ARGENTINA

Statement

by

H.E. Mr. Fernando De La Rua

President

at

the 56th Session

of the United Nations General Assembly

10 November 2001 New York

VERIFICAR CON PALABRAS DEL ORADOR

 



Señor Presidente,

    Permítame ante todo, Sr. Ministro Han Seung-soo, felicitarlo por su elección a la Presidencia de esta Asamblea General. Nos alegra especialmente que la designación haya recaído en una personalidad de tan destacada trayectoria, representante de la República de Corea, país amigo de la Argentina, con el cual mantenemos una intensa cooperación. Deseo también expresar nuestro reconocimiento al Ministro de Relaciones Exteriores de Finlandia, Sr. Harri Holkeri, por su excelente desempeño en la presidencia del 55 período de sesiones.

    Quisiera asimismo manifestar nuestra satisfacción por la reelección del Secretario General Kofi Annan para desempeñarse en su cargo por un nuevo período, lo cual refleja la unánime aceptación por la comunidad internacional de una gestión caracterizada por enfrentar con decisión los grandes desafíos de la paz, del imperio del derecho y del desarrollo, en esta etapa tan ardua de la vida internacional.

    Ese apoyo que los Estados le otorgaron no ha sido sino el reflejo de una opinión muy extendida sobre su tarea y sobre la labor de la organización, que quedó ratificada con el Premio Nobel de la Paz, distinción que honra a quienes trabajan al servicio de las Naciones Unidas y a su lúcido Secretario General.

    Esta distinción se confiere además en un momento internacional en que la vigencia plena de las Naciones Unidas ha cobrado dramática actualidad, como resultado de los criminales atentados en los Estados Unidos el 11 de septiembre pasado, frente a los cuales renuevo nuestra solidaridad y compromiso con su gobierno y con su pueblo. Fue un ataque a todos nosotros, a toda la humanidad.

    Estos acontecimientos han puesto de manifiesto que el terrorismo puede golpear a cualquier Estado y que ningún país puede combatirlo aisladamente. Se trata de una amenaza de carácter internacional que debe ser enfrentada por la única institución existente de alcance global, la Organización de las Naciones Unidas, en el marco político y jurídico que ella ha fijado.

    Su papel en la preservación de la paz mundial fue siempre considerado como un elemento esencial de la vida internacional. En las actuales circunstancias, en las que el terrorismo ha puesto en cuestión la vigencia de los valores fundamentales establecidos en la Carta de las Naciones Unidas, la importancia de la organización para encabezar esta acción resulta vital para todas las naciones.

    La Declaración del Milenio había señalado ya como uno de sus objetivos la adopción de medidas concertadas contra el terrorismo internacional y la necesidad de que los Estados adhirieran cuanto antes a todas las convenciones internacionales pertinentes. La aprobación de las resoluciones 1368 y 1373 del Consejo de Seguridad, así como la resolución 56/1 de la Asamblea General, demuestran que las Naciones Unidas han estado a la altura de las circunstancias con el objetivo de utilizar todos los medios a su alcance para erradicar la amenaza a la paz y a la seguridad que el terrorismo representa.
 

Señor Presidente,

    La acción antiterrorista global es un imperativo de la comunidad internacional consagrado por las Naciones Unidas. Dentro de los lineamientos aprobados por ella, cada Estado, conjunto de Estados u organización regional, deberá contribuir en esta lucha común.

    La República Argentina manifiesta su total compromiso con el combate al terrorismo. Nuestra nación fue agredida en dos oportunidades, en 1992 y 1994, por atentados de esta naturaleza, cuya memoria nos permite comprender el dolor por las víctimas inocentes.

    A las resoluciones aprobadas recientemente por el Consejo de Seguridad y la Asamblea General se suman otros instrumentos que reflejan la voluntad creciente de la mayoría de los Estados para definir sin excepciones a todo acto terrorista como un acto criminal e injustificable, cualquiera sea el propósito que sus autores persigan. Los ataques deliberados e indiscriminados contra la población civil, que el derecho internacional considera como crímenes en tiempos de guerra, no pueden sino constituir crímenes gravísimos en tiempos de paz.

