ESPAÑA
 
 

INTERVENCIÓN

DEL
 

MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES DE ESPAÑA
 

EXCMO. SEÑOR DON JOSEP PIQUÉ

ANTE EL QUINCUAGÉSIMO SEXTO PERÍODO DE SESIONES
DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS
 
 

Nueva York, 12 de noviembre de 2001

COTEJAR CON LA LECTURA




Sr. Presidente:
 

 Le felicito por su elección como Presidente de esta 56 Asamblea General de las Naciones Unidas. Quiero felicitar asimismo a la propia Organización y a su Secretario General, Kofi Annan, que han recibido este año el Premio Nóbel de la Paz. La reelección del Sr. Annan garantiza la continuidad al frente de la Secretaría de una persona que ha contribuido enormemente a reforzar el prestigio de las Naciones Unidas y su papel en el mundo.

 Deseo subrayar igualmente mi pleno respaldo a las palabras pronunciadas en esta sala por el Ministro de Asuntos Exteriores de Bélgica en nombre de la Presidencia de la Unión Europea.

Sr. Presidente:
 

 El horror de los ataques terroristas del 11 de septiembre ha sobrecogido al mundo. Todos hemos sido atacados ese día, todos los que defendemos la libertad, la tolerancia y el respeto a la dignidad del ser humano. España conoce bien la crueldad del terrorismo y el dolor que es capaz de causar. Por eso España, su gobierno y sus ciudadanos se sienten plenamente solidarios con el pueblo norteamericano, con los familiares de las víctimas y con esta ciudad de Nueva York, que es también nuestra ciudad, la ciudad de las Naciones Unidas.

  Tras el 11 de septiembre no podemos seguir actuando igual: ha cambiado el paradigma político, las coordenadas en las que hasta ese momento nos habíamos movido. Ha cambiado el paradigma, y debe cambiar ahora la cultura política: el terrorismo no puede seguir siendo contemplado como un mal inevitable para nuestros pueblos, sino como un enemigo mortal de todos ellos. No puede haber excusas ni pretextos: este es el momento de demostrar la voluntad política de unos y de otros para tomar medidas efectivas, a fin de que la cooperación internacional contra el terrorismo que España impulsa desde hace años- dé un salto cualitativo.

 Desde el 11 de septiembre ha surgido un gran consenso internacional sobre la necesidad de hacer frente al terrorismo. Ello demuestra que el terrorismo no tiene nada que ver con las diferencias entre el Norte y el Sur o el Este y el Oeste, ni mucho menos con un supuesto conflicto de civilizaciones: muchos países islámicos están entre sus principales víctimas. Sí tiene que ver en cambio con la diferencia entre quienes cometen este tipo de hechos o les dan su apoyo, y quienes los consideran una atrocidad y una violación de los principios más elementales de la convivencia humana, que son comunes a todas las grandes civilizaciones.

 Las Naciones Unidas han estado a la altura de las circunstancias. Su acción ha sido eficaz y rápida, demostrando que es la Organización indispensable en los albores del nuevo milenio. La Resolución 1368 hizo posible que surgiera una coalición de voluntades, de la que forma parte España, para responder a los ataques sufridos. La Resolución 1373 expresa la determinación de la comunidad internacional de mantener la acción concertada contra el terrorismo todo el tiempo que sea necesario. Contra el terrorismo sin adjetivos. Contra los terroristas y también contra quienes les prestan cualquier tipo de apoyo, activo o pasivo.

 Se ha avanzado igualmente en la negociación de una Convención General contra el Terrorismo Internacional, superándose algunos obstáculos que llevaban años bloqueando la negociación. Debemos hacer un esfuerzo por eliminar los problemas que todavía siguen pendientes, ahora que estamos cerca de alcanzar un acuerdo. El objetivo debe ser elaborar un instrumento operativo y eficaz contra el terrorismo, que no pueda quedar paralizado por interminables discusiones de contenido más político que jurídico. El tema es de capital importancia. La propia credibilidad de las Naciones Unidas está en juego. Estamos ante una ocasión histórica y sería lamentable que la malgastáramos.

