Organización de las Naciones Unidas
Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer

Beijing, China - Septiembre de 1995
La mujer indígena se hace cargo de su destino

"Ahora la mujer se está levantando. Y cuando las mujeres de una nación

se levantan constituyen las voces más fuertes que pueden oírse
y esas voces no pueden ser silenciadas."

Diane Reed,
Presidenta de la Cree Society for Communications


La Mujer indígena se hace cargo de su destino

Índice

Introducción
Educación y Capacitación
Aspectos económicos y sociales


Introducción

Como parte de la campaña que condujo al reconocimiento del movimiento indígena internacional, las mujeres indígenas de todas partes del mundo están organizándose y creando sus propias redes y grupos para expresar sus preocupaciones y esperanzas.

La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, que se celebrará en Beijing (China) del 4 al 15 de septiembre de 1995, y el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo (1995 a 2004) les brindan a las mujeres indígenas oportunidades únicas para aumentar la sensibilización del público respecto de su situación. Entre las preocupaciones especiales de las mujeres indígenas se incluyen la supervivencia de sus comunidades, de su identidad cultural y el reconocimiento del papel fundamental que desempeña la mujer en los esfuerzos que se realizan por promover los intereses de las poblaciones indígenas en todas partes. Las mujeres indígenas esperan que estos dos acontecimientos de las Naciones Unidas conduzcan a la adopción de decisiones por parte de los Estados Miembros encaminadas a llevar a cabo reformas en sus constituciones con miras a incorporar en ellas los derechos de las poblaciones indígenas y que un mayor número de países ratifiquen la Convención No.169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en que se pide que se protejan los derechos de las poblaciones indígenas y tribales.

Un número cada vez más elevado de mujeres están tomando la iniciativa en relación con el apoyo que prestan a sus comunidades y han estado a la vanguardia en lo que respecta a la promoción de la causa de sus pueblos. Rigoberta Menchu Tum, ganadora del Premio Nobel de la Paz e India Maya, fue internacionalmente honrada por su labor de promoción de los derechos humanos de las poblaciones indígenas. La Sra. Menchu vivió en Méjico exiliada de su país natal de Guatemala, que sufrió más de diez años de una guerra civil destructora. Usó su experiencia personal de tortura e injusticia para apoyar su campaña por los derechos humanos de los indios de todas partes. En 1992 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz por sus actividades en la promoción de la paz.

Aumenta la participación de las mujeres indígenas en las estructuras políticas nacionales, aunque aún es insuficiente. Algunas mujeres indígenas participan actualmente en la política nacional a los más altos niveles. En Ottawa, por ejemplo, Mary Simon, una esquimal, fue designada recientemente la primera Embajadora del Canadá para asuntos circumpolares Las naciones circumpolares son el Canadá, los Estados Unidos, la Federación de Rusia, Finlandia, Noruega, Suecia, Islandia y Dinamarca, bajo cuya autoridad el Gobierno de Autonomía de Groenlandia administra el territorio de 42,000 esquimales.. La Sra. Simon se ocupará de cuestiones ambientales y de los efectos de los proyectos de desarrollo sobre las poblaciones.

Hay muchas mujeres más que no son conocidas internacionalmente, pero que están impulsando cambios en sus sociedades. En Colombia, Eulalia Yagari, a la edad de 14 años y contra la voluntad de su padre, fue la primera mujer de su comunidad que participó en una reunión orientada a aumentar la sensibilización del público respecto de la recuperación de las tierras, proceso que ha sido utilizado con buenos resultados por algunos grupos indígenas para recuperar la posesión de sus tierras ancestrales. En la aldea de Eulalia, 900 personas vivían en 60 hectáreas de tierra. Gracias a su labor, se distribuyeron más tierras a su comunidad como resultado de la campaña de recuperación de tierras.

Aunque fue encarcelada durante algunos días, Eulalia prosiguió sus actividades de organización y al final se le otorgó más tierra a su comunidad como resultado de la campaña emprendida por recuperar la tierra.

Eulalia también desempeñó un papel importante en el ámbito de su tribu al tratar de revivir sus tradiciones culturales. Se acercó a las mujeres de mayor edad de su tribu, quienes le enseñaron antiguas canciones e historias. Más tarde, Eulalia enseñó esas canciones a los niños de la guardería de la aldea, lo que constituyó un programa cultural que infundió en los niños un nuevo sentimiento de orgullo y autoestima. En la actualidad, Eulalia es un miembro de la Asamblea Provincial de Antioquia, en la región noroccidental de Colombia, y sigue ocupándose de cuestiones sociales con el fin de aliviar el infortunio de su pueblo.

Las mujeres indígenas encaran problemas enormes. Como la mayoría de las mujeres del mundo, han sido víctimas de la discriminación durante siglos. Pero como mujeres indígenas han sido objeto de una doble discriminación: por ser indígenas y por ser mujeres.

La discriminación de las poblaciones indígenas ha incluido el desalojo por la fuerza de sus tierras tradicionales, la exclusión de las esferas medulares en el plano político, económico y social; y el genocidio.

