Objetivo 13

Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos

 

El año 2015 es un momento decisivo en la búsqueda mundial de un futuro sostenible para 7.000 millones de personas, cifra que superará los 9.000 millones antes de 2050.

En los próximos nueve meses, los gobiernos definirán su visión de la agenda para el desarrollo después de 2015 al acordar un conjunto de objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Al mismo tiempo, en el contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), estos mismos gobiernos firmarán un nuevo acuerdo universal en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en París en diciembre de 2015, con el fin de mitigar la amenaza del cambio climático y aprovechar la oportunidad de combatirlo.

Aunque estas dos iniciativas tienen antecedentes distintos y cada una posee su propia dinámica y plantea sus propios desafíos, ambas deben complementarse y actuar en estrecha relación si se pretende poner fin a la pobreza, mejorar los medios de subsistencia, fomentar la prosperidad y legar a la generación siguiente un planeta saludable y en buen estado. Los gobiernos y la sociedad en general han reconocido esta relación esencial. Entre los 17 ODS propuestos figura el ODS 13: “Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”.

Un punto crucial es que en la propuesta del ODS 13 se subraya que esta labor se promueve en el contexto de la CMNUCC para minimizar la duplicación de esfuerzos y optimizar unos recursos finitos.

La finalidad del acuerdo de París, que unirá por primera vez a todas las naciones por una causa común, es limitar a 2ºC el aumento de la temperatura del planeta en lo que queda del siglo.

Con el fin de cumplir este objetivo, el nuevo tratado debe prever políticas, hojas de ruta, tecnologías y financiamiento para asegurar que las emisiones mundiales alcancen su nivel máximo dentro de los próximos 10 años, se inicie una profunda descarbornización de la economía mundial y se logre la neutralidad climática en la segunda mitad del siglo. La neutralidad climática, que en ocasiones se denomina neutralidad en carbono o cero emisiones netas, supone nada más y nada menos que restablecer el equilibrio del planeta, en términos de emisión y absorción de gases, al estado en el que se encontraba hace un siglo y medio.

Hará falta aumentar considerablemente el uso de energías no contaminantes y renovables y restaurar y gestionar de manera sostenible los ecosistemas saludables, como los bosques, los suelos y los humedales, que tengan capacidad de absorber las emisiones de gases de efecto invernadero restantes y, a la vez, de contribuir a que las comunidades y los países se adapten a ciertos efectos del cambio climático que ya habrán pasado a ser inevitables.

Todas estas iniciativas y acciones pueden contribuir directamente al logro de los ODS por medios que pueden resultar sorprendentes. Las medidas que se están aplicando para combatir el cambio climático, en particular en el marco del Protocolo de Kyoto, suscrito hace 10 años, han contribuido a impulsar el rápido crecimiento de las energías renovables, como la energía eólica y solar, y a reducir drásticamente su costo.

Esto contribuye directamente al logro del ODS 7 propuesto, que consiste en “Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos” y, de manera quizá menos evidente, a cumplir el ODS 8 propuesto, que plantea la promoción “del empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”.

En los Estados Unidos de América, por ejemplo, el empleo en la industria de la energía solar ha aumentado más del 115% en los últimos dos años y el número de empleos relacionados con la eficiencia energética se ha incrementado en más del 50%. En China trabajan en el sector de la energía renovable más de 1,7 millones de personas y, según algunas estimaciones, podrían crearse 7 millones de empleos adicionales de cumplirse las metas del gobierno en materia de energía eólica, solar e hidroeléctrica.

En la actualidad hay más personas trabajando en la industria de la energía renovable a nivel internacional que en el sector del petróleo y el gas. De hecho, se estima que en 2012 había 5,7 millones de trabajadores vinculados directa o indirectamente a la industria de la energía renovable, cifra que podría triplicarse antes de 2030. Las inversiones en los bosques o en la agricultura inteligente, y en particular en la agricultura biológica, también pueden contribuir a mejorar la sostenibilidad ambiental, combatir el cambio climático, generar empleo y proporcionar más apoyo a los ODS.

