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Racismo y pueblos indígenas

Los Estados multiétnicos y la protección de los derechos de las minorías

Introducción

En el mundo actual, los Estados multiétnicos constituyen la norma. La definición del Estado nación tradicional, según la cual a una unidad territorial corresponde un grupo nacional definido, nunca fue precisa. En la actualidad la mundialización y la circulación cada vez mayor de personas entre países tornan completamente obsoleta a esta definición. Sin embargo, las culturas mayoritarias o las culturas dominantes en los países de todo el mundo, aún tratan de imponer su identidad a otros grupos con los que comparten un territorio.

Los intentos de imponer el uniculturalismo en entornos multiétnicos con frecuencia se llevan a cabo a expensas de los derechos de las minorías. Para evitar la marginación, las minorías a menudo intensifican sus esfuerzos para preservar y proteger su identidad. El endurecimiento de las posiciones -asimilación por una parte y preservación de la identidad de las minorías por la otra- pueden provocar una intolerancia acrecentada y, en el peor de los casos, conflictos armados interétnicos. En esos casos, y a fin de evitar el agravamiento de la situación, es esencial proteger y promover los derechos de las minorías.

¿Qué puede hacerse?

Los conflictos étnicos no son inevitables en los Estados multiétnicos.

La buena administración de los asuntos públicos desempeña un papel vital en la incorporación de las minorías en las sociedades y en la protección de sus derechos e intereses. Mediante el reconocimiento, el diálogo y la participación todos los ciudadanos de una sociedad diversa pueden llegar entre sí a una mayor comprensión de las preocupaciones de los demás. La educación y los medios de difusión tienen importantes funciones que desempeñar al respecto, al igual que los representantes políticos y los líderes comunitarios.

Las medidas positivas que pueden adoptar los Estados comprenden: medidas legislativas que introduzcan penas mayores por delitos debidos a causas raciales; utilizar la supervisión étnica para determinar el número de personas de origen étnico o nacional determinado por tipo de empleo y establecer metas que aumenten los puestos de trabajo para las personas pertenecientes a las minorías en esferas en que están infrarrepresentados, y establecer instituciones de derechos humanos y defensores del pueblo para fomentar la igualdad étnica y racial.

Aunque ningún país tiene un historial perfecto en materia de derechos de las minorías, algunos han emprendido iniciativas dignas de ser tenidas en cuenta. Finlandia, por ejemplo, ha hecho considerables esfuerzos para aplicar leyes orientadas a promover las buenas relaciones étnicas entre sus habitantes. Los finlandeses de habla sueca, que representan el 5,71% de la población de Finlandia, constituyen la minoría más numerosa de ese país. a situación de los finlandeses de habla sueca es excepcional en comparación con la de otras minorías nacionales, pues el sueco es, además del finlandés, un idioma oficial de Finlandia. En los últimos años, el Gobierno ha redoblado los esfuerzos para resolver la cuestión relativa a la propiedad de la tierra por parte de los sami, la población indígena de Finlandia. El finlandés, el sueco o el idioma sami se enseñan los tres como primer idioma en la escuela, y en virtud de la nueva legislación, los niños que residen en Finlandia con carácter permanente, categoría que incluye a los hijos de los inmigrantes, tienen el deber y el derecho de asistir a la escuela diversificada.

Las autoridades estatales deben garantizar que las minorías disfruten del derecho fundamental a la igualdad, tanto en la legislación escrita como en la sociedad en general. A este respecto, hay que destacar que el gobierno local, las organizaciones cívicas y las organizaciones no gubernamentales desempeñan una función importante. La policía, los fiscales y los magistrados deben tener mayor conciencia de lo que constituye la discriminación racial y los delitos por motivos raciales, y en algunos casos puede resultar apropiado modificar la composición de las fuerzas de policía para reflejar mejor las comunidades multiétnicas a las que prestan servicios. Corresponde a las minorías integrarse en sus comunidades. Otras recomendaciones incluyen vigilar las expresiones orales y escritas que incitan al odio, promover la plena participación de las minorías mediante la educación y garantizar una vivienda adecuada y el acceso a la atención sanitaria.

