República de Honduras

INTERVENCION DEL EXCELENTISIMO SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPUBLICA

S.E. RICARDO MADURO

58 ASAMBLEA GENERAL NACIONES UNIDAS

NUEVA YORK, 26 SEPTIEMBRE 2003

Misión Permanente de Honduras ante las Naciones Unidas

866 United Nations Plaza, New York, NY 10017 - Tel (212) 752-3370  - Fax (212) 223-0498


Señor Presidente,
Señor Secretario General,
Señoras y Señores,

Comparezco por vez primera a esta casa de los Pueblos de las Naciones Unidas, en un momento crucial para la historia y para nuestra organización.

Hace un par de años, la comunidad internacional se reunió en este mismo recinto para estructurar la agenda del nuevo milenio.

En ella quedaron plasmadas las urgencias, las coincidencias, la visión y los objetivos que orientaran nuestros trabajos y en efecto, se constituyó en nuestra guía para asegurar la paz y la seguridad internacionales, la gobernabilidad democrática, la unión de esfuerzos y acciones para el combate de los flagelos más importantes que abaten a los ciudadanos del mundo.

Sin embargo, un ataque terrorista repudiable, trastocó nuestra agenda común y obligó a todas las naciones del mundo, a realizar ajustes en las prioridades convenidas.

La seguridad se convirtió así en el eje primordial, inmediato y perentorio de la acción colectiva.

Honduras repudia y condena el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, independientemente del lugar donde esos hechos se produzcan y cualesquiera que sean sus autores materiales e intelectuales.

En ese contexto, nuestra organización, que aglutina las esperanzas y los anhelos de todos los pueblos del orbe, también sufrió los embates de esas nuevas amenazas que siembran terror y dolor.

En efecto, desde esta tribuna rindo tributo a Sergio Vieria de Mello, víctima de la sinrazón y del odio fratricida.

Señor Presidente:

Honduras y el Gobierno que presido, consciente de su responsabilidad como miembro de la Organización de las Naciones Unidas, ha asumido con entereza, su compromiso ante los desafíos que se nos presentan. Es por ello que Honduras hoy es parte de más convenciones internacionales que tienen por finalidad garantizar la seguridad de los habitantes del planeta.

Con la modestia de nuestros recursos, decidimos al amparo de las resoluciones del Consejo de Seguridad, enviar en una clara misión humanitaria, un contingente de las Fuerzas Armadas de Honduras a Iraq, para contribuir en la reconstrucción, la estabilidad y la democratización de ese pueblo amigo.

Con el mismo espíritu Honduras ha renovado el compromiso adquirido con la Misión de las Naciones Unidas para la realización del referendo en el Sahara Occidental.

Por otra parte, junto con las Repúblicas hermanas de Centroamérica, hemos trabajado arduamente en la construcción de un Plan para Prevenir y Combatir el Terrorismo y otro para Combatir el Crimen Organizado en todas sus manifestaciones.

En adición a ello, he presentado a la consideración de los Jefes de Estado y de Gobierno de Centroamérica, iniciativas puntuales para incrementar los niveles de intercambio de información, así como para la concreción de una orden de captura regional que permita que los criminales no gocen de impunidad por el hecho de traspasar las fronteras.

También reporto con satisfacción que los Centroamericanos hemos estado avanzando en una agenda para lograr una adecuada limitación y equilibrio de armas que nos permita invertir los recursos liberados en áreas sociales prioritarias.

Todo ello lo hemos hecho sin olvidar y sin relegar a un segundo plano, la extraordinaria declaración de solidaridad y el compromiso que por medio de ella, adquirimos, de realizar nuestros mayores empeños en la causa de la erradicación de la pobreza y el hambre.

Nuestra dedicación y concentración de esfuerzos ha sido recogido debidamente en el informe sobre Desarrollo Humano, cuya presentación a nivel de América Latina y El Caribe fue realizada recientemente por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Mi pueblo y mi Gobierno se han sentido sumamente honrados por haberse seleccionado a Honduras como sede para dicha presentación.

En dicho reporte se evidencia que Honduras ha logrado reducir su desigualdad en una medida alta en relación a su crecimiento económico, en comparación con la media de otros países, o sea que el crecimiento económico de Honduras en el periodo del reporte, aunque fue relativamente bajo, resultó bastante equitativo.

Hemos logrado también avances muy importantes en materias sociales y de reformas institucionales en los cuales hemos gozado del apoyo de las Naciones Unidas. Queremos agradecer el acceso al Fondo Global que nos ha permitido mejorar en forma histórica la atención al VIH/SIDA, tuberculosis y Malaria.

