Decenio Internacional para la Acción 'El agua, fuente de vida' 2005-2015

 

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Voces del agua para la vida: Los temas

  • La mejora del acceso a agua y a saneamiento conlleva tremendos beneficios para el desarrollo de los países al mejorar la salud y también los resultados económicos de los países. El impacto de la diarrea en los niños es mayor que el impacto combinado del HIV/SIDA, la tuberculosis y la malaria juntos; mejorar el acceso a agua y saneamiento podría reducir las enfermedades diarreicas en un 90% y el número de menores que fallece cada año en cerca de 2,2 millones. También pueden lograrse ahorros en los costes sanitarios y ganancias en la productividad con dicha mejora. La ayuda internacional para agua y saneamiento se duplicó a lo largo del Decenio Internacional del Agua Potable y del Saneamiento Ambiental (1981-1990) y ha vuelto a duplicarse desde 2002. A pesar de la crisis económica, la ayuda al agua y al saneamiento sigue creciendo. El monto total de ayuda al desarrollo para agua y saneamiento creció un 3% de 2008 a 2010, ascendiendo a 7.800 millones de dólares. Sin embargo, cuando se la compara con la ayuda a otros sectores (educación o salud por ejemplo), el agua y el saneamiento siguen teniendo una prioridad relativamente baja dentro de la ayuda oficial al desarrollo y a nivel nacional.

  • Considerando la calidad del agua. Sabemos que hay grandes diferencias en la disponibilidad de agua de una región a otra, desde los desiertos a los bosques tropicales. Pero, además de problemas relacionados con la cantidad, hay problemas de calidad. La contaminación de las fuentes de agua plantea problemas esenciales para los usuarios del agua y a la hora de mantener unos ecosistemas naturales en buena salud. A día de hoy, la meta 7c de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) relacionada con el acceso a agua potable se considera "satisfecha". Las proyecciones más recientes sugieren que solo un 9% de la población mundial no gozará de acceso a una fuente mejorada de agua potable en 2015, cifra notablemente superior a la meta fijada en un 12%. Sin embargo, la evaluación de la salubridad de dicha agua, según provenga o no de una fuente mejorada, puede estar siendo sobrestimada tanto en relación a la proporción de la población con acceso seguro a agua como en relación al progreso hacia la meta 7c porque muchas de las fuentes consideradas "mejoradas" no dan acceso a agua segura, especialmente en los países en vías de desarrollo. A la inversa, la proporción de fuentes no mejoradas que dan acceso a agua segura es relativamente pequeña. Las consideraciones relacionadas con la calidad del agua están empezando a ser una prioridad a la hora de evaluar los progresos relacionados con el acceso a agua en el mundo.

  • Reduciendo las diferencias entre las ciudades y las zonas rurales. Más de la mitad de la población mundial vive ahora en ciudades y las zonas urbanas siguen estando mejor abastecidas de agua y saneamiento mejorado que las rurales. Sin embargo, la brecha se está reduciendo. En 1990, más de un 76% de las personas que vivían en zonas urbanas tenía acceso a saneamiento mejorado, frente a solo un 28% en las zonas rurales. En 2012, un 80% de los habitantes de zonas urbanas tenía acceso a saneamiento mejorado frente a un 47% en las zonas rurales. En 1990, el 95% de las personas que residían en zonas urbanas tenía acceso a una fuente mejorada de agua potable, frente a un 62% en las zonas rurales. En 2012, un 96% de los habitantes de las ciudades y un 82% de los de las zonas rurales tenía acceso a una fuente mejorada de agua.

  • Comprendiendo la relación entre agua y energía. Todas las fuentes de energía requieren agua en su proceso productivo: para la extracción de materias primas, los procesos de enfriamiento o de limpieza, los cultivos para la producción de biocombustibles o para el funcionamiento de las turbinas. También se requiere energía para que podamos disponer de recursos hídricos para consumo y uso humano (incluida la irrigación) a través del bombeo, el transporte, el tratamiento y la desalinización. Ignorado durante mucho tiempo, últimamente nos hemos ido familiarizando con el nexo agua-energía conforme ha aumentado la demanda de electricidad y se ha reducido la oferta de agua en determinadas regiones del mundo.

  • Mejorando la seguridad alimentaria gracias al agua. El agua resulta clave para la seguridad alimentaria. Los cultivos y el ganado necesitan agua para crecer. La agricultura necesita grandes cantidades de agua para la irrigación y de buena calidad para los distintos procesos productivos. Las presiones demográficas, el cambio climático y una creciente competición por el suelo y el agua están incrementando la vulnerabilidad frente a la inseguridad alimentaria. Hoy en día, unos 1.000 millones de personas están desnutridas, especialmente en el África sub-sahariana (239 millones) y Asia (578 millones). El reto de suministrar alimento suficiente para la creciente población mundial nunca ha sido tan importante. Sin embargo, las tendencias en el deterioro de la capacidad de los ecosistemas para suministrar bienes y servicios esenciales están ya afectando el potencial productivo de importantes áreas del planeta. A pesar de ello, en algunos lugares, una mejor tecnología, mejores prácticas de gestión y políticas (que toman en consideración la necesidad de unas compensaciones apropiadas entre las necesidades ambientales y la producción agrícola) han logrado reducir y revertir las tendencias negativas e indican el camino hacia unos modelos sostenibles de producción y consumo.

