Unidos en la acción
Informe del Grupo de Alto Nivel sobre la coherencia en
todo el sistema de las Naciones Unidas en las esferas del
desarrollo, la asistencia humanitaria y la protección del
medio ambiente
Resumen
Afrontando los problemas de su época, los líderes del mundo crearon hace 60
años nuevas instituciones multilaterales —las Naciones Unidas, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial— en la convicción de que la cooperación
internacional era el mejor modo de resolver los problemas del mundo de posguerra.
Hoy nosotros también afrontamos problemas importantes: la nuestra es una
época de cambio mundial, que, en velocidad, alcance y magnitud, no tiene
precedentes. A medida que las partes del mundo se vuelven más interdependientes
estamos más expuestos a desigualdades económicas y sociales graves y crecientes.
La pobreza, la degradación del ambiente y el retraso del desarrollo agravan la
vulnerabilidad y la inestabilidad en detrimento de todos. La consecución de los
objetivos de desarrollo del Milenio y los objetivos de desarrollo más amplios
acordados internacionalmente es fundamental para la estabilidad y la prosperidad
económicas del mundo.
Las Naciones Unidas desempeñaron un papel decisivo en la articulación de los
objetivos de desarrollo del Milenio. Ahora deben tomar medidas para alcanzar esos
objetivos y los demás objetivos de desarrollo y para apoyar a los gobiernos en la
ejecución de sus planes nacionales. Sin embargo, sin reformas ambiciosas y de largo
alcance las Naciones Unidas no podrán cumplir sus promesas y mantener su
posición legítima en el corazón del sistema multilateral. A pesar de su legitimidad
única, incluida la universalidad de su composición, la posición de las Naciones
Unidas como actor central en el sistema multilateral está debilitada por la falta de
concentración en los resultados, con lo cual perjudican, principalmente, a los más
pobres y más vulnerables.
Las Naciones Unidas desempeñaron un papel decisivo en la articulación de los
objetivos de desarrollo del Milenio. Ahora deben tomar medidas para alcanzar esos
objetivos y los demás objetivos de desarrollo y para apoyar a los gobiernos en la
ejecución de sus planes nacionales. Sin embargo, sin reformas ambiciosas y de largo
alcance las Naciones Unidas no podrán cumplir sus promesas y mantener su
posición legítima en el corazón del sistema multilateral. A pesar de su legitimidad
única, incluida la universalidad de su composición, la posición de las Naciones
Unidas como actor central en el sistema multilateral está debilitada por la falta de
concentración en los resultados, con lo cual perjudican, principalmente, a los más
pobres y más vulnerables.
La Cumbre Mundial celebrada en Nueva York en 2005 dio nuevo impulso a la
necesidad de reformar las Naciones Unidas. Por iniciativa del Secretario General, el
Grupo de Alto Nivel sobre la coherencia en todo el sistema de las Naciones Unidas
ha trabajado más de seis meses para examinar el modo en que el sistema de las
Naciones Unidas puede responder más eficazmente a los problemas de desarrollo,
ambientales y humanitarios del mundo del siglo XXI.
Hemos hecho una evaluación completa de los puntos fuertes y los puntos
débiles del sistema de las Naciones Unidas, consultando a las partes interesadas de
todo el mundo. Encomiamos a las Naciones Unidas como fuerza indispensable que
impulsa el discurso sobre el desarrollo humano definiendo y creando un consenso
mundial en apoyo de los objetivos de desarrollo del Milenio y los demás objetivos
de desarrollo internacionalmente acordados, desempeñando un papel directivo en la
elaboración del concepto de desarrollo sostenible, respondiendo rápidamente a los
desastres humanitarios y movilizando la acción internacional para la protección del
ambiente. El sistema de las Naciones Unidas también sigue desempeñando un papel
esencial como convocador, fijando normas y asesorando a los países en la aplicación
de las normas a nivel mundial, regional, nacional y local.
Sin embargo, también hemos visto que la labor de las Naciones Unidas en
materia de desarrollo y ambiente a menudo es fragmentaria y débil. La ineficiencia e
ineficacia de la gobernanza y la imprevisibilidad de la financiación han contribuido
a la incoherencia de las políticas, a la duplicación y a la ineficacia operacional
de todo el sistema. La cooperación entre organizaciones ha sido dificultada por la
competencia por fondos, la ampliación gradual de las misiones y prácticas
operativas anticuadas.