También con el apoyo de esta organización, hemos ampliado enormemente el programa de la merienda escolar llevándolo en sólo 20 meses de atender al 16% de los niños que llegan a la escuela con hambre a atender al 80%. Este programa se ha logrado, con el apoyo del PMA, logrando sentar un ejemplo a través de un programa que utiliza al PMA para la compra de los ingredientes, y a los alcaldes y madres de familia para la distribución y preparación de los alimentos, con un costo por merienda de $0.09, o sea de $18.00 para darle merienda escolar a un niño por los 200 días de clase del año escolar.

Hemos logrado avances extraordinarios en reformas institucionales, en base a un acuerdo firmado entre todos los partidos políticos durante el último proceso electoral, con el patrocinio de la PNUD. Fundamentado en este acuerdo se ha logrado una CSJ independiente, mayor independencia del principal órgano contralor de estado, profesionalización de los órganos electorales, y otras reformas de gran importancia para la democracia y el fortalecimiento de la confianza ciudadana en sus instituciones.

También el PNUD ha estado presente en nuestro programa para la reducción de la corrupción. Hemos instituido un programa agresivo para delegar muchas de las compras del estado en el PNUD y otras instituciones no gubernamentales, para asegurar honestidad y evitar la tentación a corrupción.

Por ello, mi Gobierno se presenta a este foro mundial respaldado con hechos que evidencian y testimonian nuestra voluntad con los compromisos adquiridos para disminuir la desigualdad y la exclusión.

Pero Honduras se presenta igualmente, con la esperanza de que la lentitud que se constata en materia de desarrollo humano en el orbe, puede y debe ser superada con una mayor y creciente solidaridad internacional.

De ahí el llamado que formulo para hacer que las oportunidades y los beneficios de la globalización, sean más equitativos y justos para todos los pueblos y naciones.

Señor Presidente:

En este contexto quisiera referirme a nuestra Organización.

Las Naciones Unidas debe ser cada vez más el punto de encuentro de culturas y civilizaciones. La conjugación de esfuerzos es necesaria para hacer realidad los propósitos que acordamos en San Francisco y que quedaron plasmados en nuestra Carta.

Requerimos de una organización más eficiente para enfrentar los retos de los pueblos y canalizar las divergencias por los causes pacíficos que hemos convenido.

Señor Presidente:

Existen sin duda alguna, situaciones apremiantes que requieren de nuestra atención.

La situación en el Medio Oriente nos preocupa profundamente. En mi nación, al igual que en otras latitudes, conviven pacíficamente seres cuyos ancestros radican en dicha zona. Ellos, como todos los hondureños, deseamos que la paz sea una realidad para los pueblos palestino y judío, y otros que habitan la región.

La paz allí es precaria y pende de un hilo, y es nuestro claro deber fortalecerla.

Nos preocupan igualmente situaciones de enfrentamiento que se dan en el continente africano o focos de tensión que a veces se reanudan en Asia y cuyas consecuencias, de llegar a desarrollarse, podrían comprometer al orbe entero.

La sensatez debe siempre prevalecer. Por ello esperamos resultados esperanzadores que se deriven de la mesa de negociación.

La paz del mundo es nuestra paz.

De ahí nuestro compromiso por el respeto y la promoción de los derechos humanos.

De ahí el compromiso de Honduras de combatir los diversos flagelos que aquejan a nuestras sociedades, respetando esos derechos.

En Honduras hoy tenemos un problema muy serio con la delincuencia juvenil que ha adquirido niveles alarmantes que afectan a toda la ciudadanía. Un aspecto específico de esta violencia debe ser destacado. Desde hace algunos años, la criminalidad ha producido como trágico resultado la muerte de un buen número de menores de 18 años. Respecto a esta dramática situación, mi Gobierno creó una Comisión Presidencial para la Protección Física y Moral de la Niñez, ordenó una investigación del fenómeno cuyos resultados fueron publicados en septiembre del año pasado y, además, creamos una Unidad Especial para la Investigación de Muertes de Menores que asegure el castigo de estos repudiables delitos. De esta forma, Honduras ha venido adoptando las recomendaciones del Informe de la Relatora Especial sobre Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias de la Comisión de Derechos Humanos de la Naciones Unidas, que ha comenzado a dar resultados altamente positivos.

La ocasión es propicia para reiterar, categóricamente, que el Estado de Honduras no tolera, consiente o promueve de ninguna manera el asesinato de niños y jóvenes y ha comprometido ingentes recursos de los pocos que tenemos, para detener y de ser posible erradicar, esta afrenta a la dignidad de los seres humanos.

No es concebible que una minoría violenta acorrale y mantenga en zozobra a una mayoría pacífica y honesta.

