Malala Yousafzai se convirtió en un símbolo internacional de la lucha en pro de la educación de las niñas después de que le disparasen en 2012 por oponerse a las restricciones de los talibanes a la educación de la mujer en su país natal, el Pakistán. En 2009, Malala había empezado a escribir un blog bajo pseudónimo sobre la creciente actividad militar en su pueblo de origen y sobre el temor de que atacasen su escuela. Una vez que se reveló su identidad, Malala y su padre, Ziauddin, siguieron pronunciándose en favor del derecho a la educación.

El ataque talibán a Malala, el 9 de octubre de 2012, cuando volvía a casa de la escuela con sus amigas, recibió una condena mundial. En el Pakistán, más de 2 millones de personas firmaron una petición por el derecho a la educación y la Asamblea Nacional ratificó el primer Proyecto de Ley sobre el Derecho a una Educación Gratuita y Obligatoria del país.

En 2013, Malala y su padre fundaron de forma conjunta el Fondo Malala con el objetivo de sensibilizar acerca de los efectos sociales y económicos de la educación de las niñas y de empoderarlas para demandar el cambio. En diciembre de 2014, se convirtió en la receptora más joven del Premio Nobel de la Paz. El Secretario General, António Guterres, nombró a Malala Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas en 2017 para ayudar a sensibilizar acerca de la importancia de la educación de las niñas.

ESFERA PRIORITARIA: LA EDUCACIÓN DE LAS NIÑAS

La educación de calidad es la base para mejorar la vida de las personas y para el desarrollo sostenible. Se han logrado importantes avances en el aumento del acceso a la educación a todos los niveles y en el incremento de las tasas de escolarización, en particular entre las mujeres y las niñas. El mundo ha alcanzado la igualdad en la educación primaria entre las niñas y los niños. Sin embargo, son pocos los países que han logrado esa meta en todos los niveles educativos.

Además, todavía hay 57 millones de niños sin escolarizar. Es necesario poner en marcha iniciativas más contundentes para conseguir los objetivos de la educación universal. En septiembre de 2015, en una cumbre histórica de las Naciones Unidas, varios líderes de todo el mundo aprobaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, concebidos para movilizar iniciativas dirigidas a poner fin a todas las formas de pobreza, luchar contra las desigualdades y combatir el cambio climático. El Objetivo 4 se centra en garantizar una educación inclusiva y de calidad para todos, así como en promover el aprendizaje permanente. Entre las metas del Objetivo 4 se incluye la eliminación de las disparidades de género en la educación para 2030.

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