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Secretario General Ban Ki-Moon

Memoria del Secretario General sobre la labor de la Organización

E. Coordinación eficaz de la labor de asistencia humanitaria

Helicóptero del PMA entregando ayuda Los efectos humanitarios de los desastres causados por el hombre y naturales en el último año pusieron a prueba una vez más las capacidades de respuesta de los agentes nacionales e internacionales. Se nos recordó nuevamente la importancia de la adhesión a los principios humanitarios, el acceso oportuno a la población afectada y la mayor protección de los civiles. Presenciamos la intensificación de algunos conflictos armados internos que causaron el desplazamiento de millones de personas. El nivel de desplazamiento mundial es el más alto en casi 20 años. Las consecuencias humanitarias de los enfrentamientos en la República Árabe Siria fueron especialmente graves. Hubo también más de 300 desastres naturales, entre ellos ciclones, inundaciones, sequías y terremotos, que causaron la pérdida de unas 9.300 vidas, afectaron a 106 millones de personas y provocaron daños económicos por valor de 138.000 millones de dólares. Fue el tercer año consecutivo en que las pérdidas como consecuencia de desastres económicos superaron los 100.000 millones de dólares.

En 2012, las Naciones Unidas y sus asociados pidieron 8.700 millones de dólares para prestar asistencia a 51 millones de personas que vivían en 16 países. La financiación para los llamamientos consolidados y de emergencia de 2012 en términos monetarios (5.300 millones de dólares) y en proporción con las necesidades (63%) fue similar a 2011, aunque considerablemente menor que en 2009 y 2010 (7.000 millones de dólares y 7.200 millones de dólares respectivamente). El Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia Disponible en inglés recibió 427 millones de dólares de los donantes para 2012.

Las grandes tendencias mundiales, como el crecimiento de población, la urbanización, el crecimiento económico desparejo, el aumento de la desigualdad, las transiciones políticas repentinas o prolongadas y el cambio climático, indican que seguirán aumentando las necesidades humanitarias. Las consecuencias de los desastres para el desarrollo nacional y regional, así como para el crecimiento económico, ya han hecho que muchos gobiernos incrementen las capacidades nacionales de gestión de desastres. Las personas afectadas por emergencias también utilizan cada vez más la tecnología para expresar sus necesidades y para buscar recursos en sus propias comunidades, vecinos y gobiernos. Los agentes humanitarios pueden utilizar la tecnología para distribuir asistencia en forma más rápida y eficaz en función del costo, y para determinar los riesgos a fin de mejorar la coordinación y la planificación. Será esencial prestar apoyo a la innovación en el sector y que las organizaciones humanitarias aprovechen las oportunidades que puede proporcionar la tecnología.

Los Estados Miembros y los agentes humanitarios siguen siendo mejores en la respuesta a las crisis que en su prevención o la preparación para ellas. Las Naciones Unidas, habiendo reconocido esto, hicieron de la resiliencia una de las prioridades del programa de actividades humanitario para 2012, mediante una colaboración más estrecha entre los organismos humanitarios y de desarrollo para gestionar los riesgos y enfrentar las debilidades subyacentes. Será necesario aumentar las sinergias entre las actividades de reducción del riesgo de desastres, incluida la preparación, y las de mitigación del cambio climático y adaptación a él.

En vista del cambiante entorno humanitario, debemos continuar adaptando y actualizando el sistema internacional de asistencia humanitaria, haciéndolo más inclusivo e interoperativo, conectando y reuniendo a todos los agentes que quieren y pueden contribuir a distintos aspectos de la preparación, la respuesta, la resiliencia y la recuperación. Debemos asignar mayor importancia a las pruebas, la innovación y las asociaciones de colaboración, así como a la mejora de la capacidad, especialmente en el nivel local. Debe hacerse más para trabajar con los países afectados. Se está preparando una Cumbre Humanitaria Mundial para 2015 o 2016, a fin de analizar el cambiante entorno, acordar formas de adaptarse a él y ajustar las medidas humanitarias para los desafíos que se presentarán en el futuro.