30 de abril de 2020 

 

Por si alguien necesitaba un recordatorio de la importancia de la cooperación internacional en el mundo hiperconectado en que vivimos, la pandemia de coronavirus ha dejado más que claro lo crucial que resulta el multilateralismo para la humanidad. En un intento por hacer frente a los devastadores efectos inmediatos del virus, los países en un principio impusieron medidas sin precedentes, incluso el cierre de fronteras. No obstante, los virus no entienden de límites fronterizos y todos los países se han visto afectados. La lucha contra esta pandemia global, que se está cobrando tantas vidas y que está poniendo a prueba nuestras sociedades, es un crudo recordatorio de que el mundo necesita más y no menos cooperación multilateral y solidaridad global.

Setenta y cinco años después de la fundación de las Naciones Unidas, el orden internacional regulado está bajo presión, quizás como nunca antes. El nacionalismo y el proteccionismo han vuelto a la agenda internacional. Muchos países consideran que estarán mejor económicamente por su cuenta que compartiendo y logrando a menudo engorrosos compromisos con los demás. Esto llega justamente en un momento en que un conjunto de desafíos globales sin precedentes, como el cambio climático, la protección de la biodiversidad, el mantenimiento de rutas comerciales abiertas y la preservación de la salud mundial, necesita de una cooperación multilateral efectiva.

Para enfrentarnos a estos desalentadores retos, debemos proteger y, cuando sea necesario, reformar y modificar las organizaciones multilaterales para que sean capaces de abarcar un terreno hasta ahora no regulado. En pocas palabras, esta es la misión de la Alianza por el Multilateralismo, que empezó a promover en primera instancia el Ministro de Asuntos Exteriores alemán Heiko Maas en el verano de 2018.

Esta nueva Alianza constituye una red informal de países y actores no estatales unidos en su convicción de que un orden multilateral regulado es la única garantía fiable de la estabilidad internacional, la paz y la prosperidad. La Alianza no busca ser una nueva institución, sino que pretende apoyar y reforzar organizaciones existentes; en particular, las Naciones Unidas. Está abierta a cualquiera que comparta su misión y que desee trabajar por sus objetivos declarados de defender, reformar y adaptar el orden internacional. La Alianza abarca tanto actores no estatales como partes interesadas y socios clave, de forma que facilita la formación de coaliciones flexibles y temáticas en torno a proyectos específicos. La implicación en una iniciativa específica no conlleva la participación automática en otros proyectos llevados a cabo por la Alianza. Desde su reunión de alto nivel en septiembre de 2019 en Nueva York, la Alianza ha lanzado y promovido iniciativas concretas en los ámbitos de los derechos humanos, el derecho humanitario internacional, el ciberespacio, las tecnologías futuras, el desarme y el control de armas, los bienes públicos comunes y el refuerzo de las instituciones internacionales.

El valor añadido de la Alianza radica en su composición flexible, interregional y de múltiples partes interesadas, que le permite fomentar a nivel mundial el apoyo a cuestiones de interés común. Una formación en parte similar, la Red de Seguridad Humana, creada hace dos décadas por Canadá y otros países, ha hecho contribuciones esenciales al multilateralismo promoviendo, por ejemplo, la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersonales, la Corte Penal Internacional y la resolución 63/308 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la responsabilidad de proteger. A pesar de ser aún reciente, la Alianza por el Multilateralismo ya ha dado muestras de su potencial generando una fuerte dinámica para impulsar un catálogo de principios rectores sobre el uso de sistemas de armas autónomas letales, que actualmente cuenta con el respaldo de más de 120 Estados.

La alianza también desempeña un importante papel en la lucha contra la COVID-19. En una reciente reunión virtual en la que participaron Ministros de Asuntos Exteriores de casi 30 países, se lanzó una respuesta colectiva a la pandemia. Los Ministros de Asuntos Exteriores hicieron hincapié en el valor del multilateralismo y, mediante la adopción de una declaración conjunta, enviaron un rotundo mensaje de apoyo a las Naciones Unidas; en especial, a la Organización Mundial de la Salud como columna vertebral de la respuesta global a la COVID-19. Señalaron la necesidad de aumentar y mejorar la coordinación, la cooperación y la solidaridad internacionales, y destacaron su compromiso por contribuir a estos esfuerzos.

Existen muchos campos en los que la Alianza puede resultar de utilidad. Ahora el foco se debe poner en los desafíos sanitarios, políticos y económicos más inmediatos que plantea la pandemia. La Alianza intentará garantizar la financiación suficiente para abordar la crisis de COVID-19, con fondos destinados al fortalecimiento de los sistemas sanitarios a nivel global y a la justa distribución de tratamientos y vacunas cuando estén disponibles, así como su acceso universal. La inmunización contra la COVID-19 debe reconocerse como un bien público global. Igualmente, la Alianza trabajará para apoyar el alto al fuego mundial que exige el Secretario General de las Naciones Unidas António Guterres, y para combatir la desinformación y el discurso de odio, que ponen las vidas de la gente en peligro y que representan un obstáculo a la eficacia de las respuestas sanitarias públicas.

La Alianza también se ha comprometido a hacer frente a las consecuencias de esta crisis a largo plazo. El mundo debe prepararse mejor para la próxima pandemia. La COVID-19 debería ser una oportunidad de fortalecer el sistema de seguridad sanitaria global y mejorar la preparación, la prevención y la respuesta ante pandemias. El sistema multilateral debe adaptarse y reformarse a fin de lograr una "mejor recuperación".

Al mismo tiempo, la Alianza trabajará para minimizar las interrupciones del comercio transfronterizo y las cadenas de suministro globales, y para tomar solamente medidas de emergencia específicas, proporcionadas, transparentes y temporales que sean coherentes con las obligaciones de la Organización Mundial del Comercio. Un flujo eficiente continuo de suministros médicos, productos agrícolas y otros bienes y servicios a través de las fronteras será esencial para que la respuesta a la crisis sea efectiva, que las consecuencias sobre el suministro y la demanda globales se minimicen y que la recuperación económica no se retrase.

Nadie puede prever lo graves que serán las consecuencias de la pandemia. En el peor de los escenarios, la COVID-19 se llevará muchas más vidas y sumirá al mundo en una profunda y prolongada recesión. En el mejor, los esfuerzos internacionales coordinados llevarán a una recuperación en forma de V, y la crisis servirá de llamada de atención para el multilateralismo y logrará la revitalización de la cooperación multilateral en la gobernanza sanitaria mundial y posiblemente en otras áreas. Alemania y otros países que participan en la Alianza por el Multilateralismo harán todo lo posible por contribuir a este desarrollo. Mantienen su compromiso firme con una cooperación multilateral fuerte y efectiva, basada en los fines y principios de la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y la justicia como los cimientos indispensables para garantizar la paz, la estabilidad y la prosperidad.

#MultilateralismMatters

 

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