GUATEMALA

QUINCUAGÉSIMO SEXTO PERIODO DE SESIONES
DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS
NACIONES UNIDAS
 

INTERVENCIÓN DE
S.E. LIC. ALFONSO PORTILLO CABRERA
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA
 
 
 

DEBATE GENERAL
Nueva York, NY
11 de noviembre de 2001




Señor Presidente, Doctor Han Seung-soo,
Señor Secretario General, Kofi Annan,
Señoras y señores delegados:

Buenas tardes.

Señor Presidente:

Sean mis primeras palabras para repudiar el monstruoso ataque perpetrado contra el pueblo y el Gobierno de nuestro país anfitrión; ataque que en realidad fue contra toda la humanidad. Al condenarlo en los términos más enérgicos, nos solidarizamos ampliamente con el pueblo y el Gobierno de los Estados Unidos, las familias de todas y cada una de las víctimas de diversas nacionalidades y los vecinos de esta gran Ciudad de Nueva York. También nos identificamos plenamente con las decisiones adoptadas el mes pasado por esta Asamblea y por el Consejo de Seguridad y continuaremos comprometidos con la eliminación del terrorismo en todas sus formas y manifestaciones.

Señor Presidente,

Antes de referirme a nuestro programa de Gobierno y el cumplimiento de los acuerdos de paz y a nuestra posición frente a algunos de los puntos de temario de este Período de Sesiones, deseo felicitarlo muy sinceramente por haber asumido la Presidencia de la Asamblea General. No dudo que con su comprobada capacidad y su reconocida sabiduría sabrá conducir nuestras deliberaciones con todo éxito.

Al mismo tiempo, nos sumamos a los delegados que me han antecedido en el uso de la palabra para destacar la sabia conducción de nuestra Organización por parte del Secretario General, señor Kofi Annan. Celebramos su merecida reelección. Asimismo, el reconocimiento que tanto él como la Organización recibieron al ser galardonados con el Premio Nobel de la Paz nos llena de júbilo.

 Señor Presidente,

Vengo de un pequeño país en el que se expresan los grandes problemas del mundo actual. Hoy todavía no disfrutamos de mayores avances científicos y tecnológicos, pero sí padecemos de grandes desigualdades sociales. Un país pequeño que hace importantes esfuerzos por la paz y la democracia; un país que cree en las bondades de la libertad económica pero también en la justicia social. Un país que se ha abierto al mundo, aunque el mundo tal vez no se haya abierto en forma igual. Un país que trabaja y produce con esfuerzo, pero que, en las circunstancias presentes, recibe cada vez menos por ese esfuerzo.

En este sentido, en la medida que la desigualdad, la injusticia social y la pobreza pongan en peligro nuestro proceso de paz y de consolidación democrática, en esa misma medida nuestra contribución a la paz y la democracia mundiales se ve disminuida.

Hoy la lucha contra el terrorismo es la lucha en contra de la desigualdad de las relaciones económicas internacionales, es la lucha en contra de la ignorancia y de la injusticia, la discriminación, la intolerancia, la exclusión y la pobreza. No habrá paz si no erradicamos estos desastres. Una paz con desigualdad, con pobreza e injusticia es una mala Paz. Y no olvidemos que una mala Paz es peor que la guerra.

Estamos haciendo inusitados esfuerzos por avanzar en el cumplimiento de nuestros propios acuerdos de paz, que coinciden con nuestro programa de Gobierno. El período transcurrido desde que me presenté ante la Cumbre del Milenio ha sido de intensas actividades. Puedo informar de importantes avances, pero también reconocer algunos reveses, sobre todo debido a un panorama internacional desfavorable, que ha tenido efectos sumamente adversos sobre nuestra economía. Señalo lo anterior, porque qué duda cabe que sería más fácil dar cumplimiento pleno a los compromisos contenidos en aquellos Acuerdos en un contexto de expansión económica en vez de hacerlo en el marco de serias restricciones fiscales y de demandas acrecentadas sobre el Gobierno.

De otra parte, quisiera decir algunas breves palabras sobre la presencia de las Naciones Unidas en Guatemala. Quiero reiterar lo mucho que valoramos la Misión de Verificación de las Naciones Unidas (MINUGUA). Confiamos que su mandato se extenderá hasta finales del año 2003, a manera de poder trasladar sus funciones en forma progresiva y ordenada tanto a instancias nacionales como, cuando cabe, a los programas y agencias de las Naciones Unidas.

 En el ámbito de nuestras relaciones internacionales, quiero referirme al avance significativo que se ha logrado en el proceso para solucionar una histórica controversia que mantenemos con Belice. Respetando los principios de solución pacífica de controversias entre Estados, hemos confirmado con hechos nuestra vocación por elegir el camino del diálogo para dirimir diferencias. La comisión de conciliadores designados el año pasado, en el marco de la entidad regional a que ambos estados pertenecemos -la Organización de los Estados Americanos- pronto rendirá su informe. Su propósito fundamental es encontrar y proponer cursos de acción para avanzar en la solución de la controversia.

Reiteramos nuestra profunda vocación en apoyo a la integración centroamericana, y nuestro compromiso con el resto de América Latina y el Caribe. Nuestro Gobierno ha acompañado iniciativas importantes en materia de integración regional y subregional, y trabaja afanosamente para que los resabios de seculares diferendos limítrofes en Centroamérica sean superados.