 Al cinismo y al desprecio a valores humanos elementales los terroristas añaden con frecuencia un oportunismo desvergonzado para manipular en su favor determinadas situaciones. Son situaciones que reclaman sin duda una solución, pero por su propia naturaleza, por sí mismas, sin relación alguna con planteamientos terroristas. Todos debemos trabajar para encontrar esa solución. Se trata de problemas estructurales, como el de la pobreza y la marginación en las que viven muchos millones de personas en todo el mundo. También de conflictos regionales, como el de Oriente Medio, donde hay que parar con urgencia el ciclo ciego de la violencia y volver a la mesa de negociaciones.  Si la voluntad política existe, la negociación es posible. Madrid, Oslo, los avances realizados en Camp David y Taba nos lo demuestran. No hay alternativa al Proceso de Paz, y al final del camino el Estado de Israel y el Estado palestino convivirán pacíficamente dentro de fronteras seguras.

Señor Presidente:
 

 Los ataques terroristas contra civiles inocentes generan  alarma en nuestros pueblos, pero no son la única causa de incertidumbre en este comienzo de milenio.

Cuando se han superado los enfrentamientos políticos e ideológicos que definieron la segunda mitad del siglo veinte, han surgido con fuerza otro tipo de conflictos. No suelen ser conflictos internacionales sino internos, y por ello son difíciles de abordar con los instrumentos de la diplomacia tradicional. Algunos han provocado graves crisis humanitarias que han conmovido a nuestros pueblos.

 En un momento en que hemos descodificado el genoma humano y los avances de la biotecnología plantean nuevos dilemas, millones de personas siguen viviendo en condiciones de pobreza extrema, con menos de un dólar diario para cubrir todas sus necesidades.

Mientras asistimos a la interconexión de las economías de todo el mundo y enviamos instantáneamente información a cualquier rincón de la Tierra, vemos cómo la globalización reparte de manera desequilibrada sus beneficios, y en algunos casos contribuye a aumentar la brecha entre los ricos y los pobres, los poderosos y los débiles, los poseedores y los desposeídos.

Estas situaciones generan incertidumbre, pero generan también una exigencia de soluciones. Los ciudadanos vuelven los ojos hacia nosotros, los gobiernos y las organizaciones internacionales, y nos piden que actuemos. Especialmente a las Naciones Unidas. Su visión global, su composición universal y su vocación de defender los intereses del conjunto de la Humanidad le dan una legitimidad única ante nuestros ciudadanos.

 Para no defraudar estas expectativas, las Naciones Unidas deben continuar su modernización, en la línea marcada por la Cumbre del Milenio. También mi país ha experimentado en los últimos años un fuerte proceso de modernización, que le ha permitido incorporarse plenamente a la vida internacional. España ha sido capaz de romper con inercias del pasado y buscar soluciones nuevas para sus nuevos problemas. Lo ha hecho sin renunciar a su identidad de país puente entre diferentes culturas y regiones del mundo. Esa es la perspectiva desde la que mi país respalda el proceso de reforma de la Organización. Lo seguirá haciendo desde la Presidencia de la Unión Europea, que ocupará durante el primer semestre del año próximo.

Sr. Presidente:
 

 El fenómeno de la globalización es el causante de mucha de la actual incertidumbre ante los procesos de cambio. Las Naciones Unidas, que piensan en clave global, son el foro natural para gestionar la globalización.

Además del terrorismo, hay que desarrollar instrumentos eficaces para luchar contra la droga y la delincuencia organizada transnacional. Debemos avanzar también en la preparación de una Convención contra la corrupción.

La Corte Penal Internacional es uno de los nuevos instrumentos de las relaciones internacionales que necesitamos en el nuevo milenio. España ha estado desde el primer momento implicada en la lucha contra la cultura de la impunidad en relación a los crímenes más odiosos.  Ahora más que nunca parece necesario que la Corte pueda empezar a actuar pronto. En ella los diversos sistemas jurídicos del mundo deben estar debidamente representados, porque globalización no significa homogeneización. Ningún país debe quedar marginado de este proceso histórico, a fin de poder aportar a la Corte su propia visión de lo que debe ser la justicia penal internacional.

