El Día Mundial de la Alimentación, que se celebra todos los años el 16 de octubre, nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre las necesidades básicas de la humanidad. También nos recuerda que, si queremos garantizar la seguridad alimentaria en el marco del Acuerdo de París sobre el cambio climático, habida cuenta de que la población mundial se acerca a los 8.000 millones de personas, es necesario realizar grandes transformaciones en los sistemas de alimentación y en nuestros hábitos alimentarios. 

Hasta la fecha, no se ha avanzado lo suficiente en la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) desde 2015, al tiempo que la tendencia negativa respecto a la reducción de la desigualdad, la mitigación del cambio climático, la detención de la pérdida de biodiversidad y la disminución de nuestra producción de deshechos dificulta el progreso de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en su totalidad. El ODS 2, que se compromete a poner fin al hambre, no es una excepción. 

En el 2019 Global Sustainable Development ReportThe Future is Now—Science for Achieving Sustainable Development, se señala la creación de sistemas alimentarios sostenibles y patrones de nutrición saludables como un punto de partida clave para una transformación sostenible.[1] Este informe, elaborado por un grupo independiente de científicos y encargado por las Naciones Unidas, destaca que la transformación hacia sistemas alimentarios sostenibles depende en gran medida de los otros cinco puntos de partida para la transformación: la consecución de la descarbonización de la energía y el acceso universal a esta, la promoción del desarrollo urbano y periurbano sostenible, el cambio hacia economías sostenibles y justas, el refuerzo del bienestar y las capacidades humanas, y la protección del patrimonio común del medio ambiente en el plano mundial.[2]

Si no se transforman los sistemas alimentarios, no se progresará en los otros cinco puntos de partida y seguiremos luchando contra los mismos problemas. Del mismo modo, si no se cumplen todos los ODS, tampoco será posible poner fin al hambre y a la malnutrición. La transformación de los sistemas alimentarios mundiales debe, en términos concretos, poner fin al hambre y a la malnutrición (Objetivo 2), pero de una forma en la que, al mismo tiempo, aborde la escasez de agua (Objetivo 6), mejore la mitigación de los efectos del clima (Objetivo 13) y proteja la vida submarina y la de los ecosistemas terrestres (Objetivos 14 y 15). 

La buena noticia es que la transformación integrada es posible y que el planeta es capaz de alimentar a las generaciones futuras si se adopta un enfoque sistémico con el apoyo de todos los agentes de la sociedad, desde el sector público hasta el privado y desde las comunidades hasta los investigadores. Ahora, es necesario centrarse en facilitar un acceso mundial más equitativo a alimentos nutritivos, reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, y maximizar el valor nutricional de los productos. Estos cambios en los sistemas alimentarios deben tener en cuenta los efectos del cambio climático, la biodiversidad y las consideraciones relativas a la salud para aumentar la resiliencia de la seguridad alimentaria y la salud humana, garantizando al mismo tiempo un acceso ininterrumpido a alimentos nutritivos.

La innovación tecnológica es un requisito imprescindible para la transición a los sistemas alimentarios sostenibles, aunque la tecnología por sí sola no puede lograr la transformación necesaria. El cambio requiere el uso estratégico de incentivos económicos, nuevas formas de gobernanza y modificaciones en los valores y los comportamientos vigentes. Necesitamos que los consumidores formen parte del cambio, así como la participación plena de la industria alimentaria, por ejemplo, entre otros, las empresas, los fabricantes, los minoristas y los proveedores de servicios de la esfera de la producción de alimentos. 