Cuando los Estados carecen de cimientos para proteger los derechos de las minorías o cuando los gobiernos fomentan activamente la intolerancia respecto de los grupos minoritarios desarrolla un ambiente caracterizado por los conflictos. A medida que se agravan las tensiones en que intervienen cuestiones relacionadas con las minorías nacionales, la desconfianza hacia el propio gobierno puede evolucionar en situaciones de conflicto. En los últimos diez años han estallado conflictos étnicos en un determinado número de países, como Rwanda y Burundi, la ex República de Yugoslavia y, más recientemente, en Indonesia, Timor Oriental y Fiji. Tragedias como ésas obligan a la comunidad internacional a alentar el diálogo entre las minorías y los gobiernos en todas las sociedades.

Casi tres años después del derrocamiento del ex Presidente Suharto, los problemas de Indonesia con sus comunidades minoritarias van en aumento, pese a los beneficios aportados por la democracia. Se han registrado desórdenes en las provincias de Aceh e Irian Jaya; Timor Oriental aún tiene que recuperarse de las secuelas asociadas con su voto en favor de la independencia y han estallado actos de violencia étnica en la sección indonesia de Borneo. Grupos de derechos humanos estiman que entre 3.000 y 4.000 personas murieron en ese país como consecuencia de la violencia vinculada a actividades separatistas y la violencia étnica, y más de un millón de personas carece actualmente de vivienda debido a esos conflictos.

El caso de los romaníes

Aunque hay muchas poblaciones minoritarias en el mundo que necesitan apoyo, la población romaní en particular se ha convertido en un importante centro de atención de los grupos preocupados por el fomento de los derechos humanos, especialmente en el marco de la preparación de la Conferencia Mundial contra el Racismo. La mayoría de los entre ocho y diez millones de romaníes que se calcula que existen, nómadas o sedentarios, viven en Europa, y la discriminación de que frecuentemente son objeto se considera un problema europeo; pero los romaníes residen en otras partes del mundo también, incluidas América del Norte y del Sur, Australia y la India.

Durante siglos, los romaníes han sido objeto de malos tratos, rechazo, exclusión y discriminación en diversas formas. La variada discriminación racial que encaran los romaníes es muestra de algunas de las formas contemporáneas más comunes de discriminación racial experimentada por otros grupos minoritarios en el mundo. Se espera que los intentos positivos de abordar la cuestión de la discriminación contra los romaníes beneficie a otros grupos minoritarios.

En un informe presentado a la Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos en su 52º período de sesiones, celebrado en junio de 2000, un experto independiente, Sr. Yeung Kam Yeung Sik Yuen, identificó cuatro esferas principales de preocupación de la población romaní: la vivienda, la educación, el empleo y la participación política.

Como señala el Sr. Yuen en su informe, los romaníes son excluidos de los restaurantes, las piscinas y las discotecas y a menudo son blanco de actos racistas violentos cometidos por los "cabezas rapadas". En 1994 los romaníes fueron perseguidos por los serbios durante las hostilidades en Bosnia, y aún hoy sufren la hostilidad de la población de origen albanés en Kosovo porque se dice que algunos de ellos se pusieron de parte de los serbios antes de la intervención de la OTAN. No causa sorpresa que la preocupación más inmediata para muchos romaníes sea su falta de seguridad personal.

Sin embargo, se han emprendido iniciativas orientadas a mejorar considerablemente la situación de esta población minoritaria. En Hungría, la gerencia de radio y televisión otorgó recientemente una licencia a radio C, de Budapest, la primera emisora independiente de Europa central a cargo de romaníes, para transmitir en frecuencia modulada. En Rumania y en Eslovaquia también se han emprendido iniciativas en cuyo marco se ha reunido a romaníes y no romaníes para construir casas, lo que ha contribuido a desmentir estereotipos negativos respecto de los romaníes como meros receptores de beneficios sociales. Además, los propios romaníes han fundado varios partidos y movimientos políticos en muchas sociedades y se han agrupado en varias decenas de asociaciones cívicas. El hecho de que los gobiernos hayan admitido sencillamente que los romaníes son víctimas de la intolerancia y la discriminación ha constituido un importante paso adelante en algunos países.

En su informe sobre la situación de los romaníes en la región de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el Sr. Max van der Stoel, Alto Comisionado de la OSCE para las Minorías Nacionales, llega a la conclusión de que incontables programas destinados a los romaníes han estado abocados al fracaso porque se elaboraron sin la participación de los romaníes y, consecuentemente, con insuficiente conocimiento de la cultura y las necesidades concretas de la población a la qual se intentaba beneficiar. La participación activa de un grupo minoritario en la elaboración y ejecución de proyectos contribuye a garantizar que no se cree o perpetúe involuntariamente la dependencia y la pasividad por parte de los grupos que se intenta beneficiar.