El control de armamentos, el desarme y la no proliferación requieren una mayor atención por parte de la Comunidad Internacional. Los avances en la destrucción y prohibición de las minas antipersonales a partir de la Convención de Ottawa y los resultados del Programa de Acción de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Armas Pequeñas y Ligeras resultan alentadores.

La necesidad de proteger el medio ambiente es real, y las soluciones son inaplazables. El Protocolo de Kyoto ofrece algunas respuestas a este problema. Quienes no aceptan Kyoto tendrán que proponer una solución mejor. Mientras tanto, su ratificación es la única medida práctica en este terreno. Por eso nos felicitamos por el acuerdo alcanzado en Marrakech, que constituye un paso en la dirección correcta.

Señor Presidente:
 

Los nuevos conflictos requieren nuevas soluciones. Debemos abordar todas las fases de un determinado conflicto, en un tratamiento integral que incluya los esfuerzos para prevenir sus causas, mantener la paz cuando estalla una crisis, consolidar esa paz, e iniciar después la reconstrucción económica e institucional. Esta idea inspira, por ejemplo, los esfuerzos que realiza mi país, en colaboración con la Federación Rusa, a favor del desminado en el Sur del Líbano. También inspira los esfuerzos para el fortalecimiento de las capacidades africanas de prevención y resolución de conflictos, en los que España participa activamente. Por eso España ha recibido con gran satisfacción el nacimiento de la Unión Africana en la cumbre de Lusaka, así como la Nueva Iniciativa Africana allí aprobada.

Así debe abordarse también la acción internacional en apoyo del pueblo afgano cuya situación es particularmente dramática. Es urgente ayudarle a hacer frente a sus necesidades básicas de carácter humanitario, especialmente ante la llegada del invierno. Esta acción internacional, a la que España contribuye, debe incluir también un claro respaldo a la reconstrucción económica e institucional del país. El futuro de Afganistán es algo que sólo los afganos pueden decidir. La comunidad internacional debe sin embargo apoyar al pueblo afgano para que pueda establecer un gobierno estable, que mantenga relaciones normales con sus vecinos y con el resto del mundo. En esta tarea las Naciones Unidas deben desempeñar un papel fundamental.

 Los nuevos instrumentos diplomáticos que necesitamos deben prestar una especial atención a los asuntos humanitarios. La necesidad de proteger los derechos de los refugiados y desplazados internos, el acceso de la asistencia humanitaria a las poblaciones afectadas, la situación de los niños en los conflictos armados, así como el problema de la seguridad del personal de las Naciones Unidas y personal asociado, exigen soluciones eficaces. Si hay Estados que no cumplen con sus responsabilidades en este terreno será necesario señalar su actitud, y no descansar hasta que cambie.

Sr. Presidente:
 

 El mantenimiento de la paz es un instrumento esencial en este tratamiento integral de los conflictos. Esta Asamblea General debe dar pasos concretos para aplicar el informe Brahimi sobre Operaciones de Mantenimiento de la Paz,  incrementando los efectivos del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la Secretaría,  mejorando la participación de los países contribuyentes de tropas en el proceso de toma de decisiones, y reforzando las labores de policía civil, en las que España ha tenido una participación destacada.

 Nada de esto será suficiente si las Operaciones de Mantenimiento de la Paz no reciben mandatos claros y suficientes, dotados de un firme respaldo político del Consejo de Seguridad. De lo contrario no será posible enviar unidades de las Naciones Unidas a situaciones en las que puedan tener que utilizar la fuerza: nadie arriesga la vida de sus soldados para defender palabras vacías.

 Todo esto nos lleva a la necesidad de culminar la reforma del Consejo de Seguridad. Necesitamos un Consejo de Seguridad más representativo, más democrático, más eficaz y más transparente. España, que es candidata a un puesto de miembro no permanente del Consejo en las elecciones que tendrán lugar en la 57 Asamblea General, se esforzará en caso de ser elegida por incrementar la cantidad y la calidad de las consultas con Estados no miembros del Consejo, especialmente con aquellos más afectados por los temas que esté debatiendo.

Sr. Presidente:
 

            Los derechos humanos y las libertades fundamentales -tanto los derechos civiles y políticos como los económicos y sociales- son un patrimonio de toda la Humanidad y no de un determinado grupo de Estados. Su violación despierta hoy un rechazo que antes no existía. Es necesario seguir fortaleciendo estos puntos de acuerdo, incorporando a ellos las preocupaciones de todos.