Yo estoy comprometido a combatir la delincuencia en todas sus manifestaciones con las armas que me proporciona el derecho, en beneficio de la mayoría de mi pueblo. El Gobierno que presido está consciente y actúa dentro de los cánones del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, con cuya tutela y promoción estamos comprometidos igualmente.

En esta acción en beneficio de la mayoría de los hondureños, participa la sociedad civil organizada y juntos estamos logrando disminuir los niveles delincuenciales, en sus diversas manifestaciones.

Señor Presidente:

Para enfrentar este mal ligado íntimamente a otras manifestaciones del crimen internacional, tales como el narcotráfico y el terrorismo, cuyas causas se remontan más allá del solar patrio, mi Gobierno requiere de la comprensión y de la ayuda fraterna de la comunidad internacional.

Ese mismo requerimiento precisamos para alcanzar acuerdos satisfactorios con el Fondo Monetario internacional, que permitan la concreción integral de la agenda de Estocolmo para la reconstrucción de Centroamérica.

El alivio de la deuda externa no debe quedar plasmado como un enunciado, debe ser una realidad.

Con los recursos liberados, mi Gobierno y los que me sucedan, podremos disponer de un capital sumamente valioso para continuar por los senderos del combate a la pobreza, la lucha contra el analfabetismo, el VIH/SIDA, y otros objetivos de la agenda del milenio.

La cooperación solidaria es una obligación, no una limosna. Es un compromiso adquirido. Honduras espera que se realicen mayores e inmediatos esfuerzos para que los porcentajes convenidos para la cooperación sean una realidad.

Reconocemos también que en la globalización, y concretamente en el incremento del comercio internacional reside una esperanza para el crecimiento de nuestros pueblos. Estamos involucrados en la negociación de un tratado de libre comercio con Estados Unidos, con Canadá, y el año próximo con la Unión Europea, entre otros. Pero solicitamos a los países de mayor desarrollo el acceso de nuestros productos a mercados que hoy gozan de esquemas de protección que no corresponden con los tiempos.

Reclamamos la eliminación de los subsidios agrícolas.

Demandamos también mayores beneficios para nuestros productores, los cuales sólo reciben una mínima parte del valor al cual se comercializa el fruto de su trabajo.

Como ejemplo de esta falta de equidad en el valor agregado de productos básicos de nuestra región quisiera citar el caso del café. La reciente crisis de precios de este grano ha generado 600,000 desempleados en la región Centroamericana. En Honduras la producción está en manos de mas de 80,000 productores pequeños, la gran mayoría pobres de la zona rural. Esto constituye una enorme ventaja en tiempos de precios buenos pues es un mecanismo de distribución social de ingreso muy eficiente; pero lo contrario acontece en estos tiempos de precios históricamente bajos.

Hace 6 años, en 1997 se estimaba que el valor total del mercado de café servido, o sea al detalle, era de $30,000 millones, de ese valor final un 40%, o sean 12,000 regresaban al productor, hoy en día el valor del mercado final ha aumentado a mas del doble, $65,000 millones y lo que reciben los productores se ha reducido a menos de la mitad: $5,500 millones o sea un 9% del precio final.

Es necesario reitero, redistribuir los beneficios de la globalización e incrementar los niveles de solidaridad.

Señor Presidente:

Esta situación no es exclusiva para uno sólo de nuestros productos de exportación.

Los actuales términos de intercambio de nuestros principales productos de exportación, conspiran contra la gobernabilidad democrática.

Pero el pueblo hondureño requiere, repito, de acciones claras que tiendan a redistribuir los beneficios de la globalización e incrementar los niveles de solidaridad.

Señor Presidente:

La paz y la seguridad internacionales requieren de nuestro empeño.

La actitud que se asuma ante los conflictos es de capital importancia.

Es así que Honduras participa en dos juicios ante la Corte Internacional de Justicia.

En ambos casos comparece con la tranquilidad de a quien le asiste él derecho.

Esperamos, en el caso de El Salvador, que de una vez por todas y para siempre, se cumpla fiel e íntegramente la sentencia de este Tribunal dictada en 1992 y se proceda sin más dilación y excusas a la demarcación de la frontera entre los dos países.

Esperamos igualmente, en el caso con Nicaragua, que la definición que la Corte Internacional adopte sobre nuestras respectivas pretensiones marítimas, sea respetada a cabalidad.

Honduras siempre ha dado fiel y estricto cumplimiento a los fallos internacionales. En estos dos casos, Señor Presidente, cuente con la certeza de nuestra voluntad de acatar las resoluciones que emita la Corte Internacional de Justicia.

Señor Presidente:

No podría retirarme de este podium de la conciencia universal, sin expresarle mi felicitación por su elección y augurarle el mayor de los éxitos en sus delicadas funciones.

Muchas gracias