    Las resoluciones y convenios adoptados hasta el presente han diseñado un conjunto de medidas y normas concretas para fomentar la cooperación judicial y policial, han criminalizado numerosos actos de terrorismo y consagrado el principio de que todos los Estados están obligados a juzgar y castigar a los responsables. Es particularmente importante advertir que en los últimos convenios impulsados por las Naciones Unidas se consagra categóricamente el principio de que esos crímenes en ningún caso pueden ser considerados delitos políticos, por lo que no puede haber dudas respecto a la obligación de investigar los hechos y castigar a los culpables.

    La Argentina es parte en la mayoría de los tratados internacionales en vigor y está avanzando en el proceso de ratificación de los restantes, entre los que se incluyen el Convenio para la Represión de los Atentados Terroristas con Bombas, de 1997, y el Convenio para la Represión de la Financiación del Terrorismo, de 1999. Apoyamos la conclusión de los convenios que están siendo considerados y que deberían estar terminados antes de fin de año, como la Convención sobre Terrorismo Nuclear, y esperamos que las negociaciones sobre una convención de carácter general puedan concluirse con éxito. La existencia de diferencias políticas o interpretaciones distintas relacionadas con otras situaciones no nos puede distraer de la imperiosa necesidad de elaborar un instrumento que cubra todos los aspectos de este fenómeno.

    En el ámbito hemisférico hemos aplicado el sistema regional de legítima defensa y de seguridad colectiva dispuesto en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. Al mismo tiempo hemos impulsado el pleno funcionamiento del Comité Interamericano contra el Terrorismo y la elaboración de una Convención Interamericana, que complemente las existentes a nivel universal, así como la convocatoria de una Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica.

    A nivel regional,  los países del MERCOSUR estamos impulsando, una serie de medidas destinadas a mejorar la coordinación, cooperación y asistencia técnica y operativa de las distintas agencias que tienen la responsabilidad de combatir al terrorismo en el terreno.
 

Señor Presidente,

    Debemos ser conscientes que el enfoque de este problema sería incompleto si se desconociera la existencia de factores que realimentan la subsistencia del terrorismo. En el marco de la creciente interdependencia que caracteriza a esta etapa de la vida económica internacional, los beneficios del desarrollo alcanzan a pocos Estados, siendo más evidente la creciente marginación de países y sociedades que viven en la pobreza extrema y el drama de la niñez abandonada o desnutrida, de la enfermedad y el hambre. Esa distribución económica dispar, que las comunicaciones actuales hacen más tangible, provoca frustración y aún desesperación en amplios sectores desposeídos y genera condiciones para el surgimiento de conflictos y enfrentamientos, sobre los cuales operan los fundamentalismos de distinto tipo.

    Debe reafirmarse aquí el enunciado fundamental de Paulo VI: “el nombre de la paz es el desarrollo”.

    Otros elementos, como el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de ayuda al desarrollo y la generación de condiciones más equitativas en el comercio internacional, son también esenciales para el despegue económico de las naciones en desarrollo y de otros países que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

    Esta es una tarea que incumbe a toda la comunidad internacional, con su esfuerzo conjunto y solidario. Constituye una errónea conclusión la que minimiza la importancia de la cooperación internacional y plantea dejar librados a su suerte a quienes tienen dificultades para sobrevivir en la competencia económica global.

    El lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones en la OMC puede ser una señal importante para controlar crecientes tendencias proteccionistas y favorecer la recuperación económica mundial a corto plazo y el crecimiento a largo plazo. Una señal que, además, aportará confianza adicional a los mercados financieros internacionales. Mediante el lanzamiento de una nueva ronda en Qatar, los 142 países miembros de la OMC pueden impulsar un proceso que siente las bases para un mundo más justo y pacífico.

    En este contexto, la búsqueda del crecimiento sustentable a través de la apertura de los mercados es un pilar fundamental que permitirá el incremento del producto mundial favoreciendo tanto a los países en desarrollo como a los industrializados. Este impulso económico tendrá, a la vez, un impacto directo sobre aspectos sociales que no podemos perder de vista, como la reducción del desempleo y, consecuentemente, de los niveles de pobreza y marginalidad. Asimismo, el incremento de las exportaciones puede contribuir a la solvencia de las economías vulnerables, reduciendo su debilidad frente a la movilidad de los flujos de capitales financieros externos y mejorando su posición de endeudamiento.
 