El Programa Ampliado de Obras Públicas de Sudáfrica generó un millón de puestos de trabajo durante su primera fase quinquenal y su finalidad es crear 4,5 millones empleos adicionales en el futuro inmediato. Además de promover la producción de energía renovable, el programa apoya la rehabilitación de humedales y bosques y la gestión de incendios y abarca cuestiones como la inclusión social, habida cuenta de que muchos de los trabajadores provienen de grupos vulnerables, como es el caso de las madres solteras. Por otro lado, las aspiraciones y las metas subyacentes de los ODS propuestos respaldan las ambiciones nacionales e internacionales de combatir el cambio climático y sus efectos.

El ODS 9 propuesto, consistente en “Construir infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación”, hace referencia, en parte, a la necesidad urgente de contar con infraestructuras diseñadas para soportar, entre otras cosas, fenómenos meteorológicos extremos o una subida del nivel del mar. También alude a la urgencia de establecer procesos industriales más limpios y eficaces, que utilicen una cantidad significativamente menor de recursos naturales y generen mucha menos polución, y en especial gases de efecto invernadero.

El ODS 11 propuesto, relativo a las ciudades y los asentamientos humanos, fija objetivos de aquí a 2030 en materia de transporte sostenible, el uso eficiente de los recursos en las zonas urbanas y el aumento de la resiliencia, haciéndose eco del futuro Marco de Acción de Hyogo sobre la gestión del riesgo de desastres.

Varios objetivos propuestos, en particular el ODS 12, sobre las modalidades de consumo y producción sostenibles y la promoción de estilos de vida sostenibles, respaldan el artículo 6 de la CMNUCC en lo que respecta a la educación, la capacitación y la sensibilización pública.

La propuesta para el ODS 14, que hace referencia a la conservación y la gestión sostenible de los mares y los océanos, insta de forma específica a gestionar y proteger sosteniblemente los ecosistemas marinos y costeros de aquí a 2020. Según algunas estimaciones, las praderas de fanerógamas, las marismas y los manglares absorben aproximadamente la mitad de las emisiones de los medios de transporte de todo el mundo.

Por su parte, el ODS 12 exhorta a rebajar a la mitad el desperdicio de alimentos per capita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores, y a reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha. Este objetivo no solo aborda la cuestión del absurdo desperdicio de recursos en un mundo donde muchísima gente pasa hambre, sino que también pone de relieve una fuente de emisión de gases de efecto invernadero que menudo se ha subestimado. Según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer principal emisor de gases de efecto invernadero, después de los Estados Unidos y China.

Los ODS propuestos se solapan inexorablemente, en ámbitos amplios y numerosos, con las medidas que pueden adoptarse en el marco de la convención de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y el futuro acuerdo de París. Ambos instrumentos representan una extraordinaria puesta en práctica de la concepción de que la humanidad tiene que modificar radicalmente la forma de administrar el planeta para asegurar un futuro prometedor y oportunidades para todos en lugar de para unos pocos.

Si no se pone freno al cambio climático, los fenómenos climáticos extremos, como las sequías, las inundaciones y las tormentas, se volverán más frecuentes e intensos y echarán a perder casi dos décadas de logros del desarrollo. De hecho, será prácticamente imposible cumplir los ODS si se deja que la temperatura media del planeta suba más allá del límite de 2 °C.

Tanto los ODS como el acuerdo de París reflejan también la concepción de que no existen soluciones rápidas y de que, en el largo plazo, todos deberemos aunar esfuerzos en la empresa del desarrollo sostenible.

Se espera que los ODS propuestos se cumplan plenamente antes de 2030. Para esa fecha, el acuerdo de París sobre el cambio climático habrá catalizado las medidas mundiales destinadas a lograr un punto de inflexión en las emisiones de gases de efecto invernadero con miras a un futuro de neutralidad climática.

El año 2015 podría figurar en los libros de historia como el momento en el que la humanidad dio un vuelco en materia de pobreza y polución y adoptó las medidas enérgicas y audaces necesarias para lograr un desarrollo sostenible genuino y duradero.