Se deben tomar a la vez diferentes medidas. En primer lugar, para reducir los desperdicios de alimentos en los países desarrollados, las empresas minoristas y los restaurantes deben minimizar y reutilizar los residuos de alimentos. Los consumidores, a su vez, deben aprender a comprar y preparar los alimentos generando la menor cantidad de desperdicios posible. En segundo lugar, en los países en desarrollo, se necesitan políticas y apoyo integrado para el consumo de los alimentos más nutritivos disponibles, en especial por parte de las mujeres y los niños. En tercer lugar, se necesita un cambio en la dieta, principalmente en el mundo desarrollado, pero también entre la clase media alta de los países en desarrollo. El elevado consumo de carne no solo ha causado problemas para el medio ambiente, sino también para nuestra salud, sobre todo debido a la obesidad. La malnutrición se manifiesta de diferentes formas en todo el mundo. Por este motivo, es preciso garantizar el acceso a alimentos nutritivos, de forma que sea posible tener debidamente en cuenta las dimensiones ambientales y climáticas para cada contexto específico. Mientras que la educación, la acción cívica y el apoyo entre pares desempeñan un papel fundamental en los cambios de conducta en la dieta, no se pueden pasar por alto la industria alimentaria, los establecimientos de venta al por menor y los restaurantes durante el proceso de transformación de los sistemas alimentarios. 

Verduras desperdiciadas en Luxemburgo. Es necesario que los minoristas y los restaurantes tomen medidas para reducir al mínimo los alimentos que se desperdician en los países desarrollados. 10 de marzo de 2013. ©OpenIDUser2.

Para mucha gente en todo el mundo, las opciones alimentarias son limitadas. Debido al costo de los alimentos, los efectos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad y agua, son cada vez más las personas que no pueden tomar decisiones responsables en cuanto a la nutrición. Por consiguiente, las políticas deben desempeñar un papel esencial: facilitar a las personas el acceso a una nutrición saludable y sostenible. 

La transformación hacia unos sistemas alimentarios sostenibles exige comprender las cuestiones de seguridad alimentaria a nivel mundial, así como las innovaciones para soluciones contextuales que sean lo bastante creativas como para vincular los diferentes ODS. Los países nórdicos están haciendo grandes esfuerzos por integrar las consideraciones de sostenibilidad en sus pautas nutricionales con el fin de combatir las enfermedades inflamatorias causadas por el consumo excesivo de carne roja y procesada. Los cambios en la dieta pueden proporcionar ventajas en materia de sostenibilidad, tales como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la disminución de la presión en el uso de la tierra. En Belo Horizonte (Brasil), la labor intersectorial llevada a cabo a nivel municipal ayudó a combatir correctamente la hambruna. Entre los instrumentos que se emplearon se incluyeron la venta de alimentos subvencionados, los programas de comidas escolares y la reglamentación de los mercados de alimentos, entre otros. Las ciudades son lugares donde se adoptan rápidamente nuevos estilos de vida y, por lo tanto, lugares propicios para la innovación y la experimentación con la transformación del sistema alimentario.

En la primera infancia es cuando se consiguen los beneficios a largo plazo de forma más efectiva. Este proceso empieza por consumir alimentos nutritivos y se puede mejorar a través de la educación y de los cambios en los hábitos alimenticios. Desde Bangladesh hasta Finlandia, se están realizando proyectos por todo el mundo para enseñar a los niños y las niñas a comer alimentos saludables de forma sostenible. Así, los niños y niñas también pueden transmitir a sus padres en casa todos los conocimientos que han adquirido, revelando así a sus familias los aspectos esenciales de la seguridad alimentaria y los cambios de conducta que se deben realizar. 

Estamos más interconectados que nunca. Todos compartimos un futuro que está en nuestras manos. Si no logramos todos los ODS, más de 600 millones de personas se encontrarán subalimentadas, lo que dará lugar a un planeta inseguro e injusto y arrebatará a las personas la oportunidad de vivir unas vidas sostenibles y prósperas.

Notas

[1] Grupo independiente de científicos designado por el Secretario General, Global Sustainable Development Report 2019: The Future Is Now – Science for Achieving Sustainable Development (Nueva York, Naciones Unidas, 2019)64, 129. 

[2] Ibid., 38 a 94.   

La Crónica ONU no constituye un registro oficial. Las opiniones expresadas por autores individuales, así como las fronteras y los nombres mostrados en las designaciones utilizadas en los mapas o en los artículos no implican necesariamente un apoyo o una aceptación de carácter oficial por parte de las Naciones Unidas.