En el Día Mundial de la Alimentación, el Papa Francisco urgió a hacer frente al cambio climático y los conflictos para que la migración sea una opción segura y voluntaria, no un acto de desesperación por falta de comida o de seguridad.

Durante una ceremonia en la sede de la FAO en Roma con motivo de la jornada, el pontífice afirmó hoy que para garantizar la seguridad alimentaria de toda la población hace falta emprender acciones que mitiguen el cambio climático y que pongan fin a las guerras, ya que ambos causan hambre.

Este año, el Día Mundial de la Alimentación insta a invertir en la seguridad alimentaria y el desarrollo rural como una forma de abordar la migración.

El Papa consideró que la situación actual requiere una mayor responsabilidad a todos los niveles no sólo para asegurar la producción necesaria y la distribución equitativa de la comida, sino para garantizar a todos los seres humanos su derecho a alimentarse, a participar en la toma de decisiones que los afectan y a realizar sus aspiraciones sin tener que separarse de sus seres queridos.

“Ante un objetivo de tal envergadura, lo que está en juego es la credibilidad de todo el sistema internacional. Sabemos que la cooperación está cada vez más condicionada por compromisos parciales, llegando incluso a limitar las ayudas en las emergencias… Nos urge pues, encontrar nuevos caminos para transformar las posibilidades de que disponemos en una garantía que permita a cada persona encarar el futuro con fundada confianza y no sólo con alguna ilusión”, apuntó.

El jefe de la iglesia católica pidió un compromiso con el desarme gradual y sistemático y pugnó por cambiar el estilo de vida para utilizar razonablemente los recursos y la producción de alimentos, protegiendo así al planeta y a la gente.

El evento estuvo presidido por el director general de la FAO, José Graziano da Silva, quien aseveró que los centenares de millones de personas refugiadas y desplazadas que hay en el mundo forman “una diáspora de hambre, de violencia, de desequilibrios climáticos, de miedo y de desamparo”.

Agregó que para las personas que sufren pobreza extrema, la única esperanza de una vida mejor es migrar, incluso si eso significa enfrentar peligros que les pueden costar la vida.

“Los conflictos y los impactos del cambio climático explican también el aumento del hambre en el mundo. Después de diez años de retroceso continuo, el contingente de hambrientos aumentó más de 38 millones en 20016, a un total de 815 millones de hombres, mujeres y niños”, subrayó Graziano da Silva.

El titular de la FAO insistió en que el hambre y la miseria son una de las causas de la migración que deben resolverse para salvar vidas y garantizar la dignidad de los seres humanos.

Durante la ceremonia del Día Mundial de la Alimentación, el Papa develó en los jardines de la FAO una estatua dedicada al niño sirio de tres años Alan Kurdi, quien conmocionara al mundo cuando apareció ahogado en las costas turcas luego del naufragio de la barca en la que su familia intentaba llegar a Grecia en busca de refugio en septiembre de 2015.

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