 Es importante por ello que la Conferencia de Durban consiguiera aprobar un documento final. España, como el resto de la Unión Europea, mantuvo hasta el final su compromiso con los objetivos de la Conferencia. Debemos aprovechar el acuerdo alcanzado en Durban para seguir avanzando en este terreno.

  En esa misma línea, mi país organizará en los próximos días en Madrid, en colaboración con la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, una Conferencia Internacional Consultiva sobre la Educación Escolar en relación con la Libertad de Religión o de Creencias, la Tolerancia y la No Discriminación.

Señor Presidente:
 

 No puedo dejar de referirme a la cuestión de Gibraltar. Como ya se ha comunicado al Secretario General, el Reino Unido y España acordaron el pasado 26 de julio en Londres relanzar sus conversaciones  en el marco de la Declaración de Bruselas, emitiendo con tal motivo un comunicado. En él subrayan su voluntad política de superar todas sus diferencias sobre Gibraltar y de concluir estas conversaciones con éxito y rapidez, en beneficio de todas las partes implicadas. Invitan asimismo al Ministro Principal de Gibraltar a participar en las reuniones ministeriales en el marco de este proceso.

Sr. Presidente,
 

El problema del desarrollo es un aspecto central de las actividades de la Organización. La Declaración del Milenio es el marco fundamental de estas actividades, y debe ser aplicada en su integridad. Esta Asamblea General debe poner en marcha un mecanismo de seguimiento eficaz de la misma.

 España está trabajando también para definir nuevos terrenos de la cooperación para el desarrollo:

 España es pionera en el desarrollo de microcréditos, que constituyen un instrumento particularmente adecuado para el desarrollo de los países menos adelantados.

España organizó este año en Las Palmas la Reunión de Alto Nivel sobre Turismo y Desarrollo en los Países Menos Desarrollados, a fin de colocar  su larga experiencia en este campo al servicio del desarrollo turístico de esos Estados, algunos de los cuales, como los pequeños Estados insulares, tienen ventajas comparativas que deben aprovecharse.

 España organizará el próximo mes de abril la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, respondiendo así a la necesidad de prestar una especial atención a las poblaciones vulnerables, las más susceptibles de sufrir los mayores índices de pobreza. Porque la erradicación de la pobreza es el objetivo primordial tanto de la Declaración del Milenio como de la política española de cooperación al desarrollo.

Si hay una población vulnerable por definición son los enfermos. La Sesión Especial de la Asamblea General sobre el SIDA y otras enfermedades infecciosas, subrayó la urgencia de detener su avance. España realizará una importante contribución al Fondo Global para la Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria, que ha sido creado con ese fin.

Señor Presidente:
 

 Las Naciones Unidas no podrán cumplir todas estas tareas si no disponen de los recursos necesarios para ello. En esta Asamblea General se discutirá el presupuesto del próximo bienio. Debe continuar el esfuerzo de disciplina presupuestaria, pero evitando posiciones rígidas que impidan a la Organización hacer frente a sus responsabilidades.

 Y eso es algo que las Naciones Unidas no pueden permitirse, hoy menos que nunca. Una legitimidad única supone también una responsabilidad única. Las Naciones Unidas serán juzgadas en este nuevo milenio por su eficacia al abordar los nuevos problemas a los que se enfrenta. Por su capacidad para transformar las incertidumbres en soluciones, la inseguridad en confianza, el miedo en esperanza.

Muchas gracias, Sr. Presidente
 

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 Se adjunta el texto integro del parrafo añadido al final del discurso del Ministro Piqúe como replica a la intervención de Marruecos.

"Señor Presidente:

El Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Reino de Marruecos se ha referido en su discurso a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla y a otros territorios españoles. En el marco de las relaciones de amistad y buena vecindad que existen entre España y Marruecos, deseo subrayar que las ciudades de Ceuta y Melilla y las islas y peñones adyacentes son parte integrante del territorio español y que sus ciudadanos están representados en el parlamento español con los mismos títulos y en las mismas condiciones que el resto de sus compatriotas"