Este artículo es uno de los dos publicados por la Crónica ONU en los que un distinguido estudioso comenta sobre el Informe de política del Secretario General: "COVID-19 in an Urban World". Haga clic aquí para leer el otro artículo. 

La pandemia de COVID-19 conlleva desafíos sin precedentes para las grandes ciudades. Los altos niveles de interconectividad global y local de las ciudades las hacen especialmente expuestas a epidemias mortales, como siempre lo estuvieron a lo largo de la historia. El reciente Policy Brief: COVID-19 in an Urban World, publicado por el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, hace hincapié en que los sectores más vulnerables de las sociedades urbanas se están viendo especialmente perjudicados, tanto por la incidencia del virus, como por el impacto económico de las medidas de distanciamiento social relacionadas con ello.

Las grandes capitales europeas no están a salvo de estos efectos negativos. Madrid lidera las regiones españolas en el ranking de renta per cápita. No obstante, también registra muy altos niveles de desigualdad y grandes brechas económicas entre sus distritos, con ingresos medios por hogar que oscilaban entre un mínimo de 20.000 euros y 89.000 euros en 2017.

Como en otras grandes ciudades, la pérdida de empleos causada por las medidas de cierre relacionadas con la pandemia tienden a afectar más a los trabajadores con trabajos informales y mal remunerados. Esta tendencia amplía las desigualdades existentes. Por ejemplo, la tasa de desempleo en Madrid ronda actualmente entre el 14 y el 16 por ciento en los distritos más desfavorecidos, mientras que cae hasta el 4-5 por ciento en las zonas más prósperas, según las estadísticas municipales más recientes.

Estas cifras reflejan problemas estructurales que son obviamente difíciles de abordar en el corto plazo. En Madrid, los residentes de zonas relativamente pobres trabajan principalmente en sectores que ofrecen oportunidades limitadas para el teletrabajo. Su movilidad depende principalmente del transporte público, que tiende a estar abarrotado durante las horas puntas. Estos ciudadanos están obligados a largos desplazamientos desde ubicaciones periféricas hasta sus lugares de trabajo, a menudo con múltiples transbordos, lo que aumenta el riesgo de contraer el virus. Viven en viviendas más pequeñas y relativamente hacinadas, lo que dificulta el autoaislamiento y aumenta la probabilidad de contagio. También se ven muy afectados por la brecha digital, viendo así limitado su acceso a servicios a distancia que facilitan el trabajo desde casa.

Juan Romo, Rector de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M). Foto cedida por la Dirección de la UC3M.

Los efectos de estos problemas estructurales ya se están haciendo notar. Mientras España se dirige inexorablemente hacia una segunda ola de la pandemia, y el virus se va difundiendo entre los grupos de edad más jóvenes, los datos epidemiológicos muestran que los distritos más pobres de Madrid se ven afectados de manera desmesurada.

¿Qué podemos hacer? Como ya subrayó el Secretario General, no debemos dejar pasar la oportunidad que nos ha brindado el COVID-19 de repensar cómo vivimos e interactuamos en nuestras ciudades. Para reconstruir entornos urbanos mejorados, debemos avanzar hacia nuevos modelos de movilidad urbana que reduzcan el riesgo de contagio y hagan que las ciudades sean más resilientes, sostenibles e inclusivas al mismo tiempo.

Las políticas públicas deberían promover el trabajo desde casa siempre que sea posible para reducir los traslados innecesarios a los lugares de trabajo. Cuando resulte inevitable viajar por trabajo, se debería alentar el uso de automóviles eléctricos, el uso compartido de automóviles y opciones alternativas de transporte, como la bicicleta convencional y la bicicleta eléctrica.

En las grandes áreas metropolitanas, los sistemas de transporte público y privado deberán integrarse mejor a nivel regional y local y, lo que es más importante, será necesario rediseñarlos para adaptarlos a nuevos modelos de planificación urbana. De hecho, la fase post-COVID-19 brindará grandes oportunidades para que las ciudades mejoren sus vecindarios a través de la expansión de infraestructuras verdes y zonas peatonales. Los actores públicos y privados también deberán coordinar sus esfuerzos para acercar los servicios esenciales, incluidos los suministros, la compra y la entrega, a sus clientes. Aunque la “ciudad de 15 minutos” – una ciudad en la que todos los residentes puedan satisfacer sus necesidades con un corto desplazamiento a pie o en bicicleta desde sus hogares – pueda vislumbrarse como un ideal lejano para las grandes áreas metropolitanas, una planificación urbana cuidadosa puede transformar gradualmente este objetivo en una realidad.

Las universidades desempeñarán un papel clave en la planificación de los futuros entornos urbanos, de acuerdo con el principio del "derecho a la ciudad" promovido por la Nueva Agenda Urbana de las Naciones Unidas para ciudades seguras, saludables, accesibles, asequibles, resilientes y sostenibles. Como centro para el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 de la iniciativa Impacto Académico de Naciones Unidas, en la Universidad Carlos III de Madrid consideramos la investigación y la formación sobre planificación y movilidad urbana como una de nuestras prioridades. Por ello, promovemos un enfoque interdisciplinario que combina perspectivas técnicas, legales, económicas y sociales.

Un monumento a las víctimas de la crisis del coronavirus en Cibeles, Madrid. Foto: Wikimedia Commons / Thomas Holbach

La movilidad sostenible también ocupa un papel fundamental en nuestra gestión. Con cuatro campus repartidos en un amplio territorio, nuestra Universidad realiza encuestas periódicas de los patrones de movilidad de sus estudiantes y empleados, subsidia el uso del transporte público y ofrece estaciones de aparcamiento para bicicletas y bicicletas eléctricas, motocicletas eléctricas y vehículos compartidos, así como estaciones de recarga para vehículos eléctricos.

Como parte del compromiso de nuestra Universidad con la sociedad, nuestros investigadores colaboran con los gobiernos municipales en el diseño y en la implementación de planes de movilidad urbana sostenible. La Universidad también promueve Science Shops como una nueva herramienta clave para involucrar a los actores sociales, grupos de ciudadanos, organizaciones no gubernamentales y empresas privadas en la identificación de los problemas relacionados con la movilidad urbana y la sostenibilidad ambiental.

Romper las barreras entre las universidades y la sociedad, y promover un compromiso activo con las ciudades, también inspira nuestra participación en la alianza Young Universities for the Future of Europe (YUFE). Esta es una alianza entre universidades de 11 países, con base en 15 ciudades y ecosistemas urbanos, cuyos principios incluyen el desarrollo de comunidades entre ciudadanos y universidades, y la promoción de enfoques multidisciplinarios e intersectoriales para abordar los retos de nuestras sociedades urbanas.

Los miembros de YUFE están comprometidos en el desarrollo de modelos sólidos de cuatro hélices de innovación abierta, junto con sus gobiernos locales, las empresas y la sociedad civil, y quieren llevar el reto un paso más allá para beneficio mutuo de todos los ciudadanos europeos.

Cuantas más universidades tengan éxito en sus ambiciones,  nuestras sociedades serán más capaces de encontrar soluciones innovadoras y sostenibles para los acuciantes problemas de nuestras ciudades en el mundo post-COVID-19.

 

30 septiembre 2020


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