Señor Presidente,

    La subsistencia de conflictos como el que se desarrolla en Medio Oriente constituye un factor de tensión que tiene amplio alcance y repercusión en esa región, generando la preocupación legítima de la comunidad internacional.  La República Argentina desea renovar su expresión de apoyo al logro de una paz firme y duradera en Medio Oriente, basada en el respeto del derecho inalienable del pueblo palestino a su autodeterminación y a constituir un estado independiente, así como en el reconocimiento del derecho de Israel a vivir dentro de fronteras seguras e internacionalmente reconocidas. La utilización de la violencia y el terrorismo en todas sus formas es completamente inaceptable y solo agravará la situación, siendo urgente que las partes acuerden un cese del fuego y se inicien las negociaciones para un arreglo definitivo que hasta hace poco tiempo parecía alcanzable.
 

Señor Presidente,

    El Secretario General de Naciones Unidas nos ha propuesto una guía general para la aplicación de la Declaración del Milenio que constituye un programa responsable para hacer frente a las graves circunstancias por las que atravesamos.

    Los ejes propuestos en esa guía merecen nuestro apoyo como el camino sensato para la construcción de la paz y el fortalecimiento de nuestra seguridad: el imperio de la ley para combatir firmemente al terrorismo, la prevención de los conflictos y el fortalecimiento de las operaciones de mantenimiento de la paz, la reforma del sistema de sanciones para impedir que éstas recaigan sobre la población civil, la erradicación de la pobreza y la promoción del desarrollo, así como el respeto a los derechos humanos fundamentales en todas partes del mundo, respetando la pluralidad política y religiosa, y rechazando con firmeza cualquier pretensión de identificar a un credo religioso o a una nacionalidad con la violencia o el terrorismo.

    La Organización de las Naciones Unidas tiene la capacidad para liderar estas acciones y la República Argentina compromete su participación activa en la lucha por lograr esos objetivos.

    Compartimos asimismo la importancia que asigna el Secretario General a poner fin a la cultura de la impunidad mediante el juzgamiento de los autores de gravísimos crímenes internacionales. En este sentido, destacamos la importancia histórica de la creación de la Corte Penal Internacional y reafirmamos nuestro apoyo a las medidas tendientes a promover su rápida puesta en marcha y eficaz funcionamiento.

    La inmensa mayoría de la humanidad anhela un futuro de paz y progreso. La irracionalidad y la violencia de una minoría pueden ser aisladas y derrotadas sobre la base de la cooperación de las naciones en torno a estos principios generales que hicimos propios en la Declaración del Milenio y sobre los que hoy se nos proponen pasos concretos. Confiamos en que estaremos a la altura de ese desafío.
 

Señor Presidente,

    No puedo concluir sin recordar que como es de conocimiento de la Asamblea General, la República Argentina mantiene una disputa de soberanía con el Reino Unido sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. La recuperación del ejercicio pleno de la soberanía sobre esa parte del territorio nacional, respetando los intereses de sus habitantes y el derecho internacional, es un precepto cuyo cumplimiento señala la Constitución Argentina. Esta cuestión se encuentra en el programa de trabajo de esta Organización, la que a través de reiteradas resoluciones ha solicitado a los gobiernos de la Argentina y el Reino Unido que reanuden las negociaciones para encontrar una solución justa y definitiva a la controversia de soberanía, poniendo fin de esa manera a una situación colonial impuesta por la fuerza en 1833.

    Hoy, en concordancia con ese pedido, la Argentina ratifica una vez más su plena disposición para reanudar las negociaciones bilaterales con el Reino Unido, para resolver esta cuestión, y su apoyo a la misión de buenos oficios que la Asamblea General encomendó oportunamente al Secretario General para asistir a las partes en la consecución de dicho objetivo.
 

    Muchas Gracias Sr. Presidente