La unidad de acción y la superación de la fragmentación del sistema es uno de
los temas centrales de nuestro informe. Aplicadas en bloque, nuestras
recomendaciones podrían producir un cambio abrupto de la forma en que las
Naciones Unidas funcionan en la Sede, en cada región y en cada país. Si se
aplicaran, las recomendaciones podrían enfocar mejor las actividades en el
funcionamiento, la eficiencia, la rendición de cuentas y los resultados dentro del
sistema de las Naciones Unidas, y también podrían aumentar el papel y la voz de los
países en desarrollo. Estos cambios afirmarían y fortalecerían el papel de las
Naciones Unidas en el sistema multilateral.
Hemos elaborado un conjunto de recomendaciones claras basadas en cinco direcciones estratégicas:
- Asegurar la coherencia y la consolidación de las actividades de las Naciones Unidas conforme al principio de la propiedad nacional, en todos los niveles (nacional, regional y Sede).
- Establecer la gobernanza y los mecanismos de gestión y financiación adecuados para potenciar y apoyar la consolidación y vincular el funcionamiento y los resultados de las organizaciones de las Naciones Unidas con su financiación.
- Reformar las prácticas operativas del sistema de las Naciones Unidas para asegurar la concentración en los resultados, la respuesta a las necesidades y la consecución de resultados por el sistema de las Naciones Unidas, medidos según el progreso en el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio.
- Crear nuevas oportunidades importantes de consolidación y establecimiento efectivo de la unidad de acción de las Naciones Unidas mediante un examen profundo.
- Aplicar las recomendaciones con urgencia, pero no en forma mal planeada y apresurada que podría comprometer el cambio permanente y efectivo.
La unidad de acción es un concepto básico del presente informe: las Naciones
Unidas tienen que superar su fragmentación y funcionar como una unidad mediante
una dedicación más firme a la colaboración en la aplicación de una sola estrategia,
en busca de un solo conjunto de objetivos. Hemos elaborado recomendaciones
ambiciosas pero realistas que pueden cambiar radicalmente la forma en que las
organizaciones funcionan en la Sede, en cada región y en cada país, de manera que
las Naciones Unidas puedan ser más que la suma de sus partes.
La esencia de nuestra visión es que las Naciones Unidas funcionen como una
unidad en materia de desarrollo, asistencia humanitaria y ambiente. La pericia
normativa y analítica de las Naciones Unidas, sus capacidades operacionales y de
coordinación y su papel de promoción se combinarían más eficazmente a nivel
nacional, regional y mundial. Con ese fin, los Estados Miembros deben dar forma a
las estructuras de gobernanza, al marco de financiación y a las prácticas operativas.
Funcionamiento unificado de las Naciones Unidas para el desarrollo – a nivel del país
Recomendamos el establecimiento de un sistema unificado de las
Naciones Unidas a nivel de país, con un solo jefe, un solo programa,
un solo presupuesto y, cuando corresponda, una sola oficina.
Un tercio de los programas de país de las Naciones Unidas incluyen más de
10 organismos de las Naciones Unidas y en casi un tercio de ellos cada organismo
de las Naciones Unidas gasta menos de 2 millones de dólares de los Estados Unidos.
El sistema unificado debe basarse en la consolidación de todas las actividades de
programa de las Naciones Unidas a nivel de país, cuando el país lo desee. El
programa debe ser elaborado por el país mismo y pertenecer al país y estar de
acuerdo con sus prioridades nacionales. La ejecución eficaz requiere un solo marco
presupuestario.
La administración de los programas de país del sistema unificado de las
Naciones Unidas requiere un solo jefe —un coordinador residente empoderado. El
coordinador residente será elegido sobre la base del mérito y de un examen
competitivo claramente abierto a candidatos externos al Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD) y al sistema de las Naciones Unidas. Para
asegurar en todo el sistema la propiedad del sistema de coordinadores residentes, el
papel del PNUD debe cambiar. El PNUD debe fortalecer y concentrar su trabajo
operacional en la coherencia de las políticas y la posición del equipo de las
Naciones Unidas para el país y retirarse de la política sectorial y del trabajo de
creación de capacidad que hacen otras entidades de las Naciones Unidas.
Recomendamos que se establezcan cinco experimentos del sistema
unificado de las Naciones Unidas para 2007 y, si resultan satisfactorios
en el examen, 20 programas de país del sistema unificado para 2009,
40 para 2010 y sistema unificado para todos los demás programas que
correspondan para 2012.
