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I. Introducción

1. Como los Estados Miembros recordarán, en 2004 el Grupo de alto nivel sobre las amenazas, los desafíos y el cambio recomendó en su informe (A/59/565) que el Secretario General promoviera una estrategia mundial amplia contra el terrorismo, que fortaleciera la capacidad de los Estados responsables para luchar contra el terrorismo y promover el imperio de la ley, protegiendo al mismo tiempo los derechos humanos. En marzo del año siguiente en Madrid, en ocasión del primer aniversario del atentado de Atocha, en que murieron o quedaron heridas más de 1.600 personas inocentes, acepté el reto y expuse los elementos de semejante estrategia. La estrategia se basa en cinco pilares: disuadir a la gente de recurrir al terrorismo y de apoyarlo; dificultar a los terroristas el acceso a los medios para llevar a cabo sus atentados; hacer que los Estados desistan de prestar apoyo a los terroristas; desarrollar la capacidad de los Estados para derrotar al terrorismo; y defender los derechos humanos. Ese mismo mes, en mi informe titulado "Un concepto más amplio de la libertad: desarrollo, seguridad y derechos humanos para todos" (A/59/2005), insté a los Estados Miembros a que adoptaran una estrategia en ese sentido.

2. En el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005 (resolución 60/1 de la Asamblea General), los Estados Miembros acogieron con satisfacción esos elementos de una estrategia, y convinieron en desarrollarlos. Me pidieron que presentara propuestas a fin de reforzar la capacidad del sistema de las Naciones Unidas para ayudar a los Estados a luchar contra el terrorismo y aumentar la coordinación de las actividades de las Naciones Unidas a este respecto. En diciembre de 2005, el Presidente de la Asamblea General me pidió que presentara un informe sobre el fomento de la capacidad, así como aportaciones adicionales de interés para la futura labor de la Asamblea General sobre una estrategia de lucha contra el terrorismo.

3. En atención a esas solicitudes, el presente documento contiene recomendaciones sobre una estrategia mundial contra el terrorismo, con hincapié en propuestas concretas para fortalecer la capacidad de las Naciones Unidas de luchar contra el terrorismo. Para formular esas recomendaciones he contado con la asistencia del Equipo Especial para la lucha contra el terrorismo, que establecí en 2005 como lugar de encuentro de los principales interlocutores del sistema de las Naciones Unidas y de sus asociados para tratar las cuestiones relacionadas con la lucha contra el terrorismo. El Equipo Especial es el primer paso para asegurar que los departamentos, fondos, programas, organismos y demás entidades conexas contribuyan plenamente a la lucha contra el terrorismo, aprovechando al máximo las sinergias y evitando la duplicación de esfuerzos.

4. Una verdadera estrategia es algo más que una simple lista de metas encomiables u observaciones obvias. Decir que queremos impedir actos de terrorismo y responder mejor si se produce un atentado terrorista no constituye una estrategia. Una estrategia sólo es digna de ese nombre si nos guía en el logro de nuestros objetivos. Para unirnos contra el terrorismo, necesitamos una estrategia operacional que nos permita aunar esfuerzos para hacerle frente. La estrategia que recomiendo en este documento procura guiarnos y unirnos haciendo hincapié en los elementos operacionales de la disuasión, la interdicción, el fortalecimiento de la capacidad del Estado y la defensa de los derechos humanos. Todos esos elementos tienen en común el carácter indispensable del Estado de derecho, en los planos nacional e internacional, para luchar contra la amenaza del terrorismo.

5. Un aspecto inherente del Estado de derecho es la defensa de los derechos humanos, un valor básico de las Naciones Unidas y una piedra angular de nuestra labor. La adopción de medidas eficaces contra el terrorismo y la protección de los derechos humanos no son objetivos contrapuestos, sino complementarios y que se refuerzan mutuamente. Por consiguiente, la defensa de los derechos humanos es esencial para la realización de todos los aspectos de una estrategia contra el terrorismo. El papel central de los derechos humanos se destaca, por lo tanto, en cada sección sustantiva del presente informe, además de una sección dedicada específicamente a los derechos humanos.

6. Los actos terroristas niegan a sus víctimas el disfrute de sus derechos humanos más fundamentales. Por lo tanto, una estrategia contra el terrorismo debe estar centrada en las víctimas y en la promoción de sus derechos. Además, la aplicación de una estrategia general que se base, en parte, en la disuasión, se apoye firmemente en los derechos humanos y el Estado de derecho, y se centre en las víctimas depende de la participación activa y el liderazgo de la sociedad civil. Por consiguiente, a lo largo de todo el documento se destaca el papel que la sociedad civil puede desempeñar en la promoción de una estrategia verdaderamente mundial contra el terrorismo.

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