Como mujeres indígenas, en algunas comunidades, se les ha mantenido con frecuencia en una situación de dependencia. Se les ha marginalizado, se les ha negado el acceso a la tierra o se han visto sometidas a otras formas de discriminación.

En algunas regiones, la condición social de las mujeres indígenas se vio limitada grandemente en el momento de la colonización, con la imposición de nuevos sistemas políticos, económicos, sociales y culturales. Como se señaló en el Foro de Mujeres Indígenas del Ecuador, celebrado del 7 al 11 de septiembre de 1994, el colonialismo significó la pérdida de las tierras de las poblaciones indígenas, la introducción de un idioma sin sentido de la poesía, de una estructura política y administrativa irracional que no toma en cuenta las leyes de la naturaleza, y la imposición violenta de una religión judaico-cristiana en que la mujer es sinónimo de pecado.

Hubo un tiempo en que las mujeres indígenas desempeñaron un papel importante en sus comunidades: a la par del hombre, tomaban parte en el proceso de adopción de decisiones que afectaban al futuro de todo el grupo. Se les consultaba y sus opiniones eran escuchadas. Se las respetaba.

En muchos casos, la introducción de valores foráneos destruyó este equilibrio. Ello tuvo consecuencias negativas para la relación entre hombres y mujeres, así como para el papel de las mujeres en sus comunidades. Las mujeres fueron relegadas a una posición de importancia secundaria y se quebró la complementariedad tradicional de las funciones de los hombres y las mujeres.

En su vida cotidiana, en el marco de sus familias y comunidades, las mujeres indígenas encaran dificultades que se derivan de la falta de servicios básicos y de una educación deficiente o inexistente, entre otros problemas. Esos factores obstaculizan grandemente su participación en la sociedad.


Volver al inicio

Educación y Capacitación

En términos generales, el enfoque autoritario de la mayoría de los sistemas educacionales que se han impuesto a la población indígena no ha tomado en consideración la importancia de los valores tradicionales y culturales de esas poblaciones. Antes bien, en los sistemas educacionales se ponía el acento en la integración de los grupos indígenas en el molde nacional. Con frecuencia, la mayoría de los niños indígenas no podían adaptarse a esos sistemas y, en consecuencia, en las comunidades indígenas existen tasas de analfabetismo muy elevadas y una escasa preparación educacional. En Bolivia, por ejemplo, los niveles de escolaridad de las poblaciones indígenas son tres años inferiores a los de la población no indígena, y la diferencia es mayor en relación con las mujeres indígenas.

Recientemente se han introducido algunas medidas innovadoras para remediar esta situación. En las escuelas de Guatemala y de Bolivia, por ejemplo, a los niños indígenas se les enseña en su propio idioma, al igual que en español, para ayudarlos a preservar su identidad cultural. En algunas zonas se ha elaborado un sistema educacional para cada comunidad étnica, sobre la base de la diversidad lingüística y cultural.

Una escasa preparación educacional significa que la mayoría de las mujeres indígenas no pueden esperar sino ganar bajos salarios, en el caso de que encuentren trabajo. Según un informe dado a conocer en 1991 por la Oficina de Estadística de Australia, las mujeres aborígenes a menudo adquieren conocimientos en esferas reservadas tradicionalmente a la mujer, como trabajo de oficina, enfermería o en la enseñanza. Las que carecen de conocimientos trabajan principalmente en el sector no estructurado como sirvientas o trabajadoras agrícolas.

En consecuencia, a las mujeres indígenas les resulta muy difícil escapar del ciclo de extrema pobreza, explotación y empleo mal pagado. Según la Organización Internacional del Trabajo, los ingresos devengados por los aborígenes de Australia ascienden únicamente a la mitad del promedio nacional y la tasa de desempleo entre los aborígenes es cinco veces superior a la tasa de desempleo a nivel nacional.

No cabe dudas de que invertir en la mujer - dar prioridad a la educación y la capacitación de la mujer - en última instancia redundará en beneficio de todos los miembros de la comunidad. Y la educación apropiada es especialmente importante para las mujeres indígenas, pues a menudo son ellas principalmente las que conservan y transmiten su rica y diversificada cultura. En Bolivia, el Fondo de Contribuciones Voluntarias para el Año Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo suministró apoyo financiero a un proyecto de la Organización de Mujeres Aymaras del Kollasuyo (OMAK) orientado a enseñar a las mujeres indígenas de los Andes los conceptos de democracia y derechos humanos. En el proyecto se destacaba la importancia del proceso de votación como un paso importante en el camino hacia la autoemancipación de las mujeres indígenas y la inclusión de sus intereses en el programa político nacional. Las actividades de capacitación se llevaron a cabo mediante una serie de seminarios y programas radiofónicos.


Volver al inicio

Aspectos económicos y sociales

La realización del potencial de la mujer indígena es la clave para lograr mejores estándares de vida. Las propias mujeres desean que se les dé los medios y las herramientas para aumentar su independencia. El concepto de ejercicio pleno de los derechos de la mujer se ha descrito claramente en las palabras de una aborigen de Australia: "Si sólo has venido a ayudarme, puedes regresar a tu casa. Pero si consideras que mi lucha es parte de tu propia supervivencia, entonces tal vez podamos trabajar juntos."