Sistema unificado de las Naciones Unidas para el desarrollo – a nivel de la Sede
Recomendamos el establecimiento de una Junta de Desarrollo Sostenible
de las Naciones Unidas para supervisar los programas de país del sistema
unificado de las Naciones Unidas.
Una junta coordinadora es necesaria para supervisar los programas de país del
sistema unificado, para dar coherencia a todo el sistema, asegurar la coordinación y
vigilar el funcionamiento de las actividades mundiales. Proponemos que las
reuniones conjuntas actuales de las juntas del PNUD, el Fondo de Población de las
Naciones Unidas (UNFPA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
(UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) se combinen en este órgano
de supervisión estratégica, la Junta de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas,
que sería responsable ante el Consejo Económico y Social.
La Junta debe estar formada por un conjunto representativo de Estados
miembros sobre la base de la representación geográfica equitativa y debe aumentar
la participación y la voz de los países en desarrollo. La Junta estaría encargada de
aprobar el programa por países del sistema unificado de las Naciones Unidas,
asignar fondos y evaluar el funcionamiento del programa en relación con el
progreso hacia los objetivos acordados con el país del programa. La Junta también
debe ejercer una supervisión estratégica del sistema para impulsar la coordinación y
la planificación conjunta entre todos los fondos, programas y organismos y para
detectar superposiciones y lagunas.
Recomendamos que el Secretario General nombre un Coordinador de
las Naciones Unidas para el Desarrollo, encargado del funcionamiento y la
rendición de cuentas de las actividades de desarrollo de las Naciones Unidas.
El Administrador del PNUD debe servir de Coordinador para el Desarrollo. El
Coordinador para el Desarrollo debe ser responsable ante la Junta y tener el apoyo
de un grupo de coordinación de alto nivel, formado por los jefes de los principales
organismos de desarrollo y una secretaría experta sacada de todo el sistema de las
Naciones Unidas. La evolución del papel del PNUD como administrador del sistema
de coordinadores residentes requiere el establecimiento de un código de conducta y
de una barrera de protección entre sus actividades operacionales simplificadas y
otras funciones.
Recomendamos que el Secretario General establezca un grupo de tareas
independiente para seguir eliminando la duplicación dentro del sistema de
las Naciones Unidas y consolidar las entidades de las Naciones Unidas
cuando sea necesario.
No favorecemos una entidad única de las Naciones Unidas, porque muchos
organismos pueden cumplir mejor su función vital de proveer bienes públicos
mundiales, promoción, investigación, fomentar las mejores prácticas y establecer
normas mundiales funcionando individualmente en sus sectores especiales.
Sin embargo, es evidente que el sistema de las Naciones Unidas adolece de
gran número de funciones que se superponen, faltas de coordinación e incoherencia
de políticas. El grupo de tareas independiente debe indicar claramente las funciones
que cumplen los fondos, programas, organismos especializados y entidades
regionales de las Naciones Unidas, incluida la Secretaría de las Naciones Unidas.
Debe hacer recomendaciones concretas para combinar o consolidar las funciones
duplicadas y asegurar la complementariedad de los mandatos. El grupo de tareas
debe presentar un informe al fin de 2007 al Secretario General, con recomendaciones
claras para que se apliquen rápidamente. Esta operación podría producir ahorros
anuales considerables, tal vez del orden de 20% por año; la cuantía exacta debe
determinarse mediante análisis en el examen del grupo de tareas. Los ahorros
logrados con el aumento de la eficiencia podrían asignarse a los programas de país
del sistema unificado de las Naciones Unidas.
Financiación, ejecución y rendición de cuentas basadas en los resultados
Recomendamos el establecimiento de un mecanismo de financiación para
los objetivos de desarrollo del Milenio a fin de asegurar la financiación
multianual para los programas de país del sistema unificado de las
Naciones Unidas lo mismo que para los organismos que funcionen bien.
Para que las Naciones Unidas funcionen de manera más coherente y eficaz, a
nivel de país y mundial, hay que introducir cambios considerables en la forma en
que se administra la financiación que aportan los donantes. Las estructuras anuales
de financiación de las Naciones Unidas están muy fragmentadas, son imprevisibles
y tienen demasiadas restricciones del uso de los fondos, lo cual ha alentado la
duplicación y la ineficiencia. Esto limita la capacidad de las Naciones Unidas y de
los países en que se ejecutan los programas de tomar decisiones estratégicas y
socava los principios del multilateralismo y la propiedad nacional.
