El acceso a agua no contaminada para beber, cocinar y lavar es algo que muchos damos por hecho; sin embargo, está fuera del alcance de cientos de miles de personas. Con los saneamientos, sucede algo similar: alrededor de un tercio de la población mundial carece de ellos.
A pesar de la escala del problema, Catarina de Albuquerque no se detiene, ni se desanima. Es una mujer comprometida con que todos tengamos acceso a uno de los derechos humanos más básicos.