CHILE

INTERVENCIÓN DEL EMBAJADOR
JUAN GABRIEL VALDÉS
REPRESENTANTE PERMANENTE DE CHILE
ANTE LAS NACIONES UNIDAS

CONFERENCIA SOBRE MEDIDAS PARA FACILITAR LA ENTRADA EN VIGOR
DEL TRATADO DE PROHIBICIÓN COMPLETA DE ENSAYOS NUCLEARES (TPCEN)
 
Nueva York, 12 de noviembre de 2001

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Señor Presidente:

Reciba usted, en primer lugar, nuestras felicitaciones por su elección para dirigir los trabajos de esta Conferencia sobre medidas para Facilitar la Entrada en Vigor del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares. Estamos seguros que con su acertada conducción de las deliberaciones, este encuentro concluirá exitosamente.

Deseo asimismo, sumarme a los elogios expresados por quienes me han precedido en esta tribuna por las palabras del Señor Secretario General en su discurso de inauguración de esta Conferencia. Hemos tomado atenta nota de sus comentarios y compartimos sus inquietudes.

Al comenzar esta intervención a nombre del Gobierno de Chile, quisiera reconocer, en primer término, los avances alcanzados por parte de la Secretaría Provisional Ejecutiva, desde su creación, en la consecución de sus objetivos. Sobre el particular, hemos escuchado con especial atención el completo informe presentado por el
Secretario General Ejecutivo. Vaya entonces, nuestro reconocimiento para él, así como para el personal que labora bajo sus órdenes, por sus fructíferos esfuerzos y desvelos.

Siendo esta, Señor Presidente, la primera ocasión en que Chile hace uso de la palabra a título individual, quiero garantizarle nuestra más comprometida participación en el esfuerzo y empeño colectivo que motiva esta reunión, cual es, en último término, dotar al mundo de estándares de Seguridad Humana cada día más perfeccionados y elevados, que se traduzcan en seguridad efectiva, sin distinción, tanto para los Individuos, como para los Grupos y Comunidades, para las Naciones, los Estados y toda la Humanidad en su conjunto. Este desafío cuenta con el más sincero y decidido apoyo del pueblo y el Gobierno chilenos.

Señor Presidente, permítame reflexionar brevemente sobre los recientes acontecimientos que han sacudido tan dramáticamente la escena y la conciencia internacionales. Nuestros debates se producen en medio de un "punto de giro" histórico de gran trascendencia para la humanidad, con efectos muy profundos en el proceso de búsqueda y construcción de una seguridad posible y no discriminatoria hacia el cual el mundo busca llegar, que es aquella que permite a las personas - independientemente y con pleno resguardo de su particular condición - aspirar al desarrollo, al bienestar y a la paz, causa fundamental y primera del proceso de Desarme y no-proliferación completo e integral.

Los actos terroristas perpetrados el 11 de septiembre pasado constituyen una experiencia desconocida hasta ahora en muchos sentidos. Ellos nos han mostrado de manera dramática y tangible, los extremos de gravedad y lo "inimaginables" que pueden llegar a ser los actos de terrorismo en el mundo globalizado que caracteriza a los tiempos actuales.

Estos han sido no sólo un ataque artero en contra de la vida, la libertad, la justicia, el respeto, la preservación y la promoción del régimen democrático de gobierno, la vigencia del estado de derecho y el imperio de la ley, bases fundamentales sobre la que descansa la arquitectura de nuestra convivencia social, sino que emergen como factores capaces de desarticular en importante medida el ingente esfuerzo desarrollado por la comunidad internacional en pro de la paz, la estabilidad estratégica, el desarme y la no-proliferación en el mundo.
 

Señor Presidente:

Chile ha expresado de manera categórica y en todos los tonos que ante actos terroristas como los del 11 de septiembre pasado no cabe la neutralidad ni la complacencia para sus promotores y ejecutores, quienes mediante su acción violenta, criminal, indiscriminada e irracional, desgarran nuestro tejido social e hipotecan el futuro de las generaciones venideras. La respuesta frente a esta amenaza "no convencional", debe ser integral, solidaria y cooperativa, y, por sobre todo, inspirada y fundada en la Justicia y el Derecho.
 

Señor Presidente:

Hoy tenemos más claro que nunca que la suerte de cada Nación se encuentra estrechamente ligada a la de los demás pueblos del mundo. Este es un designio del que nadie puede pretender excluirse, en un vano afán de ignorarlos problemas de los demás, así como sus temores y angustias.
 
En este contexto, surge el imperativo de participar solidariamente en una acción común, fundada en una noción de Seguridad que incluye la convivencia pacífica, la existencia de gobiernos democráticos y la vigencia de la justicia y el derecho. En tal sentido, el respeto y vigencia de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, así como el desarme y la no-proliferación, expresados en instrumentos multilaterales eficaces e idóneos, como el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, se identifican como los medios capaces de articular de manera efectiva esta acción.
 