Un nuevo mecanismo de financiación de los objetivos de desarrollo del
Milenio para los fondos voluntarios de donantes (entidades públicas, privadas y de
las Naciones Unidas) aseguraría financiación multianual para los programas de país
del sistema unificado de las Naciones Unidas lo mismo que para los organismos que
funcionaran bien. La Junta de Desarrollo Sostenible dirigiría este mecanismo. Las
contribuciones de los donantes serían voluntarias y podrían especificarse. También
debería haber financiación adicional disponible a discreción de la Junta para
recompensar a las sedes de los fondos, programas y organismos especializados que
funcionaran bien y para colmar las lagunas y financiar las prioridades de los
programas del sistema. Para elevar al máximo el efecto en la promoción de las
prioridades de los países, instamos a los donantes a que aporten financiación
multianual y a que reduzcan considerablemente las restricciones que imponen al uso
de los fondos.
Recomendamos que las organizaciones de las Naciones Unidas que estén
dedicadas a la reforma y la demuestren reciban financiación multianual
completa.
Los donantes deben apoyar la financiación multianual unificada para los
programas de país del sistema unificado de las Naciones Unidas y los presupuestos
básicos de las entidades de las Naciones Unidas dedicadas a la reforma. Los
donantes demostrarían con su acción que la financiación y el funcionamiento están
vinculados con los resultados y la reforma.
Los marcos de financiación multianual pueden administrarse para aumentar la
concentración en las prioridades estratégicas. Los ciclos de financiación de los fondos
y programas de las Naciones Unidas deben alinearse para facilitar la coordinación
estratégica general del trabajo programático de las Naciones Unidas. Los presupuestos
prorrateados de los organismos especializados deben revisarse para asegurar que
tengan recursos básicos suficientes para cumplir sus mandatos estratégicos.
El funcionamiento, la financiación y la rendición de cuentas de las
organizaciones de las Naciones Unidas están relacionadas integralmente. La
financiación debe seguir al funcionamiento y recompensar los resultados tanto en
los programas de país del sistema unificado de las Naciones Unidas como en la
financiación de la Sede. El objeto de vincular la financiación con el funcionamiento
no es reducir la financiación sino mejorar los resultados. De hecho, si fueran más
eficaces, las Naciones Unidas podrían ser un socio importante en el uso eficaz de un
aumento de la asistencia oficial para el desarrollo. El precio del mal funcionamiento
no debe imponerse a los países reduciendo la financiación de las Naciones Unidas,
sino a la administración y a las instituciones. Si el sistema reformado de las
Naciones Unidas demostrara mejores resultados estaría mejor colocado para captar
un aumento de la ayuda.
La Junta de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, con la asistencia de
una Dependencia Especial de Financiación para el Desarrollo y Funcionamiento en
su secretaría, debe publicar evaluaciones internas de los gastos y el funcionamiento
del sistema de las Naciones Unidas, lo mismo que evaluaciones de los planes de
cada fondo, programa y organismo, a las cuales la Junta tendría acceso. El
funcionamiento de las organizaciones de las Naciones Unidas en la promoción de
los objetivos de desarrollo acordados internacionalmente debe medirse. Estas
evaluaciones informarían las decisiones sobre financiación, tanto las de los donantes
que hacen contribuciones directas como las que se tomaran mediante el mecanismo
discrecional de financiación de los objetivos de desarrollo del Milenio que se
pondría a disposición de la Junta, como ya se ha indicado.
La modernización y la reforma de las prácticas operativas, que serían dirigidas
por el Secretario General, deben ejecutarse urgentemente. Los procedimientos para
la planificación de recursos, recursos humanos, servicios comunes y evaluación
deben llegar a la plena compatibilidad como principales motores de la coherencia
del sistema de las Naciones Unidas. Debe haber más oportunidades de movilidad del
personal y un acuerdo en todo el sistema con respecto a la gestión basada en los
resultados, lo mismo que una evaluación independiente de todo el sistema de las
Naciones Unidas y métodos comunes de evaluación y comparación. Las Naciones
Unidas deben aprovechar sistemáticamente las oportunidades de ampliar los
servicios comunes.
Los países en que se ejecutan programas y los donantes deben poder ver y
comparar los verdaderos gastos generales de la ejecución mediante la introducción
y publicación sistemática de los gastos de administración y servicios auxiliares.
