La crisis financiera de 2008 demostró con creces la vulnerabilidad en la que quedan los países de medianos y bajos ingresos cuando tiemblan los cimientos del sistema financiero mundial.

La crisis, que comenzó por el colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos se contagió al sistema financiero de ese país y después al sistema internacional. Además de profundas dificultades de liquidez, estA provocó una crisis alimentaria global y severos derrumbes bursátiles.

En las negociaciones efectuadas en la Conferencia Rio + 20 celebrada en 2012 se tomaron en cuenta estos acontecimientos y se llegó a la conclusión de que no se podría avanzar en la implantación de un nuevo paradigma de desarrollo si no se consideraba el efecto negativo de las desigualdades en todos los niveles de las sociedades y entre los países.

Radio de la ONU