En cuanto a nuestra posición frente a otras situaciones conflictivas en el mundo, hacemos votos por que las diferencias o divisiones que persisten entre pueblos hermanos en el Medio Oriente, Asia y Africa, puedan resolverse a través del diálogo y en forma pacífica. También quisiera aprovechar esta oportunidad para reiterar ante esta Magna Asamblea nuestra preocupación por la situación de los 13 millones de ciudadanos de la República de China en Taiwán, cuyas aspiraciones de representación en los organismos internacionales no han sido todavía plenamente satisfechas, y que los países centroamericanos en general y Guatemala en particular, consideramos positiva para la paz y la democracia mundial.

Quisiera ahora pasar a referirme brevemente a nuestro punto de vista sobre los principales temas que debate esta Asamblea durante su quincuagésimo sexto período de sesiones.

En primer término, reitero el pleno respaldo a las Naciones Unidas como el máximo exponente del multilateralismo. Estamos persuadidos que la Organización habrá de jugar un papel crucial en el Siglo XXI. Pensamos que la Declaración del Milenio emitida por los Jefes de Estado y de Gobierno hace un año ofrece una adecuada agenda sobre nuestras prioridades y los pasos a dar para cumplir con lo acordado.

En segundo lugar, también aceptamos que es necesario adaptar la Organización a las exigencias de la mundialización y de esta era de la posguerra fría. Corresponde a nosotros, los gobiernos miembros, impulsar esa adaptación, en varios dominios: los foros inter-gubernamentales, la eficiencia y eficacia de la Secretaría, la fijación de prioridades en el programa de actividades, y el fortalecimiento financiero de la Organización.

En tercer lugar, entre las reformas pendientes, la que mayor atención ha recibido es aquella del Consejo de Seguridad. No deja de ser frustrante el poco progreso alcanzado en los períodos de sesiones previos de la Asamblea General en la reforma de dicho Consejo. Hoy, más que nunca, debemos redoblar esfuerzos para que este órgano sea más eficaz, más representativo y más transparente en su forma de actuar. Para lograr esos cometidos, abogamos, entre otros aspectos, por la expansión en el número de miembros del Consejo así como porque el derecho de veto se ejecute en forma muy acotada. También pensamos que, hoy más que nunca, es necesario que la labor del Consejo de Seguridad sea fiscalizada por la Asamblea General.

En cuarto lugar, y sumamente impactados por los acontecimientos del 11 de septiembre en éste país, reiteramos nuestro total y completo repudio al terrorismo, y apoyaremos cualquier acción colectiva de la comunidad internacional para combatir este flagelo. En ese sentido, ya nos encontramos trabajando para cumplir con el espíritu y la letra de los compromisos contenidos en la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad, siempre dentro de los parámetros de una sociedad democrática que aspira a garantizar los derechos humanos de su propia población.

En quinto lugar, abogamos por fortalecer a esta Asamblea General, y felicitamos al Presidente del quincuagésimo quinto período de sesiones por su iniciativa de revisar las prácticas y procedimientos de trabajo del foro. Esperamos que ese trabajo continúe bajo la Presidencia actual, e incluso que se extienda a la tarea más amplia de reformar a la Asamblea, en cumplimiento de lo perseguido en la propia Declaración del Milenio.

En sexto lugar, estamos convencidos sobre la necesidad de fortalecer nuestra capacidad colectiva de prevención y resolución de conflictos, tanto de carácter transfronterizo como a nivel nacional. Pensamos que el Informe del Grupo de Expertos sobre las Operaciones de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz, ofrece una base adecuada para ese propósito.

En sétimo lugar, en el teína del desarme general, insistimos en la necesidad de avanzar hacia la eliminación total de: las armas nucleares, químicas y bacteriológicas; el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras; así como el uso de minas antipersonal y otros artefactos explosivos. En ese sentido, apoyamos todas las acciones concretas que las Naciones Unidas llevan a cabo para lograr ese cometido así como aquellas que tienden al establecimiento de zonas libres de armas nucleares en todas las regiones del mundo. En lo referente al control del tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras, consideramos que los resultados emanados de la Conferencia celebrada en julio pasado, si bien son positivos por tratarse de una primera acción a nivel mundial, no dejan de ser insuficientes.
    Octavo, ofrecemos nuestro pleno respaldo y activa participación a los principales encuentros programados para los próximos años, entre los que quisiera destacar la Conferencia sobre financiamiento para el desarrollo, a celebrarse en Monterrey, México en marzo del próximo año, así como la Cumbre sobre el Desarrollo Sostenible a celebrarse en Johannesburgo.
    Noveno, en un mundo cada vez más interdepend¡ente, la diplomacia multilateral juega un papel crucial en la lucha contra la degradación ambiental. Siendo Guatemala parte de los principales convenios internacionales ambientales, reiteramos nuestro compromiso para el mantenimiento del equilibrio ecológico.

    Por último, consideramos que las Naciones Unidas deben seguir ocupándose de lo que hemos llamado la gran tarea inconclusa del Siglo XX: abatir la pobreza mundial. Conjuntamente con los organismos financieros multilaterales, nuestra Organización debe jugar un papel crucial en la tarea de asegurarse que los réditos de la mundialización sean ampliamente compartidos por todos los países , y no solamente por pocos, lo cual precisa de acciones a nivel de cada país, pero también a nivel internacional.

Señor Presidente,

Señor Secretario General

    La civilización vive una prueba. El asunto es, ¿cómo acabar con la amenaza mundial del terrorismo y a la vez mantener y renovar las bases éticas, políticas, jurídicas y sociales de convivencia en un mundo globalizado? Al respecto, quisiera recordar las frases de un connotado poeta guatemalteco, Otto René Castillo, quien dijo: "Hemos sufrido en tantas partes los golpes del verdugo y escrito en tan poca piel tantas veces su nombre que ya no podemos morir, porque la libertad no tiene muerte."

Que Dios nos bendiga y nos guarde
Muchas gracias