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Cumbre de Johannesburgo 2002
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SÍNTESIS …


El agua


El problema

Pese a que el agua dulce es un recurso que se da por sentado en muchos lugares, es muy escaso para los 1100 millones de personas, es decir el 18% de la población mundial, que carecen de acceso al agua potable. Hay otros 2400 millones de personas que no tienen acceso a un saneamiento adecuado.

Más de 2200 millones de habitantes de los países en desarrollo, la mayoría niños, mueren todos los años de enfermedades asociadas con la falta de agua potable, saneamiento adecuado e higiene. Además, casi la mitad de los habitantes de los países en desarrollo sufren enfermedades provocadas, directa o indirectamente, por el consumo de agua o alimentos contaminados, o por los organismos causantes de enfermedades que se desarrollan en el agua. Con suministros suficientes de agua potable y saneamiento adecuado, la incidencia de algunas enfermedades y la muerte podrían reducirse hasta en un 75%.

En la mayoría de las regiones, el problema no es la falta de agua dulce potable sino, más bien, la mala gestión y distribución de los recursos hídricos y los métodos y sistemas dispendiosos. La mayor parte del agua dulce -el 70%- se utiliza para la agricultura, mientras que una cantidad sustancial se pierde en el proceso de riego. La mayoría de los sistemas de riego funcionan de manera ineficiente, por lo que pierden aproximadamente el 60% del agua que extraen, que se evapora o vuelve al cauce de los ríos o a los acuíferos subterráneos. Los métodos de riego ineficientes o dispendiosos entrañan sus propios riesgos para la salud: el anegamiento de algunas zonas del Asia meridional, de resultas de la utilización excesiva del agua para riego, es el determinante fundamental de la transmisión de la malaria, situación que se reitera en muchas otras partes del mundo.

Aproximadamente la mitad del agua de los sistemas de suministro de agua potable del mundo en desarrollo se pierde por filtraciones, conexiones ilícitas y vandalismo. A medida que la población crece y aumentan los ingresos se necesita más agua, que se transforma en un elemento esencial del desarrollo. Los sectores más prósperos de la sociedad utilizan más agua y consumen más carne, para cuya producción se requieren aportes sustanciales de grano y agua.

En algunas zonas, la extracción de agua ha tenido consecuencias devastadoras sobre el medio ambiente. La capa freática de muchas regiones del mundo se reduce constantemente y algunos ríos, como el Colorado en el oeste de los Estados Unidos y el Amarillo en China, se secan con frecuencia antes de llegar al mar.

Por ser esenciales para la supervivencia y el desarrollo, a veces, las reservas de agua dulce han sido el origen de conflictos y reyertas, aunque también son motivo de cooperación entre quienes comparten los recursos hídricos. Las negociaciones sobre la asignación y la gestión de los recursos hídricos se han vuelto más frecuentes, a medida que aumenta la demanda del preciado elemento. Las cuestiones relativas al agua tienen repercusiones importantes en materia de género. En los países en desarrollo las mujeres suelen ser las encargadas de acarrear el agua y, según las estimaciones, anualmente las mujeres y las niñas invierten 10 millones de años-persona en el transporte de agua desde fuentes lejanas. También ellas tienden a sufrir las peores consecuencias de la falta de saneamiento.

Estadísticas fundamentales

· Aunque el 70% de la superficie del mundo está cubierta de agua, sólo el 2,5% del volumen total es agua dulce, mientras que el 97,5% es agua salada. Casi el 70% del agua dulce está congelada en los casquetes polares y, del resto, la mayoría se presenta como humedad del suelo o se encuentra en profundos acuíferos subterráneos inaccesibles. Menos del 1% de los recursos de agua dulce del mundo está al alcance del consumo humano.

