ISO: BEL *************************************************************************** The electronic version of this document has been prepared at the Fourth World Conference on Women by the United Nations Development Programme (UNDP) in collaboration with the United Nations Fourth World Conference on Women Secretariat. *************************************************************************** AS WRITTEN DISCURSO DE LA REINA FABIOLA en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre las Mujeres Beijing, septiembre 1995 Señora Presidenta: Señor Secretario General: Señoras, Señores: Queridas hermanas del mundo entero: Me siento muy unida a todas Vds. con el corazón dolorido al ver la insigne dignidad de la mujer tan frecuentemente pisoteada. Pero todos queremos contribuir aquí, de manera decisiva, para hacer respetar esta dignidad en el mundo entero. Recuerdo un proverbio árabe que dice: "Ven a mí con tu corazón y yo, a cambio, te daré ojos". Tres temas impresionan vivamente a los ojos de mi corazón: 1. La situación de las mujeres rurales, sobre todo en los países pobres. 2. Las violencias que sufren las mujeres en el mundo entero. 3. El papel que la familia debe desempeñar como lugar de aprendizaje de la dignidad y de la igualdad de la mujer. En primer lugar me dirijo a Vds. en nombre del Comité Director Internacional para la promoción económica de las mujeres rurales. Con él quisiera hacer un llamamiento urgente y solicitar que esta conferencia dé prioridad a las mujeres rurales sobre todo de los países pobres. La Declaración sobre la Promoción Económica de las Mujeres Rurales, adoptada en Ginebra en 1992, ha sido aprobada después por el ECOSOC y por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Nuestro Comité Internacional sigue su puesta en práctica. En efecto, las discriminaciones e injusticias que sufren las mujeres rurales de los países pobres son, sin duda alguna, las más graves de cuantas afectan a la mujer. Son explotadas a distintos niveles a través de las duras tareas asumidas desde su niñez, a menudo excluídas de la formación escolar, poco o nada remuneradas, y abandonadas para asumir sólas la supervivencia de los hijos quienes son, con ellas mismas, las primeras víctimas de la desnutrición. Todas tienen que afrontar obstáculos culturales, sociales y económicos y, muy a menudo, prácticas costumbristas seculares que las mantienen en una situación de nferioridad y dificultan su desarrollo. Todo esto conduce al éxodo rural y a la feminización de la pobreza que afecta hoy en día a cientos de millones de mujeres rurales en el Tercer Mundo. Esta condición de inferioridad de tantas mujeres constituye en sí una grave injusticia. La negación de su dignidad perjudica además al conjunto de la sociedad porque penaliza a estas mujeres que contribuyen, sin embargo, de manera esencial al desarrollo económico y social de su país, desempeñando una función vital para el bienestar de su familia y de toda la comunidad.La mejora de su condición no es sólo una cuestión de dignidad de la persona humana, es también una condición imprescindible para el desarrollo duradero de su país. Recomendamos 5 medidas concretas: 1. el acceso de la mujer rural a la enseñanza, lo que implica la supresión de trabajos abusivos de las jóvenes para que, desde su infancia, puedan beneficiarse, como los chicos, de una enseñanza regular; 2. una formación diversificada y adaptada a las necesidades específicas de las mujeres rurales y, particularmente, su formación sanitaria básica, que genere salud para toda la familia y mejore su situación socio-económica; 3. igualdad en el acceso a los servicios de sanidad, a la propiedad y al crédito, lo que necesita la modificación de las legislaciones y de las costumbres, a menudo discriminatorias, con respecto a las mujeres; 4. la creación de asociaciones femeninas no gubernamentales e independientes que ayuden a las mujeres a asumir, de derecho, responsabilidades en sus familias, sus comunidades y sus naciones; 5. la participación concreta, a través de asociaciones, en los proyectos de desarrollo que les conciernen . Dos ejemplos dignos de mención son: la Grameen Bank en el Bangladesh y The Aids Support Organisation o TASO en Uganda (dos organismos galardonados con el premio Rey Balduino para el desarrollo). Finalmente la comunidad internacional debe adoptar también algunas medidas concretas. 