Para promover la transparencia y la rendición de cuentas, recomendamos
que se establezca para 2008 un sistema común de evaluación de las Naciones
Unidas, sobre la base de un método común de evaluación.
Asistencia humanitaria
Las Naciones Unidas tienen un papel único y principal que desempeñar en los desastres y emergencias humanitarios. Recomendamos que este papel se
amplíe mediante:
- El aumento de coordinación entre las Naciones Unidas, los gobiernos nacionales y las organizaciones no gubernamentales, incluidas la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, mediante un método de “grupos” para establecer papeles directivos en la prestación de formas determinadas de asistencia, como vivienda, agua, alimentos, etc.
- La financiación completa del Fondo central para la acción en casos de emergencia para acelerar y hacer más eficaces las corrientes de fondos en respuesta a un desastre.
- La aclaración de los mandatos de las Naciones Unidas con respecto a la responsabilidad en relación con las personas internamente desplazadas.
- El aumento de las inversiones en reducción de riesgos, alerta temprana y estrategias y mecanismos innovadores de asistencia en caso de desastre.
- Fortalecimiento del liderazgo, aceleración de la financiación y mejor cooperación en los períodos de transición después de conflictos y después de desastres, con un papel directivo claro para el PNUD una vez que ha terminado la coordinación de las actividades humanitarias.
- Evaluación y examen periódico del funcionamiento de los organismos de las Naciones Unidas y de las organizaciones no gubernamentales en la asistencia humanitaria.
Ambiente
Hay razones cada vez mayores para tomar medidas urgentes con respecto al
ambiente. Las prioridades ambientales demasiado a menudo se han aislado de las
prioridades del desarrollo económico. Pero la degradación del ambiente mundial,
incluido el cambio climático, tendrá consecuencias económicas y sociales de largo
alcance que afectarán la capacidad del mundo de alcanzar los objetivos de desarrollo
del Milenio. Como los efectos son mundiales y son sentidos desproporcionalmente
por los pobres, es urgentemente necesaria una acción multilateral coordinada para
promover la sostenibilidad ambiental.
Recomendamos que la gobernanza ambiental internacional se fortalezca y se haga más coherente a fin de aumentar la eficacia y la precisión de las
actividades ambientales en el sistema de las Naciones Unidas.
Recomendamos que, como base para las reformas encaminadas a aumentar
la coherencia de todo el sistema, el Secretario General encargue una
evaluación independiente de la gobernanza ambiental internacional
dentro del sistema de las Naciones Unidas y de la reforma respectiva.
Recomendamos elevar la categoría del Programa de las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente y darle verdaderas facultades para que funcione
como el pilar de la política ambiental del sistema de las Naciones Unidas.
Recomendamos además que las entidades de las Naciones Unidas cooperen
más eficazmente en forma temática y mediante alianzas, poniendo un
organismo especialmente dedicado en el centro.
El Fondo para el Medio Ambiente Mundial debe fortalecerse como el principal
mecanismo financiero para el ambiente mundial, a fin de ayudar a los países en
desarrollo a crear capacidad. Deben aumentarse considerablemente los recursos del
Fondo para que pueda afrontar la tarea que imponen el cambio climático y otras
cuestiones ambientales.
También hemos hecho varias recomendaciones para asegurar que las Naciones
Unidas ayuden a los países a incorporar el ambiente en sus estrategias y medidas,
para elevar la posición del desarrollo sostenible en la arquitectura institucional de
las Naciones Unidas y en las actividades en los países, y para lograr el equilibrio
necesario entre los tres pilares (el económico, el social y el ambiental) del
desarrollo sostenible.
Género: clave del desarrollo eficaz
Recomendamos el establecimiento de una entidad dinámica de las
Naciones Unidas concentrada en la igualdad de los géneros y el
empoderamiento de la mujer.
Consideramos que la igualdad de los géneros es fundamental para conseguir
resultados de desarrollo efectivos, y el Secretario General nos dio un mandato
específico de sugerir cambios radicales para mejorar el funcionamiento. Por tanto
proponemos un cambio abrupto de las actividades de las Naciones Unidas en pro de
la igualdad de los géneros y del empoderamiento de la mujer, como sigue:
- Las tres entidades actuales de las Naciones Unidas deben unificarse en una entidad de género mayor e independiente, encabezada por un Director Ejecutivo con el rango de Secretario General Adjunto, nombrado por competencia meritocrática claramente abierta a las personas externas a las Naciones Unidas.