· Están aumentando las zonas de escasez de agua y estrés por déficit hídrico, en particular en el norte de África y en Asia occidental. En los dos próximos decenios, se prevé que en el mundo se necesitará un 17% más de agua para cultivar alimentos para una población que crece en los países en desarrollo, y que el total de agua utilizada aumentará un 40%. En el siglo actual, una tercera parte de los países de las regiones que sufren estrés por déficit hídrico podrían tener que hacer frente a una grave escasez de agua y, para 2025, posiblemente dos tercios de la población del mundo vivan en países donde la escasez de agua será entre moderada y grave.

· Los recursos de agua dulce están distribuidos de manera muy desigual. Las zonas áridas y las semiáridas del mundo, que constituyen el 40% de la masa continental, reciben solamente el 2% de la escorrentía.

· Al ritmo actual, no sería razonable pensar que habrá pleno acceso al agua potable en África antes de 2050, en Asia antes de 2025 y en América Latina y el Caribe antes de 2040. En general, en las tres regiones, donde vive el 82,5% de la población del mundo, en el decenio de 1990 el acceso global aumentó del 72% al 78% del total de la población, mientras que el porcentaje de saneamiento aumentó del 42% al 52%.

· En los países en desarrollo, entre el 90% y el 95% de las aguas residuales y el 70% de los desechos industriales se vierten sin tratar y contaminan las reservas utilizables de agua.

· Aproximadamente el 70% de las tomas de agua -hasta el 90% en el trópico seco- se destinan a la agricultura de riego, y han aumentado más de un 60% desde 1960.

· Aproximadamente el 94% de los habitantes de las ciudades tenían acceso al agua potable a fines del año 2000, mientras que, para los habitantes de las zonas rurales, el porcentaje era sólo del 71%. En cuanto al saneamiento, la diferencia era aún mayor, ya que el 85% de la población urbana tenía el servicio, mientras que en las zonas rurales sólo el 36% de la población tenía saneamiento adecuado.

· Durante el decenio de 1990, unos 835 millones de habitantes de los países desarrollados consiguieron acceso al agua potable y aproximadamente 784 millones consiguieron acceder a servicios de saneamiento. Con el aumento de la migración hacia las ciudades, creció aproximadamente en 61 millones el número de habitantes de las zonas urbanas que carece de acceso al agua potable.

Qué es necesario hacer

En diciembre de 2001, los gobiernos y los expertos en cuestiones hídricas estimaron que, para alcanzar el objetivo del milenio de reducir la proporción de habitantes de todo el mundo sin acceso al agua dulce a la mitad en 2015, sería necesario que se cumplieran las condiciones siguientes:

· 1600 millones de personas necesitarán acceder a infraestructura y servicios hídricos adecuados.

· 2200 millones de personas necesitarán tomar conciencia de las cuestiones relativas al saneamiento y a la higiene.

· Se necesita una inversión mundial en todas las formas de infraestructura relativa al agua de hasta 180.000 millones de dólares EE.UU. Se estima que los niveles actuales de inversión ascienden a unos 70.000 y 80.000 millones de dólares. Sin embargo, para satisfacer las necesidades de la gente en materia de agua potable y saneamiento, la inversión necesaria es de casi 23.000 millones de dólares EE.UU. al año, considerablemente más alta que el nivel actual de 16.000 millones de dólares EE.UU. por año.

En la Cumbre de Johannesburgo se considerarán diversas propuestas sobre las formas de movilizar los recursos financieros internacionales y nacionales para la infraestructura y los servicios de agua y saneamiento, la transferencia de tecnología y el fomento de la capacidad. Hay otras propuestas, como mejorar la eficiencia de la utilización de los recursos hídricos y adoptar mecanismos para asignar agua, equilibrando la conservación ecológica con las necesidades domésticas del hombre, la industria y la agricultura.

Además, se están llevando a cabo preparativos para la celebración del Año Internacional del Agua Dulce en 2003, que hará tomar más conciencia al público sobre la necesidad de adoptar medidas, y, con una nueva campaña internacional llamada WASH - Agua, Saneamiento e Higiene para todos, se movilizará el apoyo político para la adopción de tales medidas en todo el mundo.





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Publicado por el Departamento de Información Pública
de las Naciones Unidas DPI/2253/Rev.2 - mayo de 2002.