaremos agravando el proceso de adaptación. En otras palabras, la situación seguirá empeorando. Desafortunadamente, el proceso de adaptación válido para un calentamiento de 1,5 grados dejaría de serlo con una subida de 2 o 2,5 grados más.

 

¿Qué debemos hacer para adaptarnos?

En cuanto a la financiación del proceso de adaptación en los países en desarrollo, lo que se ha realizado hasta el día de hoy no es suficiente. Debemos aumentar de manera bastante drástica la ambición de los bancos de desarrollo multilaterales y de los donantes bilaterales. Además, tenemos que trabajar con una financiación combinada, en la que parte de la financiación pública se aprovecha de la privada y ambos sectores, público y privado, comparten adecuadamente los riesgos. Desafortunadamente, los requisitos son enormes si somos realistas, debido a lo que ya le está ocurriendo a nuestro clima e incluso si conseguimos una transición hacia cero emisiones netas acorde a una subida de 1,5 grados.

 

Todos tenemos un papel que desempeñar en este proceso. Uno de los papeles más básicos que tenemos como individuos es el de hacer preguntas.

 

¿Por qué se compromete a actuar sobre el cambio climático?

Me gusta que muchas otras personas lleven mucho tiempo siendo conscientes del problema. Desde fuera, sentía que ayudaba en lo relativo al reciclaje, la conservación y otros aspectos, pero, honestamente, asumía que otras personas ya cuidaban del clima, que eran «otros» quienes lo cuidaban. Entonces, llegó un punto en el que me di cuenta de que yo formaba parte de esas otras personas y de que no se estaba cuidando al clima.

Cuando llegué a ser Gobernador del Banco de Inglaterra, el cual supervisa al sector de los seguros, observé que el número de fenómenos meteorológicos extremos se había triplicado y que el coste de dichos fenómenos era cinco veces mayor que hace un cuarto de siglo. Estos datos hicieron que me concentrase de verdad en la cuestión del clima. En cuanto a mi cargo [como Enviado Especial para la Acción Climática y las Finanzas], creo que todos estamos en una posición desde la que podemos ayudar si así se nos solicita. Para mí, es un honor ayudar en todo lo que pueda.

 

¿Qué consejo daría a las personas que se quieren involucrar en la acción climática?

Todos tenemos un papel que desempeñar en este proceso. Una de las funciones más básicas que tenemos como individuos es la de hacer preguntas. El banco que tiene nuestro dinero, ¿qué opina sobre el cambio climático? ¿Cómo están consiguiendo llegar a cero emisiones netas? Si no te gusta su respuesta, puedes transferir tu dinero a instituciones que formen parte de la solución.

Por otro lado, no trabajo como político. No obstante, he trabajado muchas veces cerca de ellos y, cuando los electores hacen preguntas, estos llegan a tener mucha influencia, ya que comunican a los políticos sus preocupaciones. No asumas que a un político le importa este problema tanto como a ti. Les importará cada vez más cuanto más se les plantee. Ahora es el momento de plantear este problema porque la cuestión del clima se está generalizando y se están adoptando muchas decisiones importantes.

 

Financiación de la acción climática