Acción sobre… la calidad del agua y la protección de los ecosistemas

Conferencia Anual 2015 de ONU-Agua en Zaragoza. Agua y Desarrollo Sostenible: De la visión a la acción. 15-17 de enero de 2015

El agua es esencial para la vida. La cantidad de agua dulce existente en el Planeta Tierra es limitada y su calidad está sometida a una presión constante. La conservación de la calidad del agua dulce es importante para el suministro de agua potable, la producción de alimentos y el uso recreativo. La calidad del agua puede verse comprometida por la presencia de agentes infecciosos, productos químicos tóxicos o radiaciones.

La calidad del agua no ha logrado hasta el momento ser el centro de atención de los debates mundiales. Sin embargo, el 80% de las aguas residuales se vierte al medio ambiente natural sin ningún tipo de tratamiento. La contaminación resultante de la agricultura difusa y otros usos de la tierra tiene un impacto perjudicial muy grave, que en gran medida no han sido cuantificados, sobre la calidad del agua dulce y del agua marina. Esta contaminación supone unos costes muy importantes para los usuarios intermedios y los ecosistemas. Como la calidad del agua está disminuyendo, su impacto sobre un suministro de agua cada vez más limitado se está convirtiendo en un tema de gran preocupación, como se expresó claramente en Río+20.

Aunque la gestión de las aguas residuales es un componente clave de la meta 7.C de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: "Reducir a la mitad, para 2015, la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento", la meta del saneamiento no se ha alcanzado.

La agenda de desarrollo post-2015 ofrece la oportunidad de abordar esta brecha.

El Grupo Abierto de Trabajo ha adoptado una serie de objetivos relacionados con la calidad del agua
6.3 para 2030, mejorar la calidad del agua mediante la reducción de la contaminación, la eliminación de su vertido, minimizando la liberación de productos químicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad la proporción de aguas residuales no tratadas, y aumentando el reciclaje y la reutilización segura de x% a nivel mundial;
6.6 para 2030, ampliar la cooperación internacional y el apoyo al fortalecimiento de la capacidad de los países en vías de desarrollo en programas y actividades relacionados con el agua y el saneamiento, incluyendo la recogida de agua de lluvia, la desalinización, la eficiencia en el uso del agua, el tratamiento de las aguas residuales, el reciclaje y las tecnologías de reutilización;
6.b apoyar y fortalecer la participación de las comunidades locales para mejorar la gestión del agua y el saneamiento.
12.4 para2020 lograr una gestión adecuada y ambientalmente racional de los productos químicos y los desechos a lo largo de su ciclo de vida de acuerdo con los marcos internacionales acordados y reducir significativamente su emisión a la atmósfera, agua y suelo con el fin de minimizar sus impactos adversos sobre la salud humana y el medio ambiente;
15.1 para 2020, asegurar la conservación, restauración y uso sostenible de los ecosistemas terrestres y de agua dulce y sus servicios, en particular de los bosques, los humedales, las montañas y las tierras secas, en consonancia con las obligaciones en virtud de los acuerdos internacionales;
15.8 para 2020, introducir medidas para prevenir la introducción y reducir significativamente el impacto de las especies exóticas invasoras sobre los ecosistemas terrestres y acuáticos y controlar o erradicar aquellas especies más dañinas.
Fuente: Documento final del Grupo Abierto de Trabajo (2014) Disponible en inglés

Un objetivo similar propuso anteriormente ONU-Agua (2014):

"Reducir la contaminación por aguas residuales y mejorar la calidad del agua mediante la reducción de las aguas residuales domésticas e industriales no tratadas en un (x%); incrementar las aguas residuales reutilizadas de manera segura en un (y%); y reducir la contaminación por nutrientes en un (z%) para maximizar la disponibilidad de recursos hídricos y mejorar la calidad del agua".

Se reconoce que hay muchos retos en la implementación de la calidad del agua y la protección de los ecosistemas incluyendo, entre otros, la necesidad de mejorar la financiación de las infraestructuras físicas y las institucionales, el desarrollo de la capacidad institucional para el desarrollo de normas y reglamentos y su seguimiento y aplicación, limitada información y experiencias sobre la contabilidad de la calidad del agua y la protección de los ecosistemas (escala, datos, comprobación de datos sobre el terreno y su relevancia, cobertura y representatividad, valor añadido para la toma de decisiones, la valoración monetaria), y la desconexión entre las regulaciones sobre el agua y uso de la tierra.

Las herramientas de implementación de la calidad del agua que se debatirán incluyen:

Mayor y mejor financiación y uso de los instrumentos económicos, tales como inversiones inmediatas, específicas y sostenidas que reflejen el ciclo de vida completo de las instalaciones o la supervisión y la inversión en activos ambientales y la reducción de la contaminación (por ejemplo, esquemas de pago por servicios ambientales, pagos públicos y privados directos, esquemas de limitación y comercio, programas de certificación ecológica);
Tecnologías apropiadas: por ejemplo, la gestión inteligente, social y culturalmente apropiada de las aguas residuales de forma económica y ambientalmente viable en el futuro;
El desarrollo de la capacidad, incluyendo la comunicación, la educación y la sensibilización a múltiples niveles;
En lo que respecta a la gobernabilidad del agua, se necesita una planificación integrada de las aguas residuales y de la gestión a nivel nacional y municipal. Resulta fundamental que los enfoques de gestión de las aguas residuales y de los ecosistemas se convierten en una parte integral de las cuencas hidrográficas y de la planificación urbana. Los países deberán adoptar un enfoque multisectorial para la gestión de las aguas residuales, incorporando los principios de la gestión basada en los ecosistemas desde las cuencas hidrográficas hasta el mar, conectando sectores que cosecharán los beneficios de una mejor gestión de la calidad del agua.