1 de mayo de 2020

En 2020, el Día Internacional del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz, celebrado el 24 de abril, resultó especialmente significativo. La pandemia de COVID-19 golpea a la población con rapidez y sus efectos no hacen distinciones. La historia es igual para todos nosotros, con la diferencia de que nos encontramos en diferentes capítulos del libro. Esperamos que, lentamente, la situación se estabilice en Europa y en las demás zonas en las que el brote apareció primero, pero somos plenamente conscientes de que aún están por ver los efectos mundiales en los países que son mucho más vulnerables. Sabemos que nadie estará a salvo hasta que todas las personas de todo el mundo lo estén. El virus ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades que existen dentro de los países y del sistema internacional. Pocas veces ha sido tan crucial la necesidad de una respuesta rápida, coordinada y realmente mundial. 

Es evidente que los virus no conocen las fronteras nacionales, y la COVID-19, una enfermedad que se adaptado de manera única y letal a nuestro mundo interconectado, ha generado una agitación mundial sin precedentes. Abordar esta crisis mundial, así como sus múltiples consecuencias, pone a prueba nuestra humanidad y exige cooperación internacional, soluciones multilaterales y solidaridad.

La Unión Europea (UE) está poniendo todo de su parte para mitigar y superar la crisis. Estamos actuando con determinación para proteger a nuestros ciudadanos, fortalecer la salud pública y evitar una mayor propagación. Sin embargo, también estamos ayudando a paliar las dramáticas consecuencias que esta crisis tendrá en todo el mundo. Estamos trabajando en la elaboración de un enfoque internacional común para combatir la pandemia y ayudar a los más vulnerables, sobre todo a las personas que viven en países en desarrollo y zonas de conflicto. Dentro de los países del G20 y el G7 en particular, la UE está promoviendo la plena utilización de los mecanismos multilaterales disponibles para compartir pruebas científicas, datos y mejores prácticas. Hemos tomado importantes medidas para reducir la carga de la deuda de los países más pobres. Para hacer frente a esta crisis de manera eficaz, es fundamental la cooperación con los agentes internacionales, principalmente el sistema de las Naciones Unidas y, en especial, la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero también el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y las organizaciones de la sociedad civil. 

Pero no debemos ilusionarnos: si no se aborda de manera eficaz, esta crisis podría generar nuevos conflictos. No obstante, también brinda una oportunidad para que las partes en conflicto abandonen las armas y se centren en las necesidades reales de las personas.

Además, la pandemia constituye una amenaza creciente para la paz y la seguridad internacionales. Algunos conflictos se mantienen en curso y amenazan con elevar todavía más el número de víctimas mortales de esta terrible enfermedad. De nuevo, los más vulnerables son los que sufren las consecuencias. Por este motivo, la UE respalda enérgicamente el llamamiento del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, a un alto el fuego mundial inmediato. El Consejo de Seguridad debería respaldar este llamamiento mostrando unidad y resolución. Estamos orgullosos de que los miembros de la UE en el Consejo hayan trabajado de manera incansable para garantizar que este organismo asuma sus responsabilidades. Pero no debemos ilusionarnos: si no se aborda de manera eficaz, esta crisis podría generar nuevos conflictos. No obstante, también brinda una oportunidad para que las partes en conflicto abandonen las armas y se centren en las necesidades reales de las personas. La UE está preparada para respaldar activamente esta iniciativa y está ayudando de manera proactiva a los mediadores de las Naciones Unidas sobre el terreno a aprovechar todas las oportunidades para resolver los conflictos y consolidar una paz sostenible. 

Aplaudimos el liderazgo del Secretario General durante esta crisis. Los miembros del personal de las Naciones Unidas de todo el mundo están demostrando una valentía y una determinación admirables a la hora de salvar vidas, proteger a los más vulnerables y garantizar la dignidad humana. La UE y sus Estados miembros están respondiendo con generosidad a la petición del Secretario General de una respuesta humanitaria, al llamamiento urgente para abordar las consecuencias socioeconómicas de la pandemia y el déficit de financiación de la OMS, a su llamamiento a la acción en materia de derechos humanos y a su mensaje sobre la violencia de género en relación con la pandemia. Asimismo, nuestros Estados miembros están pagando sus cuotas a las Naciones Unidas, de forma puntual y en su totalidad. Comprendemos la necesidad de unas Naciones Unidas eficaces, ahora más que nunca. El apoyo retórico se agradece, pero no es suficiente. Apagar los incendios en todo el mundo y reconstruir para mejorar cuesta dinero, pero es la mejor póliza de seguros que tenemos.