Se ha producido un cambio elocuente en el concepto general de asistencia técnica, que antiguamente imponía sin consulta previa un determinado tipo de desarrollo en las poblaciones que la recibían, creando así una dependencia a largo plazo. Ese enfoque de arriba abajo resultó ser muy ineficaz. En la actualidad se está poniendo el acento en el fomento de la capacidad para valerse de medios propios y la independencia. Como reza el refrán chino, " si a un hombre le das un pescado, sobrevivirá por un día; si lo enseñas a pescar, él solo se alimentará toda la vida."

La importancia de la participación de la mujer en el proceso de desarrollo de su país se ha reconocido y subrayado en diversos foros de las Naciones Unidas. Algunos organismos de las Naciones Unidas han iniciado programas bilaterales con comunidades indígenas para permitirles que alcancen cierto grado de autonomía económica. Las mujeres indígenas han resultado ser muy receptivas a las actividades que generan ingresos. En Guyana, por ejemplo, un proyecto del PNUD contribuyó a que reviviera el antiguo arte tradicional del tejido de hamacas Wapishana y que éstas se comercializaran. Se produjeron hamacas de mayor calidad y se vendieron a 400 dólares de los EE.UU., en lugar de los 15 dólares que se obtenían previamente.

En vista de que muchos hombres de las comunidades indígenas emigran hacia las zonas urbanas en busca de empleo, las mujeres tienen que asumir mayores responsabilidades.

Pese a que participan intensamente en los aspectos económicos de sus comunidades, las mujeres indígenas aún encaran difíciles problemas sociales. La pobreza y la falta de oportunidades de empleo que afectan a esas comunidades dan lugar al alcoholismo, el uso indebido de drogas, la violencia doméstica y la prostitución. En "Once Were Warriors", película reciente producida en Nueva Zelandia y dirigida por el maorí Lee Tamahori, se expone vívidamente la desintegración de una familia maorí afectada por la violencia doméstica y la dificultad de hacer frente a los conflictos culturales, realidad que afecta a muchas de las poblaciones indígenas de ese país.

Otra esfera de inquietud para las mujeres indígenas es el limitado acceso a la atención de salud. En el Foro de Mujeres Indígenas del Ecuador, las mujeres señalaron a la atención el deterioro alarmante de las condiciones sanitarias en sus comunidades. Aunque muchas aldeas cuentan con servicios básicos de salud, esos servicios siguen siendo inadecuados y no satisfacen las necesidades de la población.

En 1990, por ejemplo, en el Ecuador murieron 517 niños indígenas de cada 1000 nacidos vivos como consecuencia de infecciones respiratorias e intestinales o malnutrición, enfermedades fácilmente curables. Algunos gobiernos sostienen que la ausencia de instalaciones y servicios médicos adecuados se explica por la lejanía de las comunidades tribales más que por la negligencia, y también por la renuencia de algunos grupos indígenas a utilizar los centros de salud disponibles.

En Venezuela, la población anu de la Laguna de Sinamaica encara graves problemas de salud debido al desarrollo industrial que ha causado problemas ambientales: el agua está muy contaminada, y los peces, que constituyen su principal fuente de alimentación, son cada vez más escasos. Por consiguiente, las poblaciones indígenas de la región padecen de malnutrición y de diversas enfermedades. Las organizaciones locales han iniciado proyectos con la participación de las mujeres con el propósito de mejorar las condiciones sanitarias, enseñar a las mujeres cuestiones relativas a la vacunación de los niños, la nutrición y la higiene, así como a la salud de la mujer.

La tenencia de la tierra es un cuestión de importancia para las poblaciones indígenas. En el norte de Arizona, en los Estados Unidos, familias indígenas se han negado a que se les traslade de sus reservaciones, oponiéndose a que promotores inmobiliarios adquieran las tierras y los lugares sagrados de sus comunidades. Para apoyar su posición, un grupo de mujeres de edad avanzada se han organizado y han iniciado un proyecto de tejidos. Con el producto de las ventas de alfombras tejidas a mano, las mujeres proporcionan los ingresos que permiten sobrevivir a las familias que se han opuesto al traslado. Las alfombras se venden en 24 Estados del país y en 1991 los ingresos obtenidos de las ventas ascendieron a 500.000 dólares de los EE.UU.

La determinación de las mujeres indígenas de hacerse cargo de sus destinos se expresa de forma inequívoca en el número cada vez más elevado de mujeres indígenas que están asumiendo un papel rector en sus comunidades y participando en foros nacionales e internacionales. A nivel internacional, el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo brinda una excelente oportunidad a las mujeres indígenas para desarrollar nuevas relaciones con el sistema de las Naciones Unidas y con otros grupos indígenas del mundo, sentando así las bases para una mayor cooperación y comunicación. El fortalecimiento de esas asociaciones potenciará considerablemente los esfuerzos que se realizan a nivel local y nacional para resolver los problemas a que hacen frente las mujeres indígenas de todo el mundo.


Volver al inicio
Volver a la página principal