  • Agua para un futuro sostenible. El agua es un recurso finito e irremplazable que resulta fundamental para el bienestar humano; solo es renovable cuando se gestiona de forma adecuada. Hoy en día, mas de 1.700 millones de personas viven en cuencas donde el uso excede la capacidad de recarga natural, viéndose éstas abocadas a su agotamiento; una tendencia que sufrirán dos tercios de la población mundial, que vivirá en países con estrés hídrico para 2025. El agua puede suponer un serio reto para el desarrollo sostenible pero, gestionada de forma eficiente y equitativa, el agua puede tener un papel clave a la hora de fortalecer la resiliencia de los sistemas sociales, económicos y medioambientales frente a unos cambios impredecibles. La salud de los ecosistemas del planeta depende de un abastecimiento regular de agua segura. Por otro lado, los ecosistemas regulan la disponibilidad y calidad del agua. La consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio depende de que se consiga avanzar hacia una economía que, no solo mejore el bienestar humano y reduzca la desigualdad, sino que también reduzca los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas. Durante los últimos años, el concepto de "economía verde" ha entrado en el discurso global, contribuyendo así a posicionar este tema.

  • Garantizando la participación de la mujer en los esfuerzos de desarrollo relacionados con el agua. El agua forma parte del problema de desigualdad relacionado con el género. En muchas sociedades, las mujeres desempeñan a nivel local un papel central a la hora de suministrar agua y saneamiento; tienen la responsabilidad de gestionar el abastecimiento doméstico de agua potable, el saneamiento y asegurar la higiene. Ofrecer acceso a una fuente de agua limpia cerca del hogar puede reducir de forma dramática la carga de trabajo de la mujer y liberarla de tiempo para otras actividades económicas. Para las mujeres jóvenes y las niñas, este tiempo puede ser utilizado para ir a la escuela. Un acceso inadecuado a saneamiento es una fuente de vergüenza, incomodidad e inseguridad para millones de mujeres en todo el mundo. Con frecuencia, las normas culturales hacen inaceptable ver a una mujer defecando, lo que fuerza a muchas mujeres a adentrarse en el campo antes del amanecer o después de anochecer para buscar algo de privacidad. Implicar a hombres y mujeres en las políticas de gestión del saneamiento y los recursos hídricos resulta crucial a la hora de asegurar la consideración de las necesidades específicas y las preocupaciones de hombres y mujeres de todos los estratos sociales. Durante los últimos años, la implicación de la mujer en proyectos de agua y saneamiento y la incorporación de la perspectiva de género, ha contribuido a cambiar la situación. También, el creciente número de mujeres que desempeñan el cargo de ministras de agua o medio ambiente es una tendencia prometedora que puede suponer un nuevo ímpetu para los programas de género y agua.

  • Fortaleciendo la cooperación en temas de agua. El agua es un recurso compartido del que dependen la vida, el medio ambiente y prácticamente todas las actividades humanas. En recientes décadas, la competición por el agua se ha incrementado de forma importante debido a las crecientes demandas para satisfacer las necesidades de una población cada vez mayor y la mayor escasez del recurso en muchos lugares. Pocas veces el agua hay sido fuente de conflictos, pero puede ser un factor agravante allá donde ya existen tensiones sociales y políticas. Cuando hablamos de agua, los intereses de agricultores, usuarios domésticos, operadores eléctricos, usuarios recreativos y los ecosistemas suelen ser contrapuestos y las fronteras internacionales complican aún más la situación. Sin embargo, a pesar de que la cooperación transfronteriza ha resultado con frecuencia difícil, la experiencia demuestra que compartir un recurso tan preciado como el agua puede ser un catalizador para la cooperación en vez de fuente de conflicto. En todo el mundo se han firmado tratados entre Estados ribereños y se han creado instituciones para gestionar y utilizar las aguas transfronterizas de forma equitativa y sostenible. Algunos de estos tratados, como el del Indo entre India y Pakistán, han seguido estando operativos incluso durante épocas de conflicto. Muchos de estos tratados de cooperación llevan años antes de ser ratificados. La proclamación de 2013 como Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua ha contribuido recientemente a mejorar la sensibilización tanto del potencial de una mayor cooperación como acerca de los retos a los que está confrontada la gestión de los recursos hídricos en el contexto de una mayor demanda de acceso, disponibilidad y servicios de agua.

Éstos son solo algunos de los logros que ha visto el Decenio. ¿Crees que ha habido otros?

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