El proceso de documentación de supuestas violaciones de los derechos humanos es notoriamente complejo. Las dificultades de acceso y los recursos necesarios a veces hacen que sea poco práctico llevar a cabo investigaciones exhaustivas, lo cual crea vacíos legales en los procesos de rendición de cuentas que permiten a los perpetradores negar que hayan cometido irregularidades, o incluso desestimar las acusaciones de abusos como “incidentes aislados”. La Universidad de Essex, una institución miembro de la iniciativa Impacto Académico de las Naciones Unidas (UNAI, por sus siglas en inglés) en el Reino Unido, ha identificado una posible solución.

El Dr. Daragh Murray lanzó en 2016 la Unidad de Verificación Digital (DVU, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Essex para fomentar el uso de las tecnologías emergentes en las investigaciones y causas judiciales sobre violaciones de los derechos humanos: “La disponibilidad de teléfonos inteligentes y una cada vez mayor conectividad mediante Internet significa que aquellos afectados por violaciones de los derechos humanos –tanto víctimas como testigos– pueden compartir sus historias y experiencias de una forma que antes no podía ni siquiera imaginarse”.

Murray, que imparte docencia en el Centro de Derechos Humanos y la Facultad de Derecho de la misma institución, afirmó que “el acceso a este contenido proporciona un recurso de gran valor para los investigadores de violaciones de los derechos humanos, pues les permite, por primera vez además, llevar a cabo investigaciones en profundidad a distancia. Los resultados de dichas investigaciones, así como la documentación visual, pueden contribuir a contrarrestar narrativas oficiales y proporcionan una evidencia sólida de cara a campañas legales o de incidencia política”.

La DVU de la Universidad de Essex, que forma parte del Cuerpo de Verificación Digital (DVC) de Amnistía Internacional, está a la cabeza en este nuevo terreno de la información “de acceso abierto”. Durante el inicio de cada curso académico estudiantes de toda la universidad reciben formación sobre técnicas que les permiten verificar contenidos y responder rápidamente a crisis de derechos humanos. Muchos de ellos adquieren así las destrezas que usarán, tras su graduación, en sus futuras carreras profesionales.

“Es un trabajo que realmente compensa, siento que estamos contribuyendo en casos e investigaciones reales, y ciertamente adquirimos nuevas capacidades”, afirma Amira Hanafy Bayoumi, quien acaba de completar una Maestría en Derecho (LLM) en Derecho Internacional y Derechos Humanos. El DVC de Amnistía Internacional permite a los estudiantes de la Universidad de Essex colaborar en investigaciones junto a unidades similares en otras universidades del mundo.

“Las universidades son lugares particularmente adecuados para llevar a cabo este trabajo. Estamos en una posición privilegiada que nos permite aprovechar el entusiasmo de unos estudiantes comprometidos, así como un entorno de investigación que permite que sus destrezas prosperen y se desarrollen”, afirmó Murray. En noviembre de 2019 DVC fue nombrado “Colaboración Internacional del Año” en los Times Higher Education Awards (Premios Times de Educación Superior) por su investigación acerca del bombardeo de Raqqa, en Siria.

Estudiantes miembros del DVC, incluidos los de la Universidad de Essex, usaron métodos innovadores de acceso abierto para identificar videos y fotografías de Raqqa en Internet, y geolocalizaron edificios destruidos mediante Google Earth. Las coordinadas de GPS de cada edificio fueron publicadas en línea. Finalmente, otro grupo de voluntarios usó imágenes de satélite para establecer cuándo se habían destruido los edificios.

Los investigadores sobre el terreno de Amnistía Internacional usaron esta información para identificar sobrevivientes y testigos del bombardeo, para así recomponer la verdadera historia de la destrucción de Raqqa. Más de 1.600 víctimas fueron identificadas con seguridad, y el informe resultante fue presentado en una plataforma en línea y en una exposición interactiva en Londres. La DVU de la Universidad de Essex también colabora con otras organizaciones, incluidas varias de la sociedad civil y distintos organismos de derechos humanos de Naciones Unidas.

También ha creado una guía introductoria (en inglés) a las investigaciones de acceso abierto. Murray, junto a Sam Dubberley (Amnistía Internacional) y Alexa Koenig (Universidad de California, Berkeley), ha coeditado Digital Witness (Testigos Digitales), el primer libro de texto sobre este tema, publicado en febrero de 2020. Mediante su colaboración con Amnistía Internacional, la DVU ha contribuido a crear una red internacional de personal capacitado en la investigación de los Derechos Humanos, de acuerdo con el principio de la UNAI de compromiso con los derechos humanos, entre ellos la libertad de investigación, opinión y de expresión.