- La entidad de género debe tener un papel normativo y promotor fortalecido combinado con una función de programación dirigida a grupos determinados.
- La entidad de género debe estar plena y ambiciosamente financiada.
- La igualdad de los géneros sería un componente de todos los programas de país del sistema unificado de las Naciones Unidas.
- La dedicación a la igualdad de los géneros es y debe seguir siendo mandato de todo el sistema de las Naciones Unidas.
Coordinación con otros organismos multilaterales
Las Naciones Unidas y las instituciones de Bretton Woods se establecieron con
la intención de que trabajarían juntas en forma complementaria. Con el tiempo el
Banco Mundial y las instituciones de las Naciones Unidas han ampliado
gradualmente sus funciones, de manera que ahora hay cada vez más superposición y
duplicación en su labor. Es necesario establecer un equilibrio entre la competencia
sana y la superposición ineficiente y las lagunas. Las instituciones de Bretton Woods
y las Naciones Unidas tienen que trabajar en colaboración más estrecha para
eliminar la duplicación innecesaria y aprovechar sus respectivos puntos fuertes.
Por tanto recomendamos, con carácter urgente, que el Secretario General,
el Presidente del Banco Mundial y el Director Ejecutivo del Fondo
Monetario Internacional establezcan un proceso para examinar, actualizar
y concertar acuerdos oficiales sobre sus funciones respectivas y sus
relaciones a nivel mundial y nacional. Estos exámenes deben actualizarse
periódicamente además de evaluarse. Este proceso debe emprenderse
sobre la base del mejor funcionamiento, la ejecución fortalecida y el papel
más influyente que las Naciones Unidas tendrán si nuestras reformas se
aplican.
Aplicación
Hemos propuesto un conjunto amplio de recomendaciones que, juntas, podrían
hacer que las Naciones Unidas respondieran mucho más a las necesidades de sus
Estados Miembros, y en particular a las de los países en desarrollo. Las Naciones
Unidas se volverían más eficaces, concentrarían más su acción y serían más capaces
de conseguir resultados. Si las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas,
los Estados Miembros y todas las partes interesadas aplican nuestras
recomendaciones, las Naciones Unidas podrían convertirse en un motor del
desarrollo para erradicar la pobreza en alianza con la sociedad civil y el sector
privado. Una organización reformada podría captar el aumento de los recursos para
el desarrollo que se prometió en 2005 fortaleciendo su papel habilitador en el
desarrollo y produciendo bienes públicos mundiales más eficaces en beneficio de
todos.
Las presentes recomendaciones no son una lista de posibilidades sino un
bloque integrado. Cada recomendación es esencial para hacer que el sistema sea más
que la suma de sus partes, y no menos, como ha ocurrido a veces. Cada una de las
recomendaciones debe aplicarse con rigor y urgencia y sin diluir su propósito.
Reconocemos que la aplicación de estas reformas entrañará problemas
considerables y a veces el sacrificio de intereses particulares de organismos, fondos
y programas de las Naciones Unidas. Estos organismos, fondos y programas tendrán
que trabajar en colaboración más estrecha y eficaz con el resto del sistema de las
Naciones Unidas en provecho del bien común. Estas recomendaciones también
representan un reto para los donantes, porque proponen cambiar la forma en que
financian las Naciones Unidas de acuerdo con los principios del multilateralismo y
de la propiedad nacional en diferentes niveles.
El grupo que nos interesa especialmente son los miles de millones que no
gozan de la prosperidad y el bienestar que muchos de nosotros damos por supuestos
y cuya pobreza inspiró un llamamiento mundial a la acción: los objetivos de
desarrollo del Milenio. En beneficio de los pobres y los indigentes necesitamos una
Organización eficiente, que esté bien gobernada y bien financiada y que siga siendo
depositaria mundial de la esperanza.
Está en nuestra mano producir un efecto real y duradero mediante las reformas
esenciales indicadas en estas propuestas. Todas las partes interesadas del sistema de
las Naciones Unidas deben aprovechar esta oportunidad. La diferencia entre las
decisiones y medidas que tomemos sobre las reformas será para millones de
personas de todo el mundo la diferencia entre la esperanza y la desesperación, y
para algunos la diferencia entre la vida y muerte.