Señor Presidente:

Permítame expresarle que mi Delegación comparte y suscribe plenamente la intervención efectuada en este foro en nombre de los países miembros del Grupo de Río. La acción internacional de Chile en materia de desarme y no-proliferación, al igual que el conjunto de su política exterior, se identifican sin reservas con las ideas expresadas en dicha intervención.

Mi país, desde principios de la década de los años setenta, ha expresado su voluntad y compromiso, tanto político como jurídico con los ideales del desarme y la no-proliferación mundial, y, particularmente, con la eliminación definitiva y completa de la amenaza nuclear. Prueba de dicho compromiso fue la firma y ratificación de en 1974 del Tratado de Tlatelolco, uno de los primeros instrumentos jurídicos relativo a la proscripción de armas nucleares en la región de América Latina y el Caribe, creando la primera zona habitada del planeta libre de tales armas. Desde los años noventa en adelante, nuestra vocación pacifista se ha visto reforzada por una creciente y activa participación en los diversos regímenes, organismos, mecanismos y foros, regionales y globales encargados de construir el proceso del desarme y garantizar la seguridad internacional.

Sólo a modo de ejemplo, Señor Presidente, quisiera destacar la participación de Chile, desde 1996, como miembro pleno de la Conferencia de Desarme, la que le correspondió presidir recientemente. Asimismo, hemos ejercido la Presidencia de la Primera Comisión de la Asamblea General de Naciones Unidas en 1999, y actualmente expertos chilenos integran la Junta Consultiva sobre Desarme y el Grupo de Expertos sobre Misiles del Secretario General de las Naciones Unidas. En el ámbito regional, pero no por ello menos relevante, el Embajador Edmundo Vargas Carreño, de nacionalidad chilena, ha sido elegido como Secretario General del "Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (OPANAL)", y también hemos sido elegidos recientemente para integrar la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica, desde cuya tribuna esperamos otorgar nuestro aporte a sus desarrollos pacíficos y al difícil, pero ineludible proceso de no-proliferación y desarme nuclear.

Lo anterior nos llena de orgullo y satisfacción y no deja dudas sobre el compromiso y la voluntad de Chile con la promoción y preservación de la paz mundial.

En el marco específico del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, Chile ha ratificado dicho instrumento y participa activamente en sus principales instancias de deliberación y decisión política. En este contexto, hemos sido reelegidos por un nuevo periodo para ocupar la vicepresidencia correspondiente a nuestra región y agradecemos por ello a los países que han depositado su confianza en nosotros.

Asimismo, con la construcción de siete estaciones de monitoreo a lo largo de nuestro territorio continental e insular, el compromiso con el Tratado se ha visto fortalecido. De este modo, la colaboración de Chile, con la pronta puesta en marcha del sistema internacional de verificación, pilar y base del tratado, es hoy una realidad.
 

Señor Presidente:

La razón que en esta oportunidad nos convoca, es promover la pronta entrada en vigor del Tratado, como lo establece su artículo XIV. En consecuencia, mi Delegación insta a los Estados que no lo han firmado o ratificado, para que procedan a la brevedad a cumplir con este llamado.

El propio artículo XIV también dispone que debemos buscar fórmulas adecuadas para estudiar y decidir por consenso, en el marco de esta Conferencia, qué medidas compatibles con el derecho internacional pueden ser adoptadas para acelerar dicho proceso y facilitar la pronta entrada en vigor del presente tratado.

Con preocupación notamos cierto inmovilismo por parte de los Estados incluidos en el anexo II del Tratado, que aún no han cumplido el compromiso esperado.
 
 
Señor Presidente:

Debemos otorgar a las futuras generaciones la seguridad de que el peligro del desastre nuclear total ha sido plenamente superado. Es nuestra responsabilidad como representantes de nuestros pueblos, asegurarles la implementación eficaz del concepto de seguridad internacional centrado en la persona humana. Por ello, la demora de la entrada en vigor del TPCEN, acentúa el continuo peligro que suponen para la humanidad las armas de destrucción masiva, sus arsenales y los ensayos nucleares.
 

Señor Presidente:

Reiteramos el llamado a poner en práctica lo tantas veces señalado en cuanto a la necesidad de lograr un mundo libre de la amenaza nuclear. Esta exhortación, que hago en nombre de mi gobierno, tiene como fin la observancia de los principios básicos que dan sustento a la convivencia pacífica y a la confianza mutua entre las naciones, aspectos que adquieren especial connotación ante las complejidades que presenta el actual escenario mundial.

Nos encontramos ante un estancamiento en el ámbito del desarme, situación que es reflejo de las dificultades de la situación política internacional, especialmente en el campo de las relaciones estratégicas entre los países con poder nuclear y capacidad misilística. No obstante, que la convivencia pacífica es de responsabilidad de todos, a dicho grupo de países le corresponde una responsabilidad mayor en el logro de este anhelado fin.

Para concluir, Señor Presidente, deseo expresar que Chile, acorde con su tradición pacifista, seguirá apoyando todo esfuerzo ya sea global, regional o bilateral, para alcanzar el elevado fin a que nos convoca este encuentro.

Muchas gracias.