1. Los países ricos deberían anular las deudas públicas de los países más pobres, como ya lo hacen algunos, y acrecentar su ayuda al desarrollo. Además tendrían que incrementar y coordinar mejor las sumas dedicadas a los proyectos de promoción de la mujer, principalmente de la mujer rural. 2. También hay que tener en cuenta que, ante los problemas específicos relativos a las mujeres y a sus familias, aquellas deberán ser asociadas, desde un principio y sistemáticamente, como interlocutoras en la elaboración de todos los proyectos y estrategias que las afectan, ya sean nacionales o internacionales. Para ello es necesario establecer en ambos niveles estadísticas diferenciadas según el sexo, a nivel nacional e internacional. 3. Evitemos, en fin, que se vean obligadas las mujeres a aceptar programas de reajustes estructurales impuestos por organismos internacionales en los que quedan discriminadas. Abordemos ahora el problema de la violencia de la que son víctimas las mujeres en el mundo. En el pasado mes de enero se publicó el primer informe de las Naciones Unidas sobre estas violencias. Se refiere sobre todo, y cito, "a violaciones, prostitución forzada, mutilaciones sexuales, acoso sexual, malos tratos en el hogar, desigualdad de sueldos". Dicho informe subraya que la causa más grave de violencia contra las mujeres es la indiferencia y la inercia de algunos gobiernos ante estos crímenes. Pienso concretamente en aquellos países donde se practica el infanticidio de las niñas a gran escala. Hace poco Amnistía Internacional presentaba también un interesante informe sobre estas formas de violencias. Es imprescindible que cada año las Naciones Unidas y Amnistía Internacional publiquen tales informes con el fin de aumentar la presión de la opinión pública mundial sobre los gobiernos. 1 / Llamo particularmente su atención sobre estas mujeres de los países pobres del mundo y de los países en transición que, atraídas con falsos pretextos, se ven forzadas a la prostitución, principalmente en los países industrializados pero también en los países pobres. Esto se da también entre los países muy pobres y menos pobres, y entre regiones de un mismo país. Es preciso combatir a escala nacional, pero también internacional, estos tráficos, cada vez más organizados por auténticas mafias internacionales, que constituyen una nueva forma de esclavitud. En abril de este año el Parlamento belga adoptó una ley que reprime duramente dicho tráfico a raíz de una seria encuesta de una comisión parlamentaria. A propósito de lo que venimos diciendo pediría tres cosas: a) En primer lugar, que todos los países afectados por estos tráficos criminales adopten legislaciones que los castiguen severamente, si aún no se ha hecho así. Naciones Unidas debería hacer regularmente un informe sobre la lucha contra esta esclavitud. Las organizaciones no gubernamentales juegan un papel indispensable en este combate. b) En segundo lugar - como ya lo ha propuesto el ECOSOC- pido que la Asamblea General de las Naciones Unidas adopte la jornada del 2 de diciembre como el día de la lucha contra todas las formas de esclavitud moderna y que, en diciembre de 1996, esta jornada mundial se centre en la lucha contra el tráfico de las mujeres y los niños. c) Finalmente ¿cómo no relacionar con el tráfico de los seres humanos la pornograffa, que se extiende a escala internacional y es financiada fundamentalmente por el Occidente? Es un ataque criminal contra la dignidad de mujeres y de niños convertirlos en objetos de comercio. A este propósito pido que las Naciones Unidas y las demás organizaciones internacionales involucradas, establezcan un código ético exigible a todos los medios de comunicación como a los de la informática 2 / Segundo ejemplo de violencia: la situación de las mujeres refugiadas o desplazadas en campos o en otros lugares. Sin medios de subsistencia son el blanco fácil y vulnerable -con frecuencia víctimas de violencias sexuales- que padecen los sufrimientos y las angustias del éxodo, así como los daños físicos que llevan consigo traumatismos psicológicos, exclusiones sociales y la mayor de las soledades. Por otra parte, a muchas mujeres no se les reconoce el estatuto de refugiadas políticas porque se encuentran desplazadas en campos de su propio país. Todos conocemos el trágico ejemplo de los campos de Bosnia Herzegovina. A este respecto pido que el Convenio de Ginebra de 1951, relativo al estatuto internacional de los refugiados, se complete con un protocolo o una declaración que especifique los principios que hay que aplicar para ayudar a estas personas. Hablemos ahora del tercer punto: el papel insustituible que la familia tendría que desempeñár como lugar de aprendizaje de la dignidad y de la igualdad de la mujer. La familia es el lugar idóneo donde, desde el primer momento de la existencia, la dignidad y la igualdad de todos deberían ser reconocidas y vividas en la vida cotidiana y protegidas por una sociedad democrática y respetuosa de los derechos del individuo. La dignidad humana implica el igual derecho a la felicidad y al desarrollo integral de la persona, es decir el derecho de ser amado y de amar cada uno según sus diferencias y sus complementaridades.Estoy profundamente convencida de que la unidad de la célula familiar que cumple la decisiva tarea de la educación de los hijos y en la que cada miembro debe gozar de igual valor, es la base de todas las sociedades y constituye un bien universal, que influye fundamentalmente en la vida económica, social y cívica. Es en el ámbito familiar donde cada niño debe poder hacer la insustituible experiencia, a la vez de su propia identidad y de su valor igual al de los otros. La familia, cuna en la que se aprenden el amor y el respeto a las personas, debería hacer a cada joven responsable de sus actos y abierto a los demás. De esta manera, gracias al aprendizaje de dichos valores dentro de su familia, el adulto podrá resistir más tarde a los peligros, o bien de un excesivo individualismo, o bien de un condicionamiento social y cultural o económico contrarios a la libertad y a la dignidad de cada uno. Esta dignidad es inalienable y universal y exige que la persona humana no se encuentre jamás subordinada a los poderes de la economía, de la política o de ciertas tradiciones. Olvidar esto conduce a terribles injusticias individuales o colectivas. Ahora bien ¿no asistimos sin embargo a ejemplos impresionantes de este tipo de injusticias, que provienen precisamente de la falta de respeto a la mujer y a la familia? La mujer rural pobre que, a menudo, tiene que asumir la carga -y además no pocas veces, como sola responsable de la familia,- la función parental, educativa y de producción económica ¿cómo podrá desempeñar sola esta triple misión sin que una de ellas vaya en detrimento de las otras dos? ¿Qué queda de la dignidad de la mujer que sufre violencias en el seno de su propia familia ? (¿o de la mujer refugiada que vive a menudo en condiciones espantosas?) ¿Qué queda aún de la dignidad de la mujer (víctima del tráfico mafioso) convertida en la imagen-objeto que tan a menudo nos transmite el Occidente materialista? Todos juntos y con un espíritu de diálogo, tenemos que llevar adelante el combate por la dignidad y la igualdad de la mujer. Esta lucha no tiene como objetivo solamente a las mujeres sino a toda la sociedad, porque un mundo en el que se respeten mejor, a partir del nivel familiar, la dignidad y la igualdad de la mujer, será un mundo menos violento y más armonioso. Mi bien amado, el Rey Balduino, poco antes de su muerte, nos recordaba que "es indispensable que recuperemos los valores básicos de nuestra civilización, especialmente la solidaridad, la justicia, la tolerancia, el respeto a la familia y a cada individuo. Siempre que la sociedad se aparta de estos valores sufre y hace sufrir a otros", nos repetía el Rey. Todos estos valores contribuyen a la dignidad humana. Constituyen la felicidad y la verdad de mi vida. Gracias.