Ha llegado el momento de demostrar que la solidaridad no es una frase vacía. No es momento de echarse la culpa ni de tomar medidas unilaterales. La principal prioridad debe ser la de manifestar la solidaridad mundial de la UE a la hora de ayudar a las personas más vulnerables de los países en desarrollo y las zonas de conflicto. Entre ellas, se incluyen a los 70 millones de personas en situación de desplazamiento forzado en todo el mundo, muchas de las cuales se encuentran atrapadas entre la guerra y la pandemia, así como los países con sistemas de salud débiles, en los que no existe acceso a agua limpia para todos ni redes de seguridad en funcionamiento, y en los cuales el conflicto armado ha destruido la infraestructura. En estos entornos, las consecuencias de la pandemia pueden ser devastadoras. Esto es lo que ocurre en concreto en el caso de África.

La Secretaria General Adjunta, Amina Mohammed, celebra una reunión informativa con el grupo sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo en relación con la respuesta a la COVID-19. Naciones Unidas, Nueva York, 30 de abril de 2020. Foto ONU/Eskinder

Mientras que, en los países desarrollados, la crisis sanitaria precede a la crisis económica, en muchos países en desarrollo el orden se invierte. De acuerdo con un informe reciente del Banco Mundial, la pandemia ha desencadenado la primera recesión en África Subsahariana de los últimos 25 años. Algunos países ya se enfrentan a una fuga de capitales en masa; una caída de los ingresos procedentes del turismo o las materias primas, en particular, del petróleo; y una disminución de las remesas. En resumen, los efectos combinados de las crisis sanitaria y económica ya son una realidad y podrían ser incluso más catastróficos. 

Por todos estos motivos, la UE, junto con sus Estados miembros y las instituciones financieras, ha puesto en marcha un paquete de 20.000 millones de euros para ayudar a los países asociados a combatir la pandemia por coronavirus y sus consecuencias. El objetivo del paquete del Equipo Europa es ayudar a los países más vulnerables y las personas que se encuentran en mayor riesgo, especialmente a las que se encuentran en los países vecinos de la UE, en África y en las regiones de Asia y el Pacífico y América Latina y el Caribe. Combina recursos que se han reorientado de programas existentes (aproximadamente, 11.000 millones de euros) con el apoyo de las instituciones financieras, como el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (5.000 millones de euros), y de los Estados miembros de la UE (4.000 millones de euros). 

La UE y sus estados miembros ya son el mayor donante de todo el mundo de ayuda humanitaria y para el desarrollo, y nos convertiremos en el mayor donante en lo que respecta a la lucha mundial frente a la pandemia. Asimismo, los dirigentes de la UE han reclamado un enfoque concertado y ambicioso en favor de un alivio considerable de la carga de la deuda de los países en desarrollo.

Aunque seguimos estando en la fase más grave de la pandemia, ha llegado el momento de prepararse para el futuro.

Esta crisis también plantea dificultades específicas para el ejercicio y la protección eficaces de los derechos humanos, todo ello mientras pone a prueba el funcionamiento de las democracias. Independientemente de la existencia de unos retos sin precedentes, los derechos humanos no son una cuestión negociable; deben ser una parte fundamental de nuestra respuesta, especialmente en un momento en el que los gobiernos aplican medidas estrictas para combatir la crisis del coronavirus. Por medio de nuestro ambicioso plan de acción, la UE continuará defendiendo los derechos humanos y la democracia en todo el mundo y trabajando mano a mano con las Naciones Unidas y otros asociados, incluida la sociedad civil. Como siempre, las mujeres sostienen nuestras sociedades. Es necesario resaltar su papel, y deben disponer de igualdad de oportunidades. Esperemos que la pandemia pueda abrir los ojos a todo el mundo sobre la necesidad de alcanzar la plena igualdad. 

Aunque seguimos estando en la fase más grave de la pandemia, ha llegado el momento de prepararse para el futuro. Debemos asegurarnos de que nos recuperamos mejor, con una mejor preparación para combatir crisis futuras similares, una mejor gobernanza y unos sistemas económicos y sociales más sostenibles. Aunque los costos socioeconómicos de la COVID-19 serán asombrosos, el cambio climático y la pérdida de diversidad biológica seguirán constituyendo amenazas reales para la humanidad, y exigirán soluciones mundiales y multilaterales. Estoy convencido de que la transición ecológica y la transformación digital, tanto en Europa como en otros países, son algunos de los mejores ingredientes que debe incluir una estrategia de crecimiento sostenible para ayudar a nuestras economías a resurgir de la crisis. Nuestras políticas seguirán centrándose en conseguir sociedades más resilientes, mediante el respaldo de modelos económicos y sociales sostenibles, en las que exista una igualdad plena y un respeto de los principios democráticos y los derechos humanos, en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. 

Después del coronavirus, el mundo será diferente. No obstante, las Naciones Unidas y todos los asociados del mundo pueden contar con el compromiso de la UE para colaborar en el camino para lograr un mundo más igualitario, sostenible y pacífico, en el que se respeten los derechos humanos de todas las personas. Reconstruyamos para mejorar. 

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