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Antecedentes

Imagine ser el ser arrancado de su familia entre lágrimas a causa de una guerra étnica… forzado a caminar cientos de millas hasta llegar al mar, en la costa occidental de África que da al Océano Atlántico. Ser despojado de su nombre, de su identidad, de todos y cada uno de los derechos que un ser humano merece. La embarcación europea en la que es obligado a abordar avanza a través del Atlántico, hacia las plantaciones del Caribe y Sudamérica, un viaje a través del terrible “paso del medio”. Una multitud de gente negra de todo tipo encadenada entre sí, con apenas espacio para moverse, viajando durante meses, mareados por el viaje, rodeados por la suciedad de los contenedores repletos de vómito, dentro de los que a menudo caen los niños, algunos sofocándose. Los alaridos de las mujeres y los lamentos de los agonizantes hacen a la escena de horror casi inconcebible. Muerte y enfermedad se encuentran en todo el ambiente y solamente uno de cada seis sobrevive esa travesía y a la brutal y agotadora labor que le sigue…

El comercio trasatlántico de esclavos perduró por cuatro siglos.

La esclavitud y el comercio de esclavos se encuentran entre las peores violaciones a los derechos humanos en la historia de la humanidad. El comercio transatlántico de esclavos es considerado único en la historia de la esclavitud debido a su duración (cuatrocientos años), su escala (aproximadamente 17 millones de personas sin contar a quienes murieron durante el transporte) y la legitimación que se hizo de él, incluida en las leyes de la época.

El comercio trasatlántico de esclavos constituyó la mayor deportación de la historia. Comprendiendo desde el siglo XVI hasta el XIX, involucró varias regiones y continentes: África, Norte y Sur de América, Europa y el Caribe; y resultó en la venta y explotación de millones de africanos por europeos.

El “comercio triangular”

Embarcaciones transportando productos comerciales como armas, alcohol y caballos zarpaban de los puertos europeos con rumbo a África occidental, donde intercambiarían estos artículos por esclavos africanos. Los esclavos que habían sido capturados en guerras o eran víctimas del creciente negocio local de captura y venta de esclavos.

Las pesadas embarcaciones sobrecargadas de esclavos africanos partían entonces a través del “Paso del Medio” rumbo a las colonias americanas y europeas en el Caribe y Sudamérica. Generalmente, las estructuras para pasajeros y carga de los barcos eran desmanteladas para transportar al máximo número de esclavos. Se estima que uno de cada seis esclavos moría durante este viaje debido al confinamiento y a las malas condiciones sanitarias. En caso de que ocurriera una rebelión o se extendiera una enfermedad en la embarcación, esta cifra podía aumentar más de uno de cada dos.

Después de vender a los esclavos que habían sobrevivido, los barcos volvían a Europa cargados de bienes producidos con mano de obra esclava, tales como azúcar, tabaco, algodón, ron y café.  

Justificando un sistema de esclavitud

El comercio trasatlántico de esclavos era un sistema económico complejo y de gran escala. Los principales países comerciantes -España, Portugal, los Países Bajos, Inglaterra y Francia- lograron obtener ganancias de cada una de las escalas de la travesía triangular y muchas ciudades europeas florecieron gracias a las utilidades de las industrias agrícolas, construidas y sostenidas, literalmente, sobre las “espaldas” de los esclavos africanos.

La práctica de la esclavitud era justificada comúnmente con fundamentos filantrópicos o religiosos. Incluso estaba codificada dentro de la ley, en el notable “Code Noir” (código negro) de 1685. Esta ley francesa contenía los derechos y obligaciones de dueños y esclavos en las colonias de las Américas y establecía que “Nosotros declaramos a los esclavos como propiedad movil”. Esta ley establecía un sistema de dura disciplina que incluía la flagelación y la marca con hierros incandescentes como castigo para delitos menores, a pesar de esto, era considerada como un “beneficio” que los esclavos tenían para protegerse de los abusos de sus dueños y otorgaba días festivos religiosos, forzaba el culto católico, toleraba los matrimonios entre esclavos y abogaba por la conservación de las familias.

Abolición del comercio trasatlántico de esclavos

Para el siglo XVIII la oposición moral y política al comercio de esclavos estaba creciendo en Gran Bretaña y en los Estados Unidos, así como en otras partes de Europa. Grupos como los cuáqueros en Norte América y la Sociedad para la Extinción del Comercio de Esclavos en Gran Bretaña ayudaron a aumentar el conocimiento público respecto al tráfico de esclavos mediante peticiones publicas, campañas de boicot y la difusión de materiales describiendo, y algunas veces ilustrando, las condiciones de vida de los esclavos a bordo de los barcos o trabajando en las plantaciones.

Los esclavos también se sublevaron en contra de su yugo, más notablemente en Haití en la Revolución de 1791-1804. Estas revueltas marcaron un hito en el comercio de esclavos, ya que los poderes coloniales empezaron a reconocer los riesgos políticos y militares que representaban tales levantamientos. Este factor, aunado a las crecientes voces del movimiento abolicionista y a las cambiantes condiciones económicas que habían reducido la importancia económica de algunas colonias europeas, marcaron el inicio del fin del tráfico trasatlántico.

Hace doscientos años, a principios de marzo de 1807, el Presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson firmó la legislación aboliendo el comercio de esclavos. Más tarde ese mismo mes, el Parlamento británico dirigido por los esfuerzos del abolicionista William Wilberforce, el reverendo James Ramsay y John Wesley, prohibió él trafico de esclavos en el Imperio Británico. La marea había cambiado.

En los siguientes años otros países europeos implementaron leyes prohibiendo la esclavitud; sin embargo, no fue sino hasta 80 años mas tarde que el comercio trasatlántico de esclavos fue finalmente eliminado cuando Cuba y Brasil lo abolieron, en 1886 y 1888 respectivamente.

Legado

El legado del comercio trasatlántico de esclavos es un tema polémico. No cabe duda que resultó en la destrucción de una parte significativa del idioma, cultura y religión de millones de esclavos africanos. La extracción de un número tan grande de personas de África interrumpió la economía africana y, creen algunos académicos, que dejó a África en una desventaja permanente comparada con otros países del mundo. También se puede decir que la esclavitud redefinió a los africanos frente al mundo, dejando un legado de racismo y estereotipándolos como seres inferiores.

Reconociendo la tragedia, honrando a las víctimas

El 28 de noviembre del 2006, la Asamblea General de la ONU designó el 25 de marzo de 2007 como el Día Internacional para la Conmemoración del 200 Aniversario de la Abolición del Comercio Trasatlántico de Esclavos. Al reconocer el efecto perdurable de la esclavitud en el mundo moderno; los Estados Miembros también aceptaron que la esclavitud fue el corazón de la “profunda desigualdad social y económica, odio, fanatismo, racismo y prejuicios que siguen afectando hoy a la gente de ascendencia africana”.

El propósito de este día es honrar la memoria de aquellos que murieron como resultado de la esclavitud, incluyendo aquellos que murieron en “paso del medio” y en la lucha por la libertad. También pretende disminuir la “brecha de conocimiento” que existe hoy en cuanto a las consecuencias ocasionadas por el comercio de esclavos y la esclavitud.

Fuentes:

Luchas contra el esclavismo *” (UNESCO, 2004):

Proyecto educacional rompiendo el silencio * (UNESCO)

Anti-esclavismo internacional *