Decenio de las Naciones Unidas para la Alfabetización: la educación para todos
2003-2012
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LA UNESCO Y LA JUVENTUD -- ESTRATEGIA
¡No sólo somos el futuro, somos también el presente!
En su vigésimo séptimo período de sesiones, celebrado en 1993, la Conferencia General aprobó
una serie de recomendaciones para velar por que "las necesidades de la gente joven y su potencial para contribuir al desarrollo
pacífico y democrático de sus sociedades y del mundo" se tuviesen más en cuenta. En el año
1995, en su vigésimo octavo período de sesiones, decidió que los jóvenes deberían ser los
principales destinatarios de las medidas de la UNESCO y se iniciaron varios proyectos especiales
en el programa y el presupuesto de la UNESCO para el bienio 1996-1997.
Según el criterio de las Naciones Unidas, se considera jóvenes a las personas
con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años. Por lo tanto, los jóvenes
constituyen un 18% de la población mundial y los asuntos relacionados con ellos
son, por excelencia, un motivo de preocupación. Sin embargo, la tarea de definir
debidamente a la juventud genera una gran polémica y no recibe toda la atención
que merece.
Los jóvenes no constituyen un grupo homogéneo. Las diferencias socioeconómicas,
culturales, de género y de edad determinan cómo y en qué grado las personas
jóvenes son susceptibles al riesgo social, y definen su vulnerabilidad. No
obstante, tales diferencias indican también que la juventud puede participar
en la sociedad de múltiples formas.
La juventud constituye una fuerza vital; en el apogeo de la experiencia
y de las expectativas, los jóvenes poseen las aspiraciones características
de ese momento de la vida. No deben perder su potencial y su energía en el
momento de enfrentarse a condiciones precarias tales como el desempleo, la
exclusión y la pobreza, que son especialmente nocivas para los más
desfavorecidos. Al intentar desarrollar una identidad y una motivación
en un entorno como el descrito, los jóvenes pueden sufrir grandes
decepciones, enfurecerse e incluso sublevarse. Corren el riesgo de renunciar
definitivamente a la posibilidad de comprometerse plenamente en la vida. Por
ello es preciso potenciar el papel de los jóvenes con el fin de que en su
evolución desde la infancia hasta la adultez se conviertan en personas
responsables y comprometidas.
Los jóvenes constituyen un delicado grupo de edad que es capaz de razonar y
actuar con madurez. Su participación no debería relegarse a un futuro ambiguo, es
necesaria ahora. Hay que descartar la idea de que los jóvenes «heredarán» la tierra
algún día, pues es fundamental que participen hoy para dar forma a este mundo. La
juventud tiene el legítimo derecho de ser escuchada, de expresarse; además, es
imperativo reconocer su valiosa contribución a la sociedad. Son capaces de formular
críticas pertinentes relativas a todos los ámbitos de la vida y, por lo tanto, no
se les debería consultar exclusivamente sobre los asuntos concernientes a la
juventud, si bien sus «conocimientos especializados» en dicha esfera
son evidentes.
Los jóvenes son el presente y su participación resulta fundamental para el
desarrollo y la sostenibilidad humanos. La demanda más fuerte expresada por
los jóvenes en la actualidad es la de la participación:
Quieren ser considerados ciudadanos de pleno derecho. Los jóvenes son
capaces de asumir un papel responsable y decisivo en la sociedad. Sólo
necesitan que se les proporcionen las oportunidades y la orientación
necesarias para demostrar su capacidad. Merecen que se les consulte y se
les permita participar en todos los aspectos del intercambio
social.
Desean ser socios serios y dignos de confianza en
la concepción, planificación y ejecución de políticas y programas en sus
comunidades y sociedades. Los jóvenes tienen tanto que decir sobre los
problemas sociales y las posibles soluciones para éstos como cualquier
otro miembro de la sociedad. El tener debidamente en cuenta sus preocupaciones
y sugerencias resultará beneficioso para todos. Es preciso otorgar al papel
que los jóvenes desempeñan en la toma de decisiones la importancia
que merece.
Objetivos
Debido a todo lo dicho anteriormente, nuestras medidas deberían encaminarse
a potenciar el papel de los jóvenes para garantizar su plena participación
en la sociedad como socios iguales y valiosos. Potenciar el papel de los jóvenes
significa otorgarles la capacidad de utilizar sus fuerzas en aras del
desarrollo: debemos tomar medidas que lleguen a la juventud, que respondan
a sus preocupaciones y expectativas y que fomenten aptitudes útiles y
duraderas. Este enfoque debe ser muy amplio para alcanzar a toda la
juventud, un grupo heterogéneo en constante evolución.
Es esencial que reconozcamos la importancia que tiene la juventud
para la UNESCO, especialmente a la luz del papel que desempeñará
en el siglo XXI. A tal efecto, la UNESCO debe solicitar, facilitar,
estimular, alentar, motivar y movilizar el apoyo de la Secretaría,
de los Estados Miembros y de otros asociados en lo relativo a tres
esferas de igual importancia:
La presencia física de hombres y mujeres jóvenes
tanto en los órganos de la UNESCO (Secretaría, delegaciones,
comisiones nacionales)como en los seminarios, las reuniones,
las conferencias y el resto de eventos organizados por la
UNESCO y sus asociados. Tal presencia hará posible que todos
puedan escuchar a los jóvenes y entablar un diálogo con
ellos;
La incorporación de las opiniones y las prioridades
de los jóvenes, así como la colaboración con ellos para el
establecimiento de proyectos y programas en las esferas que
son competencia de la UNESCO. De esta forma la Organización
podrá establecer alianzas con los jóvenes, ayudarles e
incitarles a asumir sus responsabilidades y a construir
su participación en el desarrollo social.
El establecimiento de políticas de juventud que abran
espacios y oportunidades para la participación de los jóvenes
y que reconozcan y hagan notoria la contribución de éstos, haciendo
hincapié en sus necesidades durante los debates con las personas
encargadas de tomar decisiones.
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