Las Naciones Unidas

En 1992, la Asamblea General aprobó la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas. La Declaración, único instrumento de las Naciones Unidas que abordaba concretamente los derechos especiales de las minorías, puede ser considerada un punto de referencia por la comunidad internacional. En ella se incluye una lista de los derechos que legítimamente deberían gozar las minorías, entre ellos el derecho a disfrutar de su propia cultura sin interferencia y el derecho a participar efectivamente en la adopción de decisiones a escala nacional. Se pide a los Estados que adopten medidas en la esfera de la educación a fin de fomentar el conocimiento de la historia, las tradiciones, el idioma y la cultura de las minorías existentes en sus territorios. También se les pide que, en la aplicación de políticas y programas nacionales, tengan en cuenta los intereses de las minorías.

La vigilancia multilateral del cumplimiento de los compromisos internacionales -contraídos por los Estados en relación con la protección de los derechos de las minorías- ha aumentado la transparencia. En el sistema de las Naciones Unidas, esa tarea está a cargo de la Comisión de Derechos Humanos, la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial. También se ha establecido un Grupo de Trabajo sobre las Minorías para examinar el adelanto y la puesta en práctica de la Declaración. Este Grupo de Trabajo es el centro de coordinación de las Naciones Unidas en la esfera de la protección de las minorías y el principal foro para el diálogo constructivo sobre el trato que deben dar los gobiernos a las minorías.

En los informes presentados por los Estados Partes en la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial se presenta un panorama de la situación de las minorías en un país concreto. El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial se reúne dos veces al año para examinar los informes de los Estados Partes e informes paralelos presentados por organizaciones no gubernamentales. En casos extremos, el Comité adopta medidas de alerta temprana para ayudar a los gobiernos a impedir que se agraven los problemas en estallen conflictos y a identificar los casos en que hay una carencia legislativa para definir y tipificar como delitos todas las formas de discriminación racial.

La Conferencia Mundial contra el Racismo

Los derechos de las minorías ocuparán el lugar más importante del programa de la Conferencia Mundial contra el Racismo, que se celebrará en Durban (Sudáfrica) del 31 de agosto al 7 de septiembre del año en curso. En un seminario regional celebrado en Varsovia del 5 al 7 de julio de 2000, en preparación de la Conferencia Mundial contra el Racismo, se hizo hincapié en la protección de las minorías y en el fortalecimiento de la capacidad nacional en materia de derechos humanos.

Durante el seminario, los expertos destacaron que la cooperación regional seguía siendo fundamental para luchar contra el racismo. Se prestó especial atención a la rápida proliferación de las expresiones de incitación al odio, delitos debidos al odio, y los sitios en la Internet que incitan al odio. Los expertos convinieron en que muchos países de la región a menudo no reconocían que la discriminación racial existía y, al parecer, consideraban que se trataba de un problema únicamente de los Estados Unidos y de Sudáfrica. Según los expertos, la Conferencia Mundial debía contribuir a garantizar que se publicaran y comprendieran los instrumentos internacionales y regionales sobre derechos de las minorías difundiéndolos en los idiomas pertinentes y organizando de campañas de educación del público.

La protección de los derechos de las minorías y la prevención de conflictos étnicos también se debatió en el Seminario regional de expertos de África, celebrado en Addis Abeba (Etiopía) en octubre de 2000. En el Seminario se convino en que debía prestarse más atención a los problemas económicos que dan lugar a estallidos de conflictos étnicos en África. También se reconoció que el ejercicio efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales y el derecho al desarrollo es de importancia crucial para prevenir los conflictos étnicos o raciales en África o en cualquier otra región, por lo que se alentó a fomentar la plena participación de todos en la vida política, el tratamiento no discriminatorio de todas las regiones y los grupos étnicos en el interior de un país y el respeto de los derechos de las minorías.

Refiriéndose a las conclusiones del seminario de Addis Abeba y al proceso preparatorio de la Conferencia de Durban, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y Secretaria de la Conferencia Mundial, Sra. Mary Robinson, dijo que el reto que tenía que encarar la comunidad internacional era claro: en lugar de permitir que la diversidad de razas, culturas y etnias se convirtiera en un factor de limitación en cuanto al intercambio y el desarrollo humanos, había que reorientar la concepción, percibir en esa diversidad las posibilidades de enriquecimiento mutuo y darse cuenta de que es en el intercambio entre las grandes tradiciones de la espiritualidad humana donde se encuentran las mejores perspectivas para la permanencia del propio espíritu humano.

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