Andorra

Discurso en el debate general del
Excmo. Sr. D. Juli Minoves-Triquell
Ministro de Asuntos Exteriores Jefe de la Delegaci6n del Principado de Andorra

Nueva York, 15 de setiembre de 2002

Senor Presidente,
Seflor Secretario general,
Excelencias,
Serioras y seidores,

Deseo, ante todo, felicitar al Presidente Jan Kavan, experto en el tema de los derechos humanos, por su elecci6n a presidir esta asamblea. Igualmente, felicitar al presidente saliente, Seflor Han Seung-Soo por su arduo trabajo y al Secretario General de Naciones Unidas cuyo lideraje de la Organizaci6n en estos tiempos dificiles es particularmente admirable.

Esta sesion de Naciones Unidas, mAs que ninguna otra en los filtimos aflos, parece estar atrapada entre el pasado y el futuro. Un pasado tragico y un futuro incierto. En Nueva York como en todo el mundo, la catastrofe del ataque del 11 de setiembre parece estar aun tan presente que la sentimos grabada en nuestra memoria, como si nuestras almas hubieran quedado marcadas por el hundimiento de las torres, por la cruel perdida de las vidas humanas. Del mismo modo que sentimos este pasado como un peso tangible, tarnbidn sentimos la presi6n del futuro.

En el pasado at'lo hemos sido testigos de la guerra en Afganistan, de la caida de los talibanes, del establecimiento de un nuevo gobierno en Kabul. ~Habra una intervenci6n en Irak? Se produciran mas ataques en America, o en Europa o en cualquier otro lugar? Que nos depara el futuro?

Planteo estas preguntas como ministro de Asuntos Exteriores del Principado de Andorra. Andorra es un pequefio y pacifico pais abrigado en los protegidos valles de los Pirineos. Hemos tenido paz durante casi mil aflos. Y ahora vemos que no estamos a salvo de los vientos que zarandean el mundo. Pero precisamente por nuestro reducido tamaflo y nuestra dependencia del comercio, nuestras relaciones con nuestros vecinos y con el mundo -nuestra diplomacia, si quieren ustedes- son de gran importancia para nuestro bienestar. Al tiempo que miramos hacia el mundo, el mundo viene hacia nosotros, en la decena de millones de turistas que nos visitan cada aflo.

Nuestras industrias, nuestros ciudadanos, nuestras vidas, estAn intimamente ligados al mundo como a las montanas que nos rodean. Este vinculo estuvo bien claro en la profunda tristeza de nuestra gente por la perdida de vidas humanas en Nueva York, Washington y Pensilvania. Lo sentimos como un golpe visceral, como la expresion espontanea de verdadera solidaridad.

El mundo nos envuelve, aunque a menudo pensamos que poco podemos hacer para influir en el curso de los acontecimientos. Y sin embargo, to que si sabemos es como hay que buscar activamente la paz y con ello asegurar nuestro futuro. Es sobre el futuro, sobre la idea de futuro de to que deseo hablarles hoy.

El futuro, para entenderlo, debemos fijarnos no solo en los acontecimientos que to determinan, que to forman incluso cuando hablamos, sino en su historia como idea.CuAal es la historia del futuro?

Solo invocard, brevemente, dos antiguos modelos que hace quinientos aflos expresaban to que entendiamos por futuro: la providencia de Dios y la rueda de la Fortuna. En el modelo providencial del futuro, Dios contemplaba la historia del mundo desde "la alta ciudadela de la eternidad" en la frase de Tomas de Aquino. Lo ve todo, cada grano de arena, cada gorrion que cae. "Existe una providencia especial en la caida de un gorribn" dice Hamlet a Laertes en la gran obra de Shakespeare. Pero junto a esta interpretaci6n cristiana de la providencia de Dios, exfste otra figura, la figura pagana de la Fortuna, que gira la rueda en la que todos los hombres, reyes y plebeyos, suben y caen. Hamlet tambien esta consciente de su poner: se ve zarandeado por "las hondas y flechas de la terrible Fortuna" y anhela poner fin a su vida, pero teme la prohibici6n de Dios contra el suicidio.

Fue precisamente esta prohibicion -compartida por las tres grandes religiones de Occidente- la que fue infringida por el ataque suicida del 11 de setiembre. Igual que la prohibici6n de no mataras. La vida es preciosa: nos ha sido dada y no podemos quitarla.
En estos dos modelos de futuro, la humanidad es pasiva. Somos marionetas: Dios o la Fortuna, tiran de nuestros hilos. Pero poco a poco conseguimos librarnos de esta esclavitud pasiva frente a nuestra suerte, nuestro destino y luchamos para dominar el futuro.

El cambio en el futuro to vimos por primera vez en los escritos de aquel primer te6rico de la diplomacia, el astuto Maquiavelo. En El Principe, escribi6 que un gobernante debe aprender a sacar provecho de la suerte, o mejor dicho debe girar la suerte a su favor. Con una metafora violenta le dice al Principe que se debe pegar a la fortuna. Maquiavelo le aconseja luchar con la Fortuna y de este modo formar el futuro.

Aunque Maquiavelo aconsejaba un monarca absoluto y ciertamente su pensamiento presagiaba un largo periodo de absolutismo monarquico, entendio que los gobernantes y los administradores ya no podian permitirse el ser objetos pasivos de la historia. Debian tener en cuenta la fortuna, pensar en eila, atacarla. De algun modo, hacer que las hondas y las flechas se volvieran contra ella. En este cambio, de objeto pasivo a agente activo, la idea del futuro empieza su transformaci6n. En este futuro, los herederos de Maquiavelo -diplomaticos reunidos hoy aqui- aconsejan al Principe moderno, los gobernantes del mundo elegidos democraticamente para el bien general del pueblo.

El futuro se convierte en una idea que vamos construyendo, a traves de la estrategia, el pensamiento y la acci6n. A traves de leyes y tratados que adoptamos y que debemos cumplir. Y este es precisamente el proposito de Naciones Unidas, el gran parlamento de los gobiernos del mundo, o -tomando una imagen menos poetica pero mas apropiada- una gran fabrica internacional que construye el futuro. Un futuro no s61o para los ricos o para los poderosos, no para algunos passes, sino para el mundo y sus gentes.

Sobre las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, las naciones del mundo se reunieron para crear un futuro mejor para toda la humanidad. La creencia que nos une es la creencia de que juntos, s61o juntos, podremos construir un mundo mejor para todos: una ciudad gloriosa en la colina. Una nueva Jerusalen. Una Jerusalen de todas las religiones, de todas las creencias. Una ciudad de la tolerancia. Una ciudad muy parecida a Nueva York.

Y es por esto por to que creo que los ataques terroristas fueron tan dolorosos. Porque la ciudad de Nueva York es como una expresi6n de Naciones Unidas, un lugar para todos los ciudadanos del mundo, todas las religiones, todas las creencias. La ciudad de la tolerancia. Una ciudad que mira resuelta hacia adelante, hacia el futuro. Nueva York: Ciudad de suefos, Ciudad del futuro.

Aunque resulte extrano, y a pesar de la profunda herida que estos ataques causaron a Nueva York, ninguna ciudad mira con tanta firmeza hacia el futuro como ella. La ciudad no fue, ni to es hoy, danada por la venganza. Nueva York sigue mirando hacia el futuro. Si bien algunos le pueden reprochar su indiferencia por su pasado, su optimismo hacia el futuro es quizds su mejor regalo para el mundo.

Asi, cuando vimos en Andorra o en cualquier otro sitio los ataques contra el World Trade Center, mi primera reacci6n fue que los secuestradores suicidas no conocian Nueva York. No sabian que esta ciudad ha acogido a gentes de todos los passes. No sabian que personas iban a morir en la caida de las torres: personas de muchas religiones y de muchos passes del mundo.

Pero luego me di cuenta de que quszas si la conocian. Que quszas Nueva York era su objetivo y que su objetivo era el futuro. 0 mejor dicho, su objetivo era un futuro de tolerancia: religiosa, cultural, personal.

De hecho parece que los terroristas anhelaban la pureza, una vision pura del futuro en la que la tolerancia -las impurezas- de Nueva York no tiene cabida.

No creian en el futuro incierto de Nueva York, en su constante lucha por to nuevo. Ellos creian que con su muerte iban a entrar en el paraiso de la otra vida. Creian, sacrilegamente, que eran un medio de la providencia de Dios.

Excelencias Senoras y senores

Cuando los terroristas atacaron Amdrica, atacaron tambidn el futuro. Atacaron el futuro de la tolerancia, un futuro no controlado por el destino sino por la humanidad. No podemos dejar que nuestra nocion del futuro se hunda con las torres. Porque el futuro es fragil como tambidn demostraron serlo las tomes, quizas incluso mas. No esta construido con acero y piedra sino sobre la ley y la solidaridad humana.

En cierto modo, creo, al menos por el momento y quizas necesariamente, que el ataque terrorista ha danado el futuro. Requeria una respuesta firme: la misi6n en Afganistan, la continua destruccion de Al Qaeda. Este es el tipo de respuesta que los autores de esta violencia entienden. Una respuesta que no pueda verse como un signo de debilidad y de vulnerabilidad. Es una logica y por tanto necesaria respuesta que desataron los propios terroristas.

Pero la violencia engendra violencia. Y el futuro de la violencia es simplemente destruccion: la nada. Y de la nada no viene nada. Corremos el riesgo de entrar en una guerra inacabable contra un enemigo a la sombra. Una guerra que, dada la naturaleza del enemigo, puede ser muy dificil de ganar completamente. Y sin embargo, debemos ganarla.

Senoras y senores

Contra la violencia nuestra primera y mas fuerte linea de defensa es el imperio de la ley, con diplomacia para promulgarla. Estados Unidos que se fundo bajo el imperio de la ley, de los derechos para todos, entiende esto. Andorra to entiende. Porque sin ley no hubidramos sobrevivido como pais durante casi un milenio.

Esta es la raz6n por la que Andorra cree y apoya el derecho internacional y confla en Naciones Unidas y especialmente en sus miembros democraticos para conducir el mundo desde la historia de la violencia hacia un futuro comun. Con relaci6n a Irak, Andorra apoya una soluci6n multilateral en el seno de Naciones Unidas y seguiremos con atenci6n los debates en el Consejo de Seguridad.

El terrorismo no es una guerra convencional: no puede haber tratados ni pactos con los terroristas. La ley es vital para todos los paises, pero los terroristas hacen caso omiso de la ley. No tienen pais y plantean un especial peligro y a la vez un reto. En este sentido debemos llegar a todas las gentes con una afirmaci6n endrgica de nuestra humanidad comun. Podria ser una campada a travels de los medios de comunicaci6n pero es necesario que surja directamente de los politicos elegidos y ministros. No se trata de rehuir el tema ni de "ganar" una guerra de palabras. Hay que empujar a todo el mundo hacia este pacto humano. Debemos reconocer nuestra vulnerabilidad individual.

Fue precisamente la creencia de Amdrica en su invulnerabilidad to que el ataque terrorista afect6 tan profundamente. Sin embargo, si bien el repentino derrumbamiento de las torres, el miedo y el caos de aquel dia, revelaron una debilidad tambidn revelaron una fuerza. La firme resoluci6n de sus ciudadanos y la profunda solidaridad de los pueblos del mundo.

En el despertar del 11/9 reconocemos tanto la necesidad del imperio de la ley como la causa de dicha necesidad, la vulnerabilidad de todos frente a un ataque maldvolo. El lema de Andorra es Virtus Unita Fortior, que podemos traducir en "la fuerza unida es mas fuerte": y esto no es una simple llamada al patriotismo para pacer un frente comun contra el enemigo. Es el reconocimiento de que juntos somos mas fuertes, porque solos somos vulnerables.

Nada puede justificar el ataque del 11 de setiembre de 2001. Sin embargo, es importante que aqui, en la Asamblea General, pensemos en las raices de la violencia. Los terroristas convirtieron su rabia y su alienaci6n politica, cultural, econ6mica, personal- en un acto abstracto de crueldad inhumana cuya "solucion" era el ataque a las torres. So1o en el frio mundo de la abstracci6n este ataque puede significar algo mAs que un sufrimiento indecible. Debemos alejar la violencia de la abstracci6n y volverla al mundo del dialogo humano.

Si las personas se sienten excluidas del futuro, su alienaci6n les proporciona una certidumbre loca y violenta. Debemos ponernos a trabajar para reconstruir una idea inclusiva y tolerante del futuro. Una idea que se olvida demasiado facilmente en la guerra. Una idea del futuro en la que cada uno se encuentre protegido de los que quieren destruirlo. Una idea del futuro tan firme que incluya a aquellos que de otro modo estarian tentados locamente de creerse Dios.

Este futuro se basa en ser conscientes no de la fuerza -de las naciones nucleares, de las economias poderosas, sino de la vulnerabilidad de este pacto y de las naciones individuales, sean grandes o pequenas. Debemos reconocer el poder de nuestra vulnerabilidad, porque al reconocerlo, recobraremos nuestra fuerza, nuestra vision de un futuro comun y la voluntad de actuar juntos. Solo juntos podremos ganar la guerra contra el terrorismo.

Muchas gracias.