Para satisfacer la demanda mundial de maderas nobles, la industria del sector en las Islas Salomon tala, de una manera destructiva, bosques en los que residen poblaciones autóctonas que, de esta forma, se quedan sin su forma de vida y sin recursos naturales para sobrevivir. Sin embargo, hay algo que no pueden talar, los principios de un antiguo propietario de tierras, que se niega